Edición Número 56, Girardot, Febrero 7 de 2019:-MUSICA PARA EL LIBERTADOR
Edición Número 56 Girardot, febrero 7 de 2019
MUSICA PARA EL LIBERTADOR (ACORDES FINALES)*
El Libertador aquejado de salud emprende un viaje sin
regreso. Después de salir de Santa Fe de Bogotá y recorrer el territorio
nacional, atravesar Los Andes y bajar por el río Magdalena, llega a Santa
Marta, a donde fue acogido con agrado y benevolencia. ¿A dónde se dirigía
Bolívar? Es una pregunta sobre la que se ha especulado, lo cierto es que en esa
ciudad lo sorprendió la muerte. En su última proclama (1) el Libertador ofreció
su vida, siempre y cuando cesaran las disputas entre los partidos políticos que
comenzaban a enfrentarse por el poder. El 17 de diciembre de 1830 murió en la
Quinta de San Pedro Alejandrino, a donde había sido trasladado por su estado
delicado de salud y el clima podría ayudarlo a superar sus quebrantos.
El cadáver fue trasladado a la casa de la Aduana en
Santa Marta, allí fue embalsamado por el doctor Alejando Próspero Reverend,
quien lo había atendido en sus últimos días, desde su llegada a Santa Marta,
escribió 33 informes (2) sobre el estado de salud del Libertador. El general
Mariano Montilla ordenó el sepelio lo mejor posible, el cual se realizó el día
20 de diciembre, con la asistencia de su séquito de militares, sus pocos
amigos, los veteranos de la independencia y la población de Santa Marta, que se
volcó masivamente para acompañar al más grande de los americanos. Sus restos
fueron depositados en una humilde bóveda en la catedral. El gobierno nacional
no tuvo mayor participación en las honras fúnebres.
Tal como lo definió el general Montilla su sepelio y
honras fúnebres se realizaron con toda distinción y el recogimiento que exigía
el personaje. El político y escritor Luis Capella Toledo nos dice sobre este
hecho lo siguiente: <<jamás había desplegado Santa Marta tanta
magnificencia, ni sentido tanto dolor. La ciudad que no había hecho nada por la
Independencia de la Patria, se enorgullecía de guardar en su seno las cenizas
de aquel que lo había hecho todo>>.
Refiriéndose a las personas asistentes y
particularmente a las mujeres comenta que <<en medio de las mujeres del
pueblo que iban acompañando al féretro, veíase una extranjera, como de treinta
y seis años de edad, bella todavía, no obstante la palidez mortal de su
semblante. Llevaba un cirio en la mano derecha y en la otra una corona de
siemprevivas. Por el movimiento de sus labios se comprendía que iba en
oración>>. El personaje que describe Capella es la francesita Anne
Lenoit, la siempreviva, el amor de Bolívar, la única de sus amores que asistió
al sepelio, que marchó de Tenerife a visitarlo y lo encontró muerto. Bolívar la
había conocido 17 años atrás al principio de sus incursiones en el río
Magdalena. Cuando sirvió a órdenes de Pierre Labatut y de Rodríguez Torices,
entonces Presidente de Cartagena.
La ciudad toda entró en luto, la tristeza embargó a
todos los corazones y los samarios tuvieron que resignarse a la crueldad de la
vida: la muerte. El Libertador había muerto en ella y sus admiradores y
seguidores no tuvieron otra opción que aceptar la desaparición del genio de las
Américas. Los funerales tuvieron el acompañamiento de una marcha fúnebre
compuesta para el momento por el maestro francés Francisco Sieyes y el Batallón
Militar la ejecutó durante el sepelio.
Aunque Mompox y Cartagena, tuvieron una importancia
musical, tanto en el siglo XVIII como en el XIX, a Santa Marta le cabe el honor
de tener una banda de música organizada y dirigida por el maestro francés Francisco de Sieyes, quien
recibió la orden del general Mariano Montilla, al morir el Libertador, para que
compusiera una marcha fúnebre para la ocasión. Y así se hizo, fue estrenada
<<en el entierro, la cual fue ensayada con buen éxito durante los tres
días que el cadáver del Grande Hombre permaneció en cámara ardiente, en la casa
antigua Aduana de Santa Marta>>.
La importancia de la existencia de la banda del maestro Sieyes en Santa Marta,
es determinante al revisar el papel de la vida social y la música en la ciudad
en el siglo XIX.
JOSE C. ALARCON. MUSICO E HISTORIADOR |
Un detalle interesante desde el punto de vista
histórico y social lo constituye el hallazgo que encontró el historiador y
músico del siglo XIX, José Concepción Alarcón. Alarcón ejercía como maestro de
teoría y piano en la Sección de Señoritas del Instituto Departamental de Música
creado en 1890, desde la cátedra y por su actividad de músico y su olfato de
historiador se dedicó a indagar, sobre quiénes habían participado en la banda
que ejecutó la marcha, cuántos quedaban vivos y quiénes se sabían la marcha.
Este autor que se caracterizó por su búsqueda y precisión de algunos datos y
hechos acaecidos en su tiempo, que combinó la utilización de documentos
históricos para escribir la historia samaria, usó igualmente la tradición oral
para reconstruir una historia más objetiva. Alarcón reconstruyó la lista de los
integrantes de la banda que participaron en el sepelio del Libertador Simón
Bolívar, el hecho es tan significativo para la prensa samaria que el periódico
La Semana, número 9 del 17 de enero de 1891, publicó la noticia con un título
muy expresivo:<<Valioso hallazgo>>, era claro que a la fecha no se
conocían a ciencia cierta quiénes eran los ejecutantes de la Marcha fúnebre preparada
especialmente para ese día y la misma partitura de la pieza fúnebre.
La nota en comento dice. <<Debido la laboriosidad del profesor señor don José C.
Alarcón, y a la veneración que él tributa a la memoria del Libertador estamos
en posesión de la marcha que se tocó en el entierro del padre de la patria
Simón Bolívar. El señor Alarcón encontró este precioso documento en la memoria
de los señores Luis Santrich y don Luis
Elías. Este último músico de la banda del batallón milicias de esta ciudad que
prestó su servicio de plaza durante cuatro años; y cuya banda fue la que hizo
el toque de la marcha, compuesta expresamente para ese objeto por el director
don Francisco Sieyes>>. Como se desprende de esta primera parte de la
noticia, Alarcón con la ayuda de dos informantes testigos de excepción,
reconstruyó en primer lugar la banda y sus integrantes. En segundo lugar,
escribió la partitura que por conducto de Luis Santrich y Lui Elías le cantaron
de memoria y él escribió la música. Veamos en primer lugar el tema de los
integrantes de la banda y luego revisamos el tema de la marcha y todo lo que
eso origina.
El periódico reseñado afirma textualmente y para
evitar equívocos que: <<sabemos que componían dicha banda los señores;
José María Sará, Requinto; Pascual Tapia, Clarinete; Cundino Zagarra,
Clarinete; José Lucio Noriega, Clarinete; Francisco Javier Suárez, Clarinete;
Pedro Fiol, Clarinete; Catalino Hernández, Flautín; José Jesús Maestre,
Flautín; Ventura Sequeira, Flautín; Juan
de Dios Prado, Flautín; José Dolores Granados, Flauta; Luis Elías, Bugle; Pedro Surqui, Bugle;
Manuel José Acosta, Trompa; Pedro Acosta, Trompa; Manuel Cabás, Trombón; José Rodríguez, Trompa; Lucas Sierra, Fagot;
Gregorio Martínez, Fagot; José María Martínez, Fagot; Manuel Hernández
(Michingo) Clarín; Juan Fiol,
Clarín; Domingo Castillo, Redoblante;
Vicente Mendoza, Bombo; José del Carmen Noriega, Platillero; Francisco
Granados, Triángulo; José Martínez, Pandero>>.
Resumiendo encontramos que la banda está integrada
por: cinco clarinetes, cuatro flautines,
dos bugles, dos trompas, tres fagotes, dos clarines, una flauta, un requinto,
un bombo, un platillo, un redoblante, un triángulo y una pandereta, en total
son 25 instrumentos. La nota agrega, que de los anteriores músicos, sólo hay
vivos el señor Luis Elías, que para el momento contaba 88 años y el señor Juan
de Dios Prado, que residía en la vecina Barranquilla.
Lo cierto es que en la ciudad existe una tradición
musical desde mucho antes del sepelio del Libertador, pero no deja de ser
significativo el hecho de la existencia de una banda <<organizada>>
y dirigida por un francés. Por otra parte, la presencia de los instrumentos
utilizados y ejecutados es una muestra que dicha actividad musical estaba
acentuada en la ciudad samaria. Es pertinente anotar que la banda y la marcha fúnebre son dos hechos
importantes para la historia social de la música en Santa Marta, por ello, nos
parce oportuno hacer algunas referencias a la recuperación de la partitura de
la marcha; la original, desapareció.
Esta labor estuvo en cabeza del historiador Alarcón, quien le revela al
periódico La Semana, detalles sobre la misma y que el semanario comenta en los
siguientes términos: <<sabemos también que el señor Alarcón tiene
arreglada la marcha para música militar, compuesta de requinto en Mi bemol;
clarinetes, pistones, contraltos, barítonos, bugle, sexhornos y bombardinos en
Si bemol, trombones en Fa, flautín en Re bemol, y corno, tal como están
organizadas las bandas en Bogotá>>.
Según se comenta la marcha fue arreglada por el mismo
Alarcón para ser interpretada en piano, y se imprimieron varios números que se
distribuyeron. Según la prensa Alarcón <<para probar que lo que ha
escrito es la misma marcha que se ejecutó por la banda de esta ciudad, en el
entierro del Libertador, ha pedido al Juez de este Circuito en lo civil, se
sirva hacer rendir declaración, precediendo a ella la audición de la pieza, a
los señores Luis Elías y Domingo Machado, sobre su identidad. El señor Machado
es el único que vive de los que formaron aquel batallón, y tuvo la honra de
componer la guardia que tributó los honores fúnebres al Libertador, como guarda
de honor>>. Frente a estos hechos Jorge Luis Arango en sus Hojas de Cultura, encontró un expediente
en el Museo Nacional, que transcribimos: <<Señor Juez Municipal del
Distrito: Yo, José C. Alarcón, colombiano y mayor de edad, a Ud. pido se sirva
recibir declaración jurada a los señores Manuel J. Guardiola, María Dolores
Barranco, Luis Elías y Domingo Machado, sobre los siguientes puntos: 1. Si
conmigo los comprenden los generales de ley; 2. Digan los primeros (Sr.
Guardiola y Sra. Barranco) si saben de una manera cierta que el señor Luis
Santrich, antes del ataque que le ha conducido de gravedad a la cama, me contó
y yo escribí la marcha que sirvió para el entierro del Libertador Simón
Bolívar. Así mismo dirán, la edad que sepan, cuenta el Sr. Santrich; 3. Digan
los otros dos (Srs. Elías y Machado) si la notación musical que a continuación
de inserta, la cual haré que oigan ellos ejecutar, corresponde exactamente a
dicha marcha, si saben que la ejecutó en el entierro la música del batallón
milicias de esta ciudad; y si saben que ella fue impuesta expresamente para
igual acto (20 de diciembre de 1830) por el director Francisco Sieyes. 4. Si saben si además de dicho señor Elías y del
señor Juan de Dios Pardo, haya vivo algún otro de los que componían aquella
banda. Espero que al fin se servirá Ud. certificar sobre la idoneidad de estos
cuatro testigos. Y que concluidas que sean estas diligencias me las devolverá
originales. Santa Marta, enero de 1891 (Fdo.) José C. Alarcón. Otro sí digo:
que en lugar de la declaración del Sr. Domingo Machado sirva Ud. pedir
certificación firmada al Sr. Doctor José Antonio Granados, presidente del
Tribunal Superior del Distrito Judicial del Magdalena, sobre las palabras que
oyó a dicho Sr. Machado en su propia casa, el día 4 del presente cuando, por un
acto de honrosa condescendencia, dicho doctor Granados ejecutó en la flauta la
clave de sol de la pieza de música que corre inserta en estas diligencias.
Presentado en su fecha y puesto al despacho (Fdo.) Avendaño,
Secretario>>.
No conocemos los efectos reales de la diligencia
solicitada, pero sí que la partitura fue incluida en el libro escrito por
Alarcón a finales del siglo XIX, en la edición de 1963 que estuvo a cargo del
académico José María Valdeblanquez, quien hizo comentarios y adicionó algunas
informaciones valiosas.
Pero la intención del historiador y músico Alarcón, no
se contentó con adelantar las gestiones del esclarecimiento de la partitura de
la Marcha Fúnebre que se interpretó en las exequias de Simón Bolívar, en Santa
Marta con los dos sobrevivientes de tal acontecimiento: uno como músico y otro
como integrante de la guardia de honor, sino que <<por conducto del señor
don Rafael Salzedo, ha remitido (…) a uno de los Jueces de Barranquilla un
escrito, pidiendo la declaración al señor Juan de Dios Prado, previa audición
de la marcha; y tanto en este escrito, como el dirigido al Juez de esta ciudad,
la pieza figura escrita en papel sellado, en el mismo memorial>>. Además
de estos detalles interesantes para que sea reconocida la originalidad de la
marcha el periódico revela que <<a los cuatro días de haberle cantado el
señor Santrich al señor Alarcón la marcha, le dio el ataque que lo ha reducido
a cama. Les consta todo esto, a la
señora Dolores Barranco y al señor Manuel I Guardiola. Por poco se pierde este
documento, con la exactitud que lo guardaba la memoria del señor
Santrich>>. Son esos pequeños detalles de los que está llena la historia.
De ahí la importancia de recurrir a la tradición oral para desenredar algunos
hechos no dejados sentados en actas, normas o discursos. Esa es la historia de
la partitura de la marcha publicada en el libro de Alarcón.
Ahora bien, dado este descubrimiento y su respectiva
reconstrucción, el periódico le parece
oportuno solicitar a las autoridades civiles de todo orden que <<como
tributo a la memoria de Bolívar, debieran tanto el Supremo Gobierno, como los
Departamentales, hacer que esa marcha formara parte del repertorio de las
bandas del Ejército y de las oficiales, y hacer que sea ejecutada en todos los
actos en que ella sea pertinente, tal como en las retretas fúnebres. Hasta en
las Academias, Institutos y Escuelas Oficiales de Música, debe hacerse conocer
y estudiar esa marcha, que si acaso no
tuviere gran mérito artístico, el del objeto a que fue destinada, es
inapreciable para Colombia, y lo será también sin duda para la las naciones
deudoras al genio del Libertador y que admiran su gloria>>. El
articulista compara la marcha con << Dios salve a la Reina>> que
los ingleses entonan a todo pulmón afirmando que <<en sí no es una
composición de mucho mérito, pues actualmente lo que hay en ella de notable es
la instrumentación y el arreglo de los maestros, y es de este modo como ha
pasado a ser pieza expresiva del sentimiento nacional y causa de
entusiasmo>>.
APOSENTOS DEL LIBERTADOR |
Así concluye este artículo / noticia que tiene un
doble valor para nuestro estudio, por un lado la identificación de los miembros
de la banda que interpretó la Marcha Fúnebre en el sepelio del Libertador y los
instrumentos que se emplearon para ejecutar la melodía. En segundo lugar la
recuperación del contenido de la misma pieza musical que estuvo a punto de
perderse, como hemos señalado anteriormente, por estar en la memoria de Luis
Santrich y el músico Luis Elías.
___________________
* LATITUD
(LA REVISTA DOMINICAL DE EL HERALDO)/
BARRANQUILLA/ 24.07.2016 (TEXTOS Y FOTOGRAFIAS)
** Nació en Pinto-Magdalena (1955). Sociólogo,
candidato a Doctor en Historia de América Latina – Mundos Indígenas. Ha sido
docente universitario en Bogotá, Santa Marta, Riohacha, Barranquilla,
Cartagena, se ha desempeñado como profesor invitado del programa de Sociología
de la Universidad Popular del Cesar. Entre sus libros: ‘Joselito Carnaval.
Análisis del Carnaval de Barranquilla’, ‘El Carnaval: La Segunda Vida del
Pueblo’, ‘El Hombre y su Río’, ‘Vírgenes, Máscaras y Tambores. La Religiosidad
Popular en el Caribe Colombiano´, entre otros.
(1) Nota Administrador (N.A.): Ver Edición N° 10 Historia de Girardot & Guataquí (diciembre 2017).
(2) N.A.: Ver Edición N° 10 Historia
de Girardot y Guataquí (Diciembre 2017).
Edición Número 56, Girardot, Febrero 7 de 2019
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