martes, 28 de febrero de 2023

   Edición Número 185, Girardot,  Febrero 28 de 2023:-EDUARDO CARRANZA: UN CANTOR DE SU PAÍS

Edición Número 185 Girardot, Febrero 28 de 2023

EDUARDO CARRANZA: UN CANTOR DE SU PAÍS


Por FABIO PUYO VASCO *





EDUARDO CARRANZA FERNÁNDEZ

 

El Maestro parecía que hubiera existido siempre. Estaba cerca de lo intemporal y su discurrir lleno de cosas reales, de olivares, de tierra dura, no hacía sino mantener latente un contraste que él advertía con socarronería: el poeta ser humano. El hombre divinizado.

Los que lo conocimos tuvimos la impresión de que su amistad no había tenido nunca principio, ni un primer día, ni un saludo inicial. Formaba parte de una Colombia que antecedió a todos menos a él. Mejor, que había nacido con él. Carranza era como la bandera, como el mapa, como el himno de la patria. O mejor, todos a una.

No tenía de la amistad un concepto. El era la amistad. La entrega permanente a sus amigos mediante una llamada, una nota, el pensamiento constante. En los últimos años de su vida le tocó ver desaparecer a muchos de sus compañeros de viaje.  De aquellos con quienes había compartido y platicado. Y esta circunstancia lo entristecía como a nadie. Confesaba con dolor que no pasaban quince días sin conocer una noticia de ausencia. Y como practicaba la solidaridad por encima de la geografía y la distancia, pensaba filosóficamente que los años maduros iban acompañados de desgarramientos interiores que por previsibles no dejaban de ser injustos.

Gozaba con la camaradería y la tertulia. Conversador iluminado, combinaba la anécdota oportuna con la confesión de parte. Se sabía escuchado, pero tenía la sabiduría suficiente para oír. Su charla entre picaresca y solemne tenía la medida de su solidez literaria. Palabras fáciles, profundas, sonoras. Hablaba acompasadamente sabiendo que el lenguaje se sentía ennoblecido con su voz.

Con el pretexto de reunión, de verse con su gente, organizaba almuerzos y tenidas en los sitios más variados. Encontraba platos fuera de la carta en restaurantes fuera de la ruta. Abstemio voluntario y a la fuerza en sus últimos tiempos, recurría al consejo científico de su queridísimo “Pote” Martínez Capella para acertar siempre con el mesón adecuado. Lo recuerdo con puntualidad de parlamentario británico, sentado siempre de primero, esperando los comensales retardados a quienes recibía con su mirada en la que se confundían el saludo bondadoso con la llamada de atención.

 

CONCEPTO DE AMISTAD

Sus ojos se hubieran ganado el concurso de los más escrutadores del mundo. Inquirían, increpaban, acercaban. Aun en sus últimos momentos eran la demostración de su continuidad vital. Nada escapaba a la persecución incansable de esos ojos negros y profundos.

Solo que, como era fácilmente adivinable, tenían el límite de su propia bondad. El Maestro no tenía malos pensamientos y oficiaba en el culto del “piensa bien y acertarás”. Pertenecía a la aristocracia de la ternura en la que su mirada amable concedía títulos nobiliarios de humanidad y paz.

Vecino del paisaje, su relación con el río, la luna y los jazmines no se fecundaba solamente a través de los versos. Desde el Llano que lo vio nacer, hasta un atardecer tornasolado en Segovia donde empezó a extinguirse, su vida fue una búsqueda constante de naturaleza. En sus últimos tiempos solía ir los fines de semana a La Unión de donde traía con unción violetas y miosotis como trofeos adquiridos en una guerra que se estaba perdiendo con la ciudad inhumana y gris. Era un enamorado del campo colombiano al que inmortalizó en sus versos. Su quehacer desde siempre se nutrió de Choachí, de Guaduas, de Chipaque y Guataquí. Lo ilusionaba pensar en la posibilidad de ir a la querida provincia y se transformaba con la visión de la montaña azulada que hacía de límite con el azul inaccesible o con los árboles añosos y las quebradas musicales.

Conocido fanático de su país lo llevó en sus venas y lo cantó, en sus versos. Veía la prolongación milagrosa de su tierra en su familia y a todos los de su raza y entorno dedicaba porciones incalculables de afecto. Colombia no le falló en su amor arrollador y el triunfo y la coronación fueron capítulos que precedieron a su final. Los niños ya recitaban de memoria sus cantos  y las jóvenes de ternísima cintura, a las que tanto amó, llenaban de sentimiento los nidos de la patria.

En su lecho de enfermo poseía su arrogancia de siempre. Condenado al silencio era un espectáculo de grandeza imperturbable y al mismo tiempo provocaba inmensa aflicción. Otra vez, por última vez, conjugaba la eterna paradoja del semidiós tocado de ser humano. Cuando lo vi antes de su viaje hacia el misterio, no dejé de evocar con honda tristeza el ruego de Sancho a Don Quijote agonizante que el Maestro recitaba con emoción: “Ay no se muera vuesa merced, señor mío, sino tome mi consejo y viva muchos años, porque la mayor locura que puede hacer un hombre en esta vida es dejarse morir, sin más ni más, sin que nadie le mate, ni otras manos le acaben que las de la melancolía…”

EL TIEMPO

Bogotá

(Lecturas Dominicales)

24 de febrero de 1985.

EDUARDO CARRANZA / VISION ESTELAR DE LA POESÍA COLOMBIANA / BIBLIOTECA BANCO POPULAR VOLUMEN 126 / Bogotá, Colombia – 1986.

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ADMINISTRADOR Y COMPILADOR: CARLOS ARTURO RODRÍGUEZ BEJARANO

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NOTA: EN GUATAQUÍ (CUNDINAMARCA) A ORILLAS DEL RÍO MAGDALENA, EL POETA CARRANZA, SIENDO NIÑO VIVIÓ VARIOS AÑOS DE SU VIDA, ADICIONALMENTE TENÍA PARIENTES ALLÍ Y EN MUNICIPIOS ALEDAÑOS. ESE HECHO RESULTÓ VITAL PARA SU OBRA Y SU VIDA MISMA.


Edición Número 185 Girardot, Febrero 28 de 2023

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miércoles, 28 de diciembre de 2022

  Edición Número 184, Girardot, Diciembre 29 de 2022:-GIRARDOT, THE IMPERIAL GUARD (EDICIÓN BILINGUE)

Edición Número 184 Girardot, Diciembre 29 de 2022

GIRARDOT: THE <<IMPERIAL GUARD>> OF COLOMBIAN SOCIALISM

 

-EDICIÓN BILINGÜE-

 

By CARLOS ARTURO RODRÍGUEZ BEJARANO

                                               

(I)

 

1927. Girardot. Huelga obrera de solidadidad. En 'Gente muy rebelde' de Renan Vega Cantor

Returning these days to GENTE VERY REBELDE, a book by Renan Vega Cantor and quite purposely on the note that recreates the headline, published by EL TIEMPO on October 6, 1919, contained in Girardot's Socialist Manifesto: "The next scrutiny must tell the entire country that the best organized center of worker’s organization resides in Girardot and that the Imperial Guard of Colombian Socialism is here.” What scrutiny? The 1920 elections for municipal councils, which were won by Girardot’s socialism. The list was drawn up by "the Socialist Workers' Directory, the directors of the haulage and marine guilds, masons, mechanics and saddlers, and the Girardot Workers' Society."

Something new and democratic: the socialists never used force or blackmail to govern; in Colombia these experiences were not known; probably the leaders and leaders had a past as liberal guerrillas. We do not know exactly what the anti-socialist formula was, six years later, to unseat them forever from the electoral majorities.

In 1920 fraud could not work on the part of the Conservative party and government; liberal and socialist majorities were unavoidable majorities. Perhaps thousands of liberals voted for the socialists. Metastasis appeared 50 years later.

 

(II)

 

1930. Puerto de Los Guamos. Histórico centro de mítines huelguísticos. D.R.A.

“At the beginning of the 1920s, in Girardot there was a clearly socialist Municipal Council, a National Socialist Executive Board, a “Sociedad de Obreros” that built the Casa del Pueblo and various worker groups, whose tendencies pointed to practical equality, to the improvement of work by increasing wages and reducing working hours. In the same way, in 1925 socialist groups met in Girardot, with branches in Beltrán, Ambalema and other places in the North of Tolima and, according to information from the Police, they clandestinely published a newspaper that circulated in the aforementioned towns.”

Among some proposals: "... included aspects carried out with the execution and improvement of public works, creation of night schools for workers... supported by the Municipality, taxes on chicha and alcoholic beverages and the foundation of a Maternity Ward."

Capitalist modernity reigned, the job offer outstripped the varied and incessant workers demand, money abounded. The new preaching took flight. Girardot, one of the first among cities to commemorate May 1, created a Workers' Anthem, with lyrics by Carlos A. Santos and music by maestro Zoilo Nieto, an excellent musician, famous for bambuco and tango compositions, when everything was brass, percussion and sweat, joy and optimism.

 

(III)

 

1960. 'Torre del reloj'. Donación de la Colonia sirialibanesa de Girardot.

Girardot, in particular, was openly anticlerical, a fact recognized by the Catholic hierarchy and the Conservative Party. Religious fanaticism did nothing but crash resoundingly as a Roman project, as the local press pointed out. The opposite or alternative to the Catholic rites flowed, civil marriage, burying the deceased anywhere, ignoring the Catholic cemetery, until creating a secular one, in 1913, was now the norm.

The socialist preaching with the electoral victory of 1920, made clashes visible: "... it is remarkable that in 1926 the Girardot Council had determined the expulsion of a Spanish priest, who was found to have abused a prepubescent minor."

The fear of spiritual defeat of the parish priest of Girardot induced him to secretly communicate to the President of the Republic in January 1925: “…We are on a volcano with the railway and station workers; there is an urgent need for an immediate change of the Manager, the Head of Workshops, Doctor Acevedo, and the Station Chief”... “It is of great interest to expel right away this year General Bustamante and all his people from the municipality of Girardot...” “...God By willing, we will be able to present to His Excellency a perfectly aligned conservative municipality and remove for many years the danger that we have….” In 1930, the Liberals won the presidency. No conservatives.

 

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GIRARDOT: LA <<GUARDIA IMPERIAL>> DEL SOCIALISMO COLOMBIANO

Por Carlos Arturo Rodríguez Bejarano

(I)

Volviendo por estos días a GENTE MUY REBELDE, libro de Renán Vega Cantor y de manera deliberada sobre la nota que recrea el titular, reproducida por EL TIEMPO en octubre 6 de 1919, contenido en el Manifiesto de los socialistas de Girardot: “El próximo escrutinio debe decirle al país entero que en Girardot reside el Centro mejor organizado del obrerismo y que aquí está la Guardia Imperial del Socialismo Colombiano”. ¿Cuál escrutinio? Las elecciones de 1920 para Concejos municipales, que ganó el socialismo girardotense. La lista la confeccionó “el Directorio Obrero Socialista, las directivas de los gremios de acarreo y marina, de albañiles, de mecánicos y talabarteros y por la Sociedad de Obreros de Girardot”.

Algo novedoso, democrático, nunca los socialistas utilizaron la fuerza o el chantaje para gobernar; en Colombia no se conocían esas experiencias; probablemente los líderes y dirigentes tuvieron un pasado como guerrilleros liberales. No conocemos con exactitud cuál fue la fórmula anti socialista, seis años luego, para desbancarlos para siempre de las mayorías electorales.

En 1920 el fraude no podía funcionar por parte del partido y gobierno conservador; las mayorías liberales y socialistas eran mayorías inevitables. Quizás miles de liberales votaron por los socialistas. La metástasis apareció 50 años después.

(II)

“A principios de la década de 1920, en Girardot existía un Concejo Municipal netamente socialista, un Directorio Ejecutivo Nacional Socialista, una <<Sociedad de Obreros>> que construyó la Casa del Pueblo y diversas agrupaciones obreras, cuyas tendencias apuntaban a la igualdad práctica, al mejoramiento del trabajo mediante el aumento de salarios y disminución de las horas de trabajo. De la misma manera, en 1925 se reunían en Girardot grupos socialistas, con ramificaciones en Beltrán, Ambalema y otros lugares del Norte… del Tolima y, según informaciones de la Policía, publicaban clandestinamente un periódico que circulaba en las mencionadas poblaciones”.

Entre algunas propuestas: “… incluía aspectos realizados con la realización y mejoramiento de obras públicas, creación de escuelas nocturnas para obreros… sostenidas por el Municipio, gravámenes contra la chicha y las bebidas alcohólicas y fundación de una Sala de Maternidad”.

La modernidad capitalista reinaba, la oferta de empleo devoraba la demanda variada e incesante, el dinero abundaba. La nueva prédica tomaba vuelo. Girardot, de las primeras entre ciudades que conmemoraba el 1° de mayo, se creó un Himno Obrero, con letra de Carlos A. Santos y música del maestro Zoilo Nieto, excelente músico, famoso por composiciones de bambuco y tango, cuando todo era cobres, percusión y sudor, alegría y optimismo.

(III)

De manera particular, Girardot, fue y era abiertamente anticlerical, hecho reconocido por la jerarquía católica y el Partido Conservador. El fanatismo religioso, no hizo más que estrellarse estrepitosamente como proyecto romano, tal como lo señalaba la prensa local. Lo opuesto o alternativo a los ritos católicos, fluyó; el matrimonio civil, enterrar en cualquier lugar a los finados, desconocer el cementerio  católico, hasta crear uno laico, en 1913, hoy desaparecido.

La prédica socialista con el triunfo eleccionario de 1920, visibilizó enfrentamientos: “…es notable que en 1926 el Concejo de Girardot hubiera determinado la expulsión de un sacerdote español, al que se le comprobaron abusos contra un menor impúber.”

El temor de derrota espiritual del párroco de Girardot lo indujo a comunicar secretamente al presidente de la República en enero de 1925: “…Estamos sobre un volcán con los obreros del ferrocarril y de la estación; urge de inmediato cambio de Gerente, de Jefe de Talleres, del Doctor Acevedo, y del señor Jefe de Estación”... “Interesa sobremanera arrojar al general Bustamante y a todos los suyos del municipio de Girardot, en este año…” “…Dios mediante, podremos presentar a su excelencia un municipio perfectamente Godo y alejar por muchos años el peligro que tenemos….” En 1930, los liberales ganan la presidencia. Nada de godos.

 

(PUBLICADO EN EL DIARIO EXTRA DE GIRARDOT)

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*PUBLISHED IN GIRARDOT'S EXTRA JOURNAL 2017

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LA EDICIÓN DE ESTE ARTÍCULO LA ENCUENTRA EN ESTE BLOG: anibalvillanavarro.blogspot.com

“EDICIÓN NÚMERO 6. AGOSTO 24 DE 2017 / GIRARDOT: LA GUARDIA IMPERIAL DEL SOCIALISMO COLOMBIANO”

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ADMINISTRADOR Y COMPILADOR: CARLOS ARTURO RODRÍGUEZ BEJARANO


Edición Número 184 Girardot, Diciembre 29 de 2022

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miércoles, 30 de noviembre de 2022

   Edición Número 183, Girardot, Noviembre 30 de 2022:-¡Existe un folclor cundinamarqués?

Edición Número 183 Girardot, Noviembre 30 de 2022

¿Existe un folclor cundinamarqués?

 

 

POR ROBERTO VELANDIA

 

                                                     

ROBERTO VELANDIA

 

Cundinamarca es el departamento más vulnerado y vulnerable por influencias de otros departamentos, especialmente costeños, y de otros países, que le llegan a través de los medios de comunicación, cuyo centro de difusión es Bogotá, ciudad cosmopolita que recibe las influencias del mundo, dada su naturaleza y en general dada la permeabilidad  del hombre colombiano a lo  que proviene de Estados Un idos y Europa, aun de África y Asia.

 

Cundinamarca padece esta apabullante influencia porque no tiene personalidad cultural definida, porque no ha habido una política de defensa de esa personalidad latente, ni de sus tradiciones y costumbres. Sus gentes no tienen conciencia de lo que significa para un pueblo conservar sus tradiciones; porque en las escuelas y colegios donde se han formado sus nuevas generaciones no hay una cátedra de cundinamarquesidad a través de la cual se enseñe a ser cundinamarqués. Por el contrario, el cundinamarqués cada día quiere ser menos cundinamarqués, como el colombiano cada día quiere ser menos colombiano, quien, dominado por un complejo de inferioridad, es más propenso a la imitación.

            

Cundinamarca, el departamento, la provincia, perdió la pista de la trayectoria que traía del pasado. No hay un vestido cundinamarqués, un hombre característico de Cundinamarca; hasta los árboles y matas de jardín ya no son  las mismas, pues han  sido reemplazadas por extranjeras, y de las que hay no saben ni cómo se llaman, así que arbitrariamente  les dan un nombre aquí y otro allá.

 

Las comidas, esas comidas mestizas y criollas que traían la sazón de las guisanderas, ya no las preparan: la sopa de arroz, el cuchuco, la mazamorra,  el  ajiaco,  el  puchero, han  sido  sustituidas  por el  consomé, la sopa de  pastas  y  las  cremas  que  vienen   empacadas  del  exterior,  porque les economizan  a  las amas  de  casa tener que pelar papas, plátano y yuca, desgranar arverjas  y  mazorcas,  etc.

 

Los restaurantes  de provincia,  en  los  que se ha  perdido  la  noción  del arte  de  la  cocina,  se  sienten  tan  desprestigiados  que  para  poder  vender  su comidas tienen  que ponerles  nombre  extranjero.  Así, por  ejemplo, a la carne asada  la  llaman  churrasco  o  a  la  parrilla.

 

La toponimia, que es una de las características de  las  regiones  por cuanto es el conjunto de sus nombres autóctonos o propios de lugar, en Cundinamarca ha ido desapareciendo; ya los nombres aborígenes de ríos, quebradas, montes, lugares, han sido cambiados por  sustantivos  extranjeros, principalmente  mexicanos,  por  efecto  de  la   servidumbre  del  pueblo  a  lo que proviene de ese  país  en  la  comida,  la  música,  el vestido,  las  bebidas, sus topónimos,  a  tal punto que muchos  municipios  en  sus festividades tienen el mariachi como  expresión  folclórica.  Es  que  tampoco  saben  qué es folclor.

1954. HIJOS DE LA CALLE. NOVELA DE ROBERTO VELANDIA

Es decir, la geografía turística de las  carreteras  de  Cundinamarca,  la  geografía rural, está mexicanizada. Jalisco, Veracruz, México lindo, Acapulco, Guadalajara,  son  los  nombres  de  miles  de  fincas  y  quintas  de  veraneo.

Lo lamentable es que no hay una entidad oficial  ni  privada  que corrija esta deformación cultural del pueblo. Por ejemplo: los nombres  de las tiendas, comederos, morcillerías, de nuestras carreteras se los ponen los empleados que van en camiones vendiendo gaseosas y cervezas, cuyas empresas les regalan la tabla o lata con el  nombre.

 

La influencia negra y  costeña  en  general  en  los  bailes  populares  es tan protuberante que en los certámenes de danzas, propiciados por las Casas Municipales de Cultura, su presencia es tan noble como la  de  los  ritmos andinos cundinamarqueses. Porque los  profesores de danzas, en alarde de erudición,  han  implantado una deformación   llamada "estilización" dizque para darles modernidad. El prurito de modernizarlo lo ha inspirado deformaciones a  la  realidad  folclórica,  porque hoy se siente un profundo desprecio  por   lo  antiguo,  lo  viejo,  lo  pasado.  Es   tan   general   este  criterio que los hombres  mayores de 62  años,  por  ley  o  por  imposición  oficial, han sido  declarados a priori incapaces o ineptos para trabajar.

 

El  vestido  provincial  también  está  desapareciendo. En  las plazas de mercado de los   pueblos más apartados de Cundinamarca, donde se admiraba la usanza campesina,  profusamente adornado con bellísimas filigranas de bordados y tejidos, ya no los hay, pues han sido sustituidos por el universal "bluyín" norteamericano y la blusa ombliguera. Y aquellas marchantas que venden tomates, verduras, arracacha, cebolla, plátanos, calabazas y ahuyamas, cuyas blusas estaban saturadas de olor a tomate, arracacha y yerbabuena, ya no huelen a lo que huele la huerta sino a cigarrillo y aguardiente. Las llamadas "fiestas reales" se acabaron desde mediados del siglo xx, fiestas en las que se hacía derroche de folclorismo. Eran admirables, tanto que nuestros escritores costumbristas las describieron en preciosos escritos que constituyen una expresión propia de nuestra literatura colombiana.

 

Ahora resultamos con que la rumba (antillana) es el aire cundinamarqués, no el pasillo, ni el torbellino, ni el bambuco.

 

Y no se diga de las fiestas religiosas  en aquellos pueblos que tenían su propio santo milagroso, que tantos había. También se acabaron porque los santos de ahora ya no hacen milagros. Porque esta modalidad social de la religión católica ya no se practica debido a que el pueblo cada día se aparta más de su propia religión, con la que nació y se formó, y profesa otras práctica s introducidas por las sectas protestantes de Estados Unidos y Europa interesadas en deshispanizar, descolornbianizar, desnaturalizar, al hombre colombiano para imponerle su lengua, su cultura y dominarlo, so pretexto de liberarlo de un pasado que ya no quiere.

 


Todo concluye hoy día a desenraizar al hombre provinciano, quien ya perdió la pista de su árbol genealógico, a quien se le quiere bautizar de nuevo y en inglés, ya declarado idioma universal.

 

Hay tan aberrantes deformaciones que a los productos naturales alimenticios les cambian su nombre castellano, chibcha o panche por uno inglés, o le dan otro en español al parecer atractivo para el intonso e ignorante comprador, como por ejemplo, en los supermercados de Bogotá llamar "pepino europeo" a ¡la aborigen guatila!

 

De la manera de ser de las gentes, de hablar, de expresarse, no se diga. Aquella delicadeza en el trato social y en el hablar, tan propia del provinciano, ya desapareció del pénsum de la buena educación social. La finura con que el parroquiano trataba a la mujer también se borró de sus modales. Ahora las gentes se dan un trato de "hippies" y "rockeros", quienes son el hombre "folclórico" contemporáneo.

 

No puedo dejar de recordar los siguientes personajes típicos de la provincia cundinamarquesa.

 

La cinturera, de Guaduas, muchacha bonita y atractiva, vestida de zarazas y olanes, encajes y organdíes, que paseaba por la calle sus dotes juveniles, y que, al decir de Alberto Hincapié  en sus Crónicas municipales”, “pregonaba exquisitos manjares, sorbetes, bizcochuelos, turrones, confites, bolitas matizadas, alfeñiques, alfandoques y empanadas”.

 

La sombrerera puliseña, del pueblo de Pulí, encumbrado y solitario en una loma, donde pasa la vida mirando pasar a lo lejos el río Magdalena, que vivía haciendo corroscas de cañabrava para mantenerse con sus familias, dice el padre José R. Murcia en su historia de Pulí, Bogotá, 1891. Y agrega:

 

Son más bien altas de cuerpo que bajas, delgadas de talle, y usan como  adorno principal  en  sus  días  de  diversión,  zarcillos  en  las  orejas,  gargantilla  a l   cuello,  rosario al pecho y  un número considerable de anillos en  los  dedos . . . viven casi siempre contentas, cantando y hablando de religión y de política, materias que no entienden n i por el forro.

 

Las lavanderas del Alto Magdalena, de las que apenas quedan unas pocas en las veredas ribereñas a  donde todavía  no ha llegado  el  acueducto ni la lavadora eléctrica. Mujeres de todas las edades, chingadas con un camisón ancho con el que se cubren su desnudo cuerpo, se sentaban  a la orilla y sobre una  piedra  refregaban  la ropa  con  espuma de michú o jabón de la tierra, y fumando un largo tabaco llamado calilla, que no se quitaban de la boca ni  para  hablar, pasaban las horas lavando y comadreando con las compañeras. Garzón y Collazos las inmortalizaron en una de sus canciones tolimenses.

 

HIJOS DE LA CALLE. FOTO DE GERMÁN VELANDIA


Las mucureras de Cambao, puerto que fuera principal, de la navegación del Alto Magdalena hasta 1932 y puerto  terrestre de los camiones  que a partir de 1928 transportaban a Bogotá las mercancías procedentes de  la costa que allí descargaban los buques. Eran muchachas que llevaban el agua del río a las casas en una especie de olla llamada múcura. Cuando llegaban al río primero echaban una nadadita, y luego, para llenarla, se metían otra  vez  y se la  ponían  en  la  cabeza,  asentada  sobre una  chipa de  trapo o de fique, y luciendo su chingue, pegado a su desnudo cuerpo, balanceándose: al son de canciones que iban tarareando, volvían a  la  casa  con  el mandado.

 

En  suma, en Cundinamarca se perdió la genealogía de la provincia, el ancestro de la familia  cundinamarquesa: el ansia de modernismo  de las nuevas generaciones las está desenraizando. ¿Entonces podremos encontrar autenticidad folclórica  en un pueblo que piensa  y actúa  así, que no tiene personalidad  cultural definida? ¿Al  que  no le han enseñado  a  querer  y conservar sus tradiciones? ¿Qué es lo que se está enseñando en las escuelas rurales que pueda estimular el cultivo de las tradiciones de nuestro pueblo? ¿Escuelas donde la maestra no sabe ni enseña el nombre de las plantas de jardín, del jardín que debiera hermosear la escuela, y mucho menos el nombre de los árboles del bosque circundante?

 

Creo que van a tener que retroceder 200 años para aprender lo que el sabio José Celestino Mutis enseñó en la Expedición Botánica: a conocer la naturaleza colombiana.

 

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RESEÑA BIOGRÁFICA DE ROBERTO VELANDIA


Nació el 12 de septiembre de 1923, en el municipio de Pandi, Cundinamarca, y dedicó su vida a contribuir con profundo empeño y admiración, sus estudios e investigaciones en pro de la historia de Colombia, lo que le mereció los más altos reconocimientos, como miembro de diversas instituciones académicas y culturales a nivel nacional e internacional.

Fue elegido como Miembro Correspondiente de la Academia Colombiana de Historia en el año de 1973 y de Número en 1983 y se desempeñó como su Secretario General durante 20 años, desde 1986 hasta 2006.

Fue miembro de número de las academias colombianas de Historia Aérea, de Historia Policial, de Historia Militar, Patriótica Antonio Nariño (antes Sociedad Nariñista de Colombia); de Historia de Cundinamarca, Boyacense de Historia, Antioqueña de Historia, de Historia del Magdalena, de Historia de Bogotá, de Historia de Arauca, de Historia de Cartagena, de Historia del Tolima, de Historia de Santander, y de las Sociedad Bolivariana de Colombia, de Antioquia, y la Santanderista de Colombia. Fue miembro correspondiente de la Real Academia de la Historia de España, de la Academia Puertorriqueña de la Historia, de la Academia Boliviana de Historia, de la Academia Dominicana de la Historia, de la Academia Panameña de la Historia, de la Academia Paraguaya de la Historia y del Instituto Histórico y Geográfico del Uruguay.

A pesar de haber vivido desde muy joven en la ciudad de Bogotá, donde adelantó sus estudios secundarios en la Escuela Nacional de Comercio y en el Externado Nacional Camilo Torres, y sus universitarios de Filosofía y Letras en la Pontificia Universidad Javeriana, no dejó ser el hijo de Pandi (Cundinamarca).

Fue galardonado con las más altas condecoraciones dadas por la Gobernación del Departamento de Cundinamarca, por sus méritos y servicios al país y al departamento: la Gran Cruz de Oro de la Orden Civil Cundinamarquesa “Antonio Nariño”, en el grado de Granadino (Decreto No. 03123 del 15 de julio de 1980), la Gran Cruz de Esmeralda de la Orden Civil Cundinamarquesa “Antonio Nariño”, en el grado de Precursor (Decreto No. 03628 del 15 de octubre de 1981) y la Gran Cruz de Oro de la Orden Civil Cundinamarquesa “Antonio Nariño”, en el grado de Granadino (Decreto No. 2693 del 16 de agosto de 1982).

Falleció el 20 de noviembre de 2011, en el municipio de Girardot, Cundinamarca.

Grande y vasta fue su contribución al conocimiento de la historia tanto de nuestros municipios, como de Cundinamarca y de Colombia. Su obra literaria abarca los campos de la historia, pero también los de la sociología, el humanismo y la política. Desde temprana edad surgen sus escritos sociológicos como “Hijos de la Calle” y “Güipas del Magdalena”, dos obras de gran sentimiento humanístico y social, con ellas, como bien lo expresó, se presentó al panorama de la literatura colombiana en los años de 1953 y 1954.

Y así vemos hoy día una prolífica obra literaria que comprende la historia de ciudades del Tolima Grande, de la Costa Atlántica y de los llanos colombianos, de puertos sobre el rio magdalena, el descubrimiento de América y por sobre todo su magna obra histórica sobre Cundinamarca, sobre sus municipios, veredas, inspecciones de policía, corregimientos, sus campos, sus pobladores, sus riqueza histórica, material e inmaterial. Sus poetas, sus músicos, sus escritores, sus periodistas, sus próceres, sus mártires, la autonomía de Cundinamarca…

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AGRADECIMIENTOS A GERMÁN VELANDIA Y ACADEMIA DE HISTORIA DE CUNDINAMARCA.

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COMPILADOR Y ADMINISTRADOR: CARLOS ARTURO RODRÍGUEZ BEJARANO

Edición Número 183 Girardot, Noviembre 30 de 2022

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