jueves, 29 de abril de 2021

 Edición Número 160, Girardot, Abril 29 de 2021:-BREVE BIOGRAFÍA DE JORGE ELIÉCER GAITÁN



                                                           Edición Número 160 Girardot, Abril 29 de 2021

BREVE BIOGRAFÍA DE JORGE ELIÉCER GAITÁN

(Fuente: EL DIARIO de Girardot (abril 9 de 1954)*


J. E. GAITÁN. D.R.A.

COLOR DIGITAL, Leo Ortiz

 

Nació Jorge Eliécer Gaitán el 26 de enero de 1903, [23 de enero de 1898] siendo sus padres Don Eliécer Gaitán y Doña Manuelita Ayala, prestigiosa institutora fallecida en 1937. Su padre vive aún. [1954].

Levantado en las más precarias condiciones económicas hizo estudios de bachillerato en el colegio Araújo, alternando sus estudios con diversas actividades juveniles para lograr sostenerse. En 1919 obtuvo su título de bachiller. Desde estos claustros empezó a perfilarse el político y conductor, pues allí organizó movimientos estudiantiles, presidió cenáculos literarios y en todo fue marcando su huella de regente.

En 1919 realizó su primera salida política por el departamento de Boyacá, en campaña de agitación ideológica.

En 1920 fue el momento crucial de su vida: sin un centavo para continuar estudios, se le abría la posibilidad de un empleo mediocre y un porvenir más mediocre aún. No se dejó vencer. Se ingenió actividades diversas, colaboraciones en periódicos y revistas, etc., consiguiendo honradamente un peso aquí, otro allá, y valerosamente se matriculó en la Escuela Nacional de Derecho, donde dictaban su saber Abadía Méndez, Carlos Bravo, Antonio José Uribe, Pedro María Carreño y otros humanistas.

Los patios del Capitolio son testigos de los desvelos de esa figura morena y grácil que a la luz de las bombillas del alumbrado público doraba las fuentes de la sabiduría.

Sin un desmayo y también sin una falla, siguió estudios, siendo en el colegio, desde el primer momento, una de las figuras más populares. Cuando cursaba tercer año de derecho estaba muy ducho en materias penales y conocía como pocos los tejemanejes de los estrados judiciales. Era apasionado por el parlamento, a cuyos grandes debates en tiempos de Concha, Valencia, Antonio José Restrepo y otros grandes asistía con deleite. Antes de obtener su grado, fue defensor de oficio en muchos jurados, experiencia que le sirvió enormemente para ir madurando su trayectoria hacia la cumbre del dominio del derecho penal. 


10 de Abril de 1948. Bogotá. Cementerio Central. 

Fuente: Sady González (color Blanco y Negro).

Color digital: Leo Ortiz

En 1923 apareció realmente el jurista. Se juzgaba en Bogotá a los asesinos de una mujer del hampa, crimen llamado de “La Ñapa”, y que por sus características de ferocidad fue el más resonante en su tiempo. Ahí pronunció grandiosas oraciones, interesó a la opinión pública por espacio de varias semanas y se consagró como joven maestro del derecho penal.

Su cartón de Doctor lo recibió el 20 de octubre de 1924, pero para entonces su bufete de abogado tenía más clientela que los de muchos juristas de renombre. Su tesis de grado la tituló “Las Ideas Socialistas en Colombia”, y en ella desarrollaba la idea de que el liberalismo debía acudir a las canteras doctrinarias del socialismo científico para actualizar y modernizar sus programas. Su tesis causó horror en el viejo profesorado pero la dialéctica del nuevo togado le abrió todas las puertas.

Durante tres años, obteniendo cada día mayor fama y prestigio, ejerció la profesión en Bogotá, ahorrando cuidadosamente dinero para realizar su ambición de ir a especializarse en la Real Universidad de Roma, en la cual ingresó y en la cual recibió con los máximos honores el diploma de Doctor en jurisprudencia con la distinción, “Magna Cum Laude”, el 11 de julio de 1927. La Real Universidad le otorgó además el Diploma de Especialización Jurídico Criminal. Allí fue uno de los discípulos predilectos del gran Enrico Ferri, el más alto exponente mundial de la Escuela Positiva, y quien otorgó a Gaitán un premio especial.

De su madurez en Europa dejó un fruto imperecedero; su teoría sobre La Premeditación, que en todos los modernos tratados de derecho penal es buscado como fuente nutricia.



Juan Roa Sierra, presunto homicida de Jorge E. Gaitán. 

Foto: Sady González / Color digital: Leo Ortiz


De regreso al país su primer encuentro fue con la aciaga tragedia de Las Bananeras donde las armas oficiales acribillaron a los trabajadores de la compañía frutera. A despertar la sensibilidad del país ante este crimen de Estado consagró toda su energía y todo su tiempo, y promovió debates que resuenan en Colombia. Unido a Gabriel Turbay en la acusación al ministro de Guerra de entonces, los dos juveniles caudillos consiguieron un resonante triunfo al obtener que las sentencias dictadas por los Consejos De Guerra fueran revisadas por la Corte Suprema.

Sus más constantes actuaciones fueron al servicio de Bogotá, en su posición de Miembro del Cabildo, en el cual comenzó a actuar desde 1929.

Fue alcalde de Bogotá bajo la administración López. Desde 1929 estuvo concurriendo en forma casi permanente a la Asamblea, la Cámara y el Senado, elegido unas veces por Cundinamarca, otras por Antioquia, otras por Nariño.

En 1930, como premio por su labor para la reconquista del poder por el Liberalismo, fue elegido Segundo Designado para ejercer el poder.

En 1932 realizó una gira por Centro y Sur América como mensajero de buena voluntad del presidente Olaya para demostrar ante el continente la justicia de Colombia en su problema de límites con el Perú.

En uno de sus quebrantos políticos, cuando creyó que las fuerzas más poderosas del Liberalismo actuaban en contra suya, fundó su propio partido, “Unión Nacional Izquierdista Revolucionaria llamada La Unir, a cuyo servicio fundó un periódico.

En 1937, al morir Olaya Herrera, surgieron dos candidaturas presidenciales;  Eduardo Santos y Darío Echandía. Al frente de esta última se puso Gaitán. Vencido Echandía y elegido Santos, este llamó a Gaitán a ocupar la cartera de Educación Nacional, desde donde realizó importantes campañas populares como la del calzado escolar, democratización de la cultura, alfabetización del país, etc.

En presencia de un nuevo debate presidencial, surgieron otra vez dos candidatos liberales: Alfonso López y Carlos Arango Vélez. Con éste marchó a fragorosa lucha en la que salió derrotado. De esa derrota le compensó la elección de Senador por el departamento de Nariño en 1941.

De ahí en adelante empezó realmente su verdadera batalla de caudillo, con su ideal de “Restauración Moral de la República”. En 1943 López se retiró del poder, y el Designado encargado, doctor Echandía, llamó a Gaitán al Ministerio del Trabajo, donde realizó una trascendental labor de carácter social.

Retirado López del poder, asumió al Mando Alberto Lleras como designado, y fue entonces cuando el liberalismo se abrió en dos grandes alas, propiciando la división que lo condujo al vencimiento. Los nombres de Jorge Eliécer Gaitán y Gabriel Turbay se enfrentaron. A Turbay lo lanzó una convención en el Teatro Colón y a Gaitán una convención popular reunida en el circo de toros de Bogotá, con asistencia de 1.000 delegados, el 23 de septiembre de 1945.

Ante la división liberal, surgió el candidato conservador Ospina Pérez, quien, como era natural, se llevó la victoria en las urnas. Anunciados los resultados de los escrutinios, Gaitán aceptó el hecho, pero desde el mismo momento recogió la bandera del partido y emprendió la campaña llamada “Por la reconquista del Poder”. Fundó el periódico “Jornada”, reagrupó las fuerzas liberales y, abandonando completamente su profesión, se dedicó a organizar las fuerzas liberales, lanzándose al debate electoral para elegir senadores, representantes y diputados. Recorrió todo el país y su nombre encabezó las listas de los 14 departamentos. En todos obtuvo una victoria aplastante sobre el conservatismo.

Fue entonces cuando las mayorías parlamentarias lo aclamaron como Jefe Único del Liberalismo.

Desde 1947 se perfiló en Colombia una época de persecución y de violencia. Gaitán recorrió toda la nación clamando seguridades para los liberales y alentándolos con su presencia. Así continuó su vida hasta el trágico 9 de abril del cual nos ocupamos en otra sección de este mismo diario.

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* El artículo aparece sin autor. Se presume que el periódico asumió la misma.

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COMPILADOR Y ADMINISTRADOR: CARLOS ARTURO RODRÍGUEZ BEJARANO

Edición Número 160, Girardot, Abril 29 de 2021

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martes, 20 de abril de 2021



 Edición Número 159, Girardot, Abril 20 de 2021:-LA CIUDAD EN LA HISTORIA



                                                           Edición Número 159 Girardot, Abril 20 de 2021

LA CIUDAD EN LA HISTORIA


2000. Girardot. D.R.A.



DE LEWIS MUMFORD

(EXPANSIÓN COMERCIAL Y DISOLUCIÓN URBANA –CAP. XIV)

 

RESUMEN DE CARLOS ARTURO RODRÍGUEZ BEJARANO

 

Mirado o mirada en su conjunto, la visión de Mumford (sobre la desaparición o destrucción socio económica de la ciudad medieval (¿típica?) podría parecer como que la propuesta capitalista para el sistema de ciudades del siglo XIX, corrido hacia el siguiente y próximo siglo, es lo menos deseado, lo no deseado, síntesis de la contradicción de interesados ejemplares sociales dispuestos a no perecer. Desenlace conocido, la ciudad, la Hidra Metahumana donde sus testigos duermen más con hambre que con sueño, corre como su autor y creador, alocadamente y sin cabeza.

De lo parroquial a lo exquisito moderno, ¿Cómo olvidar el halo romántico de las ciudades, barrios o casas antiguas? Aquí no podemos detenernos sobre si fue bueno o malo, sino que heredamos. Tal vez la enseñanza, entre otras, sería cómo no construir ciudades (o ciudad, concepto más amplio) que chorreen dolor, sudor y sangre. La eterna batalla de los escuadrones de lo público y lo privado. Englobar las telas de araña cósmicas.

Un cambio de guardia poco imaginado para miles de miles desde entonces, desde antes, desde ahora: desde siempre, que presuponen que la sucesión de un estadio social a otro es algo semejante  a una fiesta de chicos buenos, ingenuos, bienintencionados y laboriosos. Debajo está lo espeso las catacumbas con sus huesos. De Ur a Hiroshima y Nagasaki. ¿En los campos de guerra, se vivirá casi lo mismo que la guerra en las ciudades? ¿Qué hacer con la moral, la solidaridad, la bondad y el amor? Como dijo el poeta: somos fruto del verdugo y la víctima.

Lo por cambiar tenía dentro de sí el germen que lo haría. La vieja sociedad medieval se encontraba señalada para desaparecer históricamente, pues anterior a la consolidación de la centralización política novedosas, fuerzas económicas en formación generaban otro punto de mira.

El mercantilismo no logró crear una alianza duradera para que las coronas de turno administraran la ciudad medieval. Las nuevas formas económicas disparaban flechas en diferentes direcciones paralizando el modelo antiguo. Lo nuevo tomó el nombre genérico de Capitalismo.

¿Qué ciudad encontraron los nuevos hijos amigos de los negocios duros en los siglos medievales? ¿Qué era lo que existía, cuál corsé amablemente católico se interponía entre los chicos de lo nuevo y los chicos de viejo.


Bogotá. Fuente: Facebook

La ciudad medieval con su método mercantilista o el mercantilismo que enlazaba las ciudades más dinámicas no logró aupar un proyecto económico-político entre las testas coronadas de lo más oscuro de la Europa Occidental. ¿Por qué? Su sistema confesional de enseñanza no garantizaba una formación adecuada para los nuevos dirigentes. Más bien la holgazanería, la extravagancia, poco sol y poco trabajo fueron elementos opuestos a quienes inevitablemente buscaban sacudirse la perorata sangriazulada.

La igualdad de productores y consumidores sin muchas oportunidades de nada más, férreamente controlados por los gremios, la iglesia y la costumbre anti-usura, eran norma marcada. Ciertamente la misericordia con algo de hipocresía y cinismo conformaban la ética social del bienestar. ¿Cómo tener certeza de aquellos tiempos, virtualmente mejores que los de sus sucesores aún no conocidos? Nunca nada afirmativo que se diga sobre tiempos pasados mejores será cuerdo o sabio. La Biblia no se leía para liberar sino para controlar; por lo menos hasta Lutero, la lengua de Roma era vista como el zaguán de la trampa. Más tranquilo, seguro y protegido pero menos individual, el analfabeta ignorante hincado ante la libertad feudal rezaba por la extinción de reyes, coronas, gremios y papas. Todo ello seguramente lo asfixiaba.

El asalto histórico y sobreseguro contra el sistema feudal se concentró en la ciudad. Era lo más conocido por el capitalismo, en ella se concentraba la riqueza, el poder, los negocios, la población hambrienta de servicios y de comida, las industrias, el comercio entre países, la clase dirigente, la religión a manipular, el arte, los nuevos esclavos, la mentalidad para echar  a andar semejante riesgo, la bolsa, la nueva contabilidad, las universidades, el interés, los prestamistas, los mercaderes, la ganancia, todosdeacuerdo. No fue sencillo, pero ¿habría funcionado en el campo? La ciudad jalona al mundo y lo transforma. Ayer y hoy todos desean vivir en la ciudad. ¿Para qué? El mundo es ancho y no ajeno.

Suena fácil a granel decir lo anterior, mas,  si el lucro delante de los ojos capitalistas motivó el tipo de ciudades en el siglo XIX, generando la universalización de la mercancía y por innúmeros atajos una presumible solución a muchos problemas individuales o grupales, Adam Smith estaría satisfecho. Pero no es permisible resucitar. El problema entonces no fue ampliar la malla urbana sino alargarla más allá de lo necesario, por ejemplo. El abuso del poder.

Pero el mérito, si lo hubo, fue haber intuido que ese era el mecanismo para hacerse un lugar en el mundo   en esta experiencia a costa de los demás. Así continuamos; la ciudad impera. Todos quieren acceder al poder tomándose la ciudad capital, al final o al comienzo, si se puede o si los dejan.

La expansión urbana para el siglo XVII había sido alterada por todas las formas de poder concentradas en los mercaderes, los financieros y terratenientes.

Las herramientas que moldearon  la nueva ciudad fue obra de avezados empresarios que con nuevos  ideales tales como los cálculos sobre las utilidades y la renta y la transformación poderosa de los centros urbanos, lograron introducir hasta los tuétanos las modalidades del mercado. Todo debía rendirse a los pies del lucro y este fue posible con el desarrollo del comercio a larga distancia (a través del comercio o del crédito).

Universalizado el mercado mayorista “Se desarrolló una nueva actitud hacia la vida: una mezcla de regularidad ascética y de espíritu de especulación comercial, de avaricia sistemática y orgullo presuntuoso”.



2000. Girardot. D.R.A.

El nuevo orden capitalista destrozó casi todo; lo novedoso jalonó el concepto de los riesgos calculados.

No existían límites para la adquisición de riqueza. Para el siglo XIV la preponderancia pasó a manos de estos empresarios que accedieron rápidamente a los gobiernos simples y complejos, aplicando su nuevo espíritu a toda la economía. Se consolidó la penetración educativa en las primeras letras (la contabilidad tenía peso específico). Las primeras universidades son sucedáneos mayores. Luego la bolsa es “el punto culminante del desarrollo de la ciudad comercial…en gran escala desde el siglo XIII”. “Entonces, la Bolsa, la Banca Nacional y la Lonja de los mercaderes fueron las catedrales del nuevo orden capitalista”.

Se evidencia una lucha entre lo nuevo y lo viejo. El dinero contante y sonante hacía de las suyas. El mercado del núcleo protegido de la ciudad medieval, bajo la falda del campanario se transformó en una institución que crecía exponencialmente. De la plaza del mercado a un acto concentrado en cualquier lugar donde quiera que floreciera un negocio rentable. (Mercado abstracto).

Este mercado obedecía en particular al hecho de realizar transacciones monetarias cuyo dios (como ahora) era el lucro y la reproducción del capital hasta el infinito.

Poseedor de fuerza social, política y económica, el ojo avizor del capital se posó en las estructuras urbanas de la época para continuar con su molienda reproductiva: compró en los suburbios tierra y adquirió edificios venerables pero olvidados: demolición y reemplazo. Sangre y fuego pecuniario (¿Por qué precisamente en las ciudades?). Porque donde ponían el ojo ponían el billete que se reproducía inmediatamente; todo era urgente. Nada era importante.

El capitalismo legó elementos para la economía humana, simplificó “el complejo orden social de la ciudad en la rutina simplificada del mercado”. Su concepción moral y  espiritual se traslapó de la religión a los negocios con extraordinario éxito; ¿por ejemplo, la postergación de los placeres momentáneos por otros mayores y difusos hacia el futuro le generaba incertidumbre o la seguridad del poder del dinero? Transformó la opinión dominante incrementando el consumo y las ganancias.

Sedujo la aristocracia de las ciudades medievales y no sin plena satisfacción las convirtió en puertos libres y bodegaje de mercancías libres de casi todo. La segunda seducción, ¿quién se opone al progreso de esas ciudades? Eran exitosas y libres, es decir, ¿quién puede exigirle normas a quien las creó?

La nueva libertad consistía en ninguna limitación por parte del municipio, nada por la solidaridad comunitaria y todo por la gloriosa ganancia.

El capitalismo fue un fenómeno revolucionario tanto como el desarrollo del Estado Nacional. La economía del medioevo terminó superada por el intercambio de mercancías, el profuso comercio con comarcas lejanas, la ciencia y la técnica y por los resultados concretos: las ciudades que eliminaban restricciones a los nuevos iluminados se convertían en prósperas. Por ese camino conmocionó y suprimió la vida urbana medieval colocándola al servicio del lucro y el dinero.



Bogotá. Fuente: Facebook

Para “apoderarse” de extensos terrenos para especular con precios de oro, sus gestores se fijaron en la forma de cómo obtenerla: demolieron el uso y el derecho feudales. Construyeron hacia el cielo donde fue necesario y en los demás, alquiler o venta de terrenos pequeños para los desesperados que huían hacia la libertad. Entre más pobres, mayor valor de los alquileres y, mayor valor de las ganancias. Los ricos por supuesto no vivirían nunca en esos antros. El número de necesitados que huían a las ciudades superaba la oferta de habitaciones, masa que en poco tiempo era reemplazada por otra horda de desesperados o de optimistas; aquellos envejecían jóvenes o morían jóvenes dadas las difíciles condiciones para ejercer sus empleos, con sueldos misérrimos y muchas horas de labor. La pobreza enriquecía a los constructores de ciudades “mediáticas” tanto como el consumo de los centros más antiguos.

A partir del siglo XVII comienza en gran escala la especulación con las edificaciones. Aparecería un medio de locomoción que influiría sobre la concepción de la ciudad y mayores ganancias para los dueños del negocio. “La naturaleza y el propósito de la ciudad fueron recubiertos por la desintegración social, la desorganización física y la especulación comercial”. Los demás actores resultaron incapaces o impotentes para evitar semejante desastre.

Aunque de rápido crecimiento, los adelantos técnicos y la sutileza para armonizar con los grupos humanos no fueron casi siempre a la par, los puertos mejoraron lentamente en su eficiencia. A su alrededor hizo carrera la abyección física y social. Puesto que la movilización de mercaderías y su rápido intercambio se realizaban en lo fundamental por el medio acuático, es entendible la importancia que significaba para sus genitores.

El capitalismo luego de audacias sin límites en sus comienzos acusa considerable desdoro comparable a sus rápidas ganancias (exclusivo devenir de las ciudades comerciales). ¡La estética reñía con el lucro!

La planeación (trazado en parrilla) en manos de mercaderes acelerados por pingues ganancias -mirado históricamente- condujo a una decrepitud urbana cada vez peor; lo novedoso continuó reflejándose en la construcción de líneas de transporte cada vez más extensas y longitudinales, y el monstruoso transporte masificado, todo un buen pretexto para el trazado en damero para mayor especulación con la tierra arrebatada al pasado feudal y a veces presente, claro. De esa mayor área citadina fue creciendo lentamente la gran ciudad de ciudades: la megalópolis.

Por delante vinieron los semáforos y un presunto orden. Que viva la nostalgia. Que viva Amsterdam.

2000. Girardot. D.R.A.

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*Carlos Arturo Rodríguez Bejarano, presidente y Miembro fundador del Centro de Historia de Girardot.

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CARLOS ARTURO RODRÍGUEZ BEJARANO: Administrador y Compilador.

Edición Número 159, Girardot, Abril 20 de 2021

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viernes, 16 de abril de 2021

 Edición Número 158, Girardot, Abril 16 de 2021:-INICIO DEL SIGLO XX Y XXI EN PAZ



                                                           Edición Número 158 Girardot, Abril16 de 2021


INICIO DEL SIGLO XX Y XXI EN PAZ

 

Reclutas Guerra de los Mil Días (1899-1902)

 Foto de Ernest Rothlisberger

Color digital: Leo Ortiz

 


Por CARLOS ARTURO RODRÍGUEZ BEJARANO*

 

 

Para el recordatorio funerario de Colombia, el 17 de octubre de 1899, se inició la ya conocida por nombre emblemático “guerra de los mil días”, hasta el 31 de noviembre de 1902 al firmarse en Panamá “en el acorazado Wisconsin, buque insignia de la flota que los Estados Unidos tenía fondeado en Panamá, el tratado con que oficialmente se extinguió el conflicto[1]. Desgraciada o desafortunadamente, que escoja alguien la menos lamentable, se prorrogó la continuidad del régimen conservador-iglesia católica, que nutrió el ambiente totalitario para la concreción de los magnicidios de dos hombres que con seguridad habrían cambiado la tendencia  moral deplorable de la todavía no centenaria República, hacia la paz, el progreso y el desarrollo: Rafael Uribe Uribe y Jorge Eliécer Gaitán. Ambos inextricablemente unidos a la ciudad roja de Colombia, nuestra amada ciudad de Girardot. Ambos titanes contaron siempre con el apoyo ideológico, moral, material, político y electoral de las masas liberales girardoteñas, su reconocimiento, respeto y cortesía. Porque Girardot era liberal hasta los tuétanos, de pensamiento, palabra, corazón y de hecho. Ahora es diferente.

No existe duda que esa guerra retrasó el desarrollo del suroccidente de Cundinamarca y buena parte del llamado Tolima grande y en donde se ensañó de manera particular el régimen conservador con los liberales derrotados; por supuesto Girardot, vivió la merma por las acciones bélicas, que a pocos años de terminada, superó con creces la Sultana de Magdalena, que es en ultimas lo que debemos hacer en el posconflicto que se avecina. Todos a una.

Iniciamos el siglo XX con el año nuevo de 1903. En 1902 no contábamos con imprenta en la ciudad, por lo tanto medios documentales escritos e incluso fotográficos no se conocen de esa época. El periódico, la prensa, hijos de la imprenta,  censurados eso sí, aparecen apenas en 1906. EL ESFUERZO, fue el primer esfuerzo y nació con el genotipo de aportar al progreso y el crecimiento de la ciudad y la región. Y Girardot, no tenía casi nada dado el grado de destrucción que heredamos del conflicto, pero lo era casi todo. El transporte fluvial por el río Magdalena, el ferrocarril, el telégrafo, el teléfono, el colgante Puente Real o Carrizosa, lleno de nostalgia y ásperas críticas por el sitio donde fue erigido; el puente sobre el río Bogotá,  la cercanía con Bogotá, y una clase dirigente y ciudadanos proclives a la modernidad, “la laboriosidad, la cultura y el espíritu hospitalario de sus habitantes”[2], como pocas en su momento en las inmediaciones de ese territorio entonces semivacío de gente, pero rico en producción agropecuaria y mano de obra dispuesta a emigrar para generar el polo de desarrollo regional en que se convirtió Girardot a los pocos años. Éramos modernos y no lo sabíamos; con prontitud lo aprendimos, lo entendimos. Nada representativo teníamos en arquitectura (el puente y una casita-templo que luego tomó el nombre de San Miguel y la forma de aguja gótica girardotense).  Y un principio de Hospital de caridad. Se moría en casa, la mejor manera de morir.

Entonces comenzamos a mirar las bondades de la paz, la riqueza que produce la paz y en esencia, los frutos de la paz. Decía EL ESFUERZO, en 1906, cuatro años después de la cesación oficial de la conflagración, en medio de tensiones fuertes por volver a la guerra: “¿….., conocida la causa que la ha creado, vacilaremos todavía en adoptar el remedio que la sana razón y la prudencia aconsejan para prevenir la catástrofe? ¿Qué, no hay corazón, no hay sentimiento, no hay virtud entre los colombianos para deponer en aras de la Patria odios y rencillas y levantar en cambio el estandarte de la confraternidad noble y sincera?”…..“El Gobierno de un país donde los sentimientos de honradez y dignidad prevalecen en la mayoría de sus habitantes, será también digno y honrado; y cuando no lo sea, tambaleará en el vacío y se derrumbará al empuje de sus vicios y malos manejos.”…..Es por esto por lo que creemos que el esfuerzo de los colombianos debe dirigirse a detener y conjurar los síntomas de degeneración moral que amenazan la existencia de la comunidad.”

Declaraba EL ESFUERZO en un artículo titulado como este, que la luz eléctrica era un hecho, ídem la instalación en el puerto de un tren completo de máquinas modernas destinadas para las industrias de trillar café y arroz, extraer fibras, etc. Funcionaban tres colegios privados, adicional a las escuelas públicas, un Banco y una imprenta pequeña, que prestan importantes servicios. Tráfico de importación y exportación. Las calles de la ciudad las habían construido anchas y rectas y están sombreadas por primorosos árboles. A inmediaciones del puente de hierro, en la ribera izquierda del río, principia el Ferrocarril del Tolima, que llega hoy hasta la población del Espinal. Es también cabecera de Circuito de Notaría y Registro y asiento de una Junta de Beneficencia que hace supremos esfuerzos para construir un Hospital (El Hospital funciona ya en una hermosa sección del edificio, terminada recientemente). Se sabe que el Gobierno nacional tiene en mira contribuir eficazmente a las obras de sanidad y embellecimiento del lugar, y que tiene acordado también erigirlo en cabecera de Circuito judicial desde el 1° de enero próximo. Junto con 5.800 habitantes. ¡Ah! y los buques aumentaron.

Lo anterior se enseñaba en la cátedra de Historia Local del Instituto Girardot, que hoy no se enseña. Es vital la enseñanza de la Historia Local, regional, nacional e internacional para entender cualquier proceso de paz. Trabajo es lo que nos espera y tendremos; manos a la obra. Los girardoteños de entonces, que no habían tenido tiempo de nacer aquí, reproducirse, escribir, votar y crear, mejoraron como nunca lo que existía, construyeron lo que hacía falta, soñaban y terminaron haciendo todo lo demás. Y hubo más cosas que no caben aquí para señalar el veloz e inatajable vuelo de la paz.

En este siglo XXI el posconflicto es sencillamente la oportunidad de construir un país moderno, una ciudad moderna como debe serlo Girardot. Concentremos todas las energías resumidas en una propuesta que simbolice la creatividad infinita de un pueblo, que no olvida, para crear un futuro para todos, sin exclusiones. Resulta pertinente, recordar las proféticas palabras de Aníbal Villa Navarro el fundador de EL ESFUERZO en economía y política: “Sabido es que todo bien, todo triunfo del progreso es fruto de un esfuerzo perseverante, de una voluntad firme, de una labor sostenida que consume energías como una lámpara consume aceite para producir luz. Por tanto, el sacrificio que esa labor nos imponga estamos seguros de que no será estéril, porque proveyendo a las necesidades del consumo interior, nos libraremos del pesado tributo que hoy pagamos al comercio de fuera y se pondrá al país en condiciones de llevar sus productos más allá de las fronteras.

Girardot debe hacer presencia para que la nueva modernidad sea un éxito a nivel local; preguntarnos  hasta dónde y qué estamos dispuestos a ofrecer para que los ríos de sangre, sudor y lágrimas cesen, para hermanarnos y normalizar el rumbo desviado por espíritus inertes amantes del oro falso. Aparentemente nada  o poco nos falta como ciudad, sin embargo la luz en el corazón es razón suficiente para exclamar que todavía podemos lograr que el león y el cordero habiten en el mismo Valle.



Niños del Ejército Liberal. Guerra de los Mil Días (1899-1902)
Fuente: Wikipedia



 * Carlos Arturo Rodríguez Bejarano, Presidente y miembro fundador del Centro de Historia de Girardot.

[1] JARAMILLO, Carlos Eduardo. Los guerrilleros del novecientos. Cerec, Bogotá, 1991. p.305.

[2] EL ESFUERZO Serie 1ª, Girardot, 1º de septiembre de 1906, Número 1. Editorial.

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ADMINISTRADOR Y COMPILADOR: CARLOS ARTURO RODRÍGUEZ BEJARANO

Edición Número 158, Girardot, Abril 16 de 2021

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viernes, 9 de abril de 2021

 Edición Número 157, Girardot, Abril 9 de 2021:-LA HERENCIA INMORTAL



                                                           Edición Número 157 Girardot, Abril 9 de 2021

LA HERENCIA INMORTAL

 

1954. EL DIARIO de Girardot. Facsímil


POR JOSÉ JOAQUÍN NIÑO ESPINOSA*

EL DIARIOLÍNEAS EDITORIALES

VIERNES, 9 DE ABRIL DE 1954

 

Puede seguir inexorablemente la marcha de los tiempos. Puede cambiar la fisonomía material y moral de las cosas. Nuevos hombres con nuevas tendencias pueden aparecer en el escenario nacional. Convulsiones sociales y políticas de diverso orden pueden transformar sistemas, modificar criterios y revolverlo todo. Pero algo se conservará en Colombia de modo inmarcesible: El nombre glorioso, el recuerdo agradecido y la enseñanza pródiga de la vida fecunda y de la obra densa de Jorge Eliécer Gaitán. La aureola de gloria del gran caudillo y mártir pertenece a la historia como legado sacrosanto. El espíritu de Gaitán vive y perdurará entre su pueblo que le entendió, que le obedeció y que supo amarle. La memoria agrada del gran sacrificado es a manera de faro luminoso del pueblo y hacia él dirige sus miradas anhelantes el hombre colombiano cada vez que la amargura y la desesperanza surgen en su camino. El nombre de Jorge Eliécer Gaitán está tocado de inmortalidad.

El pueblo liberal de Colombia ha marchado muchas veces tras el pendón victorioso de caudillos ilustres cuyos nombres ocupan lugares de preeminencia en el altar de la historia. Por fortuna y para lustre de ese pueblo, esos adalides trajinaron mayormente por los predios civiles, civilistas y civilizados que por los vericuetos del caudillismo bárbaro. Los nombres de Herrera y de Uribe estuvieron antecedidos del título de General, en buena lid adquirido. Pero en la vida de estos próceres predominó la tendencia civil. Herrera esculpió en piedra de inmortalidad su lema de “la patria por encima de los partidos”, que es todo un tratado de civilidad; la espada de Uribe, con ser muy fulgurante en la épica jornada de Peralonso, brilló menos que su pluma y su verbo en las lides del parlamento y de la prensa.

La revolución por los medios civiles encontró al fin su encarnación perfecta en la envoltura humana de Jorge Eliécer Gaitán. La América no ha contemplado en mucho tiempo un prestigio de mayores dimensiones, un líder más genuinamente popular, un apóstol más auténtico del pueblo, más ahincadamente orientado a su servicio y rodeador de mayor fervor multitudinario. Gaitán vivió por el pueblo, y por el pueblo murió. Cuando, como en la leyenda bíblica, se vislumbraba la tierra prometida, en forma aleve y cobarde, que estremeció al mundo, fue tronchada su vida portentosa.

En un día como hoy, hace de ello seis años, volvió al seno de la tierra fecunda la envoltura carnal de Jorge Eliécer Gaitán. La patria enlutó sus banderas y en todo hogar colombiano hubo crispaturas de estupor y lágrimas de ira. Los senderos abiertos y claros que Gaitán le había abierto al Liberalismo con sus enseñanzas inmortales, su intrepidez de hierro y su iluminado corazón, parecían cerrarse con las tablas de su ataúd. Con el último latido de su corazón y el susurro de su postrer aliento, parecían esfumarse las esperanzas de redención del pueblo. Al sellarse para siempre los labios del Caudillo se temía que ese silencio seguiría reinando sobre los campamentos de sus huestes adoloridas.

Pero ello no fue así. No podía ser así. Desde las augustas sombras de lo eterno, Gaitán sigue velando por su pueblo. Su obra no fue estéril y su sangre no se derramó en vano.


Jorge Eliécer Gaitán en Ibagué. Derechos reservados

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*José Joaquín Niño Espinosa (1913-1982). Fundador y director de EL DIARIO, el único periódico diario que ha tenido la ciudad de Girardot (Cundinamarca), circuló de 1951 a 1977. Historiador, periodista, líder social y político liberal, Miembro Correspondiente de la Academia de Historia de Cundinamarca.

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Fuente: Periódico EL DIARIO / N° 867 / GIRARDOT / VIERNES 9 DE ABRIL DE 1954 / GIRARDOT

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ADMINISTRADOR Y COMPILADOR: CARLOS ARTURO RODRÍGUEZ BEJARANO

Edición Número 157, Girardot, Abril 9 de 2021

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