Edición Número 39, Girardot,Octubre 21 de 2018.- HONDA
Edición Número 39 Girardot, octubre 21 de 2018
HONDA
ANTONIO L. AMÉZQUITA*
Como
un tributo de cariño al grupo de jóvenes que forman la colonia hondana de esta
ciudad y que luchan con brío por su mejoramiento moral, intelectual y material,
dedico unas pocas líneas en recuerdo de la tierra del Doctor José de León
Armero, don Miguel Samper, Manuel Paz, Gabriel Guerra, Nazario Rudas, Alfonso
López, Alejandro Vanegas y Jorge N. Soto.
Una torre erguida sobre una pirámide de casas: puertas escalonadas sobre
techos y techos sobre puertas.
Abajo el tumultuoso oleaje del río, que
rueda y se estrella entre las piedras; encima, un elegante y largo cinturón de
acero: es el puente; y allá en la altura, coronando el paisaje, las primeras
inclinando sus copas a impulso de la brisa.
A uno y otro lado, los empinados
cerros, que parecen hirsutos centinelas seculares. Tal se ve Honda.
Todos los que no ha mucho vimos lo que
era Honda, no podemos contener el amargo sentimiento de tristeza y de asombro
al ver lo que es ahora.
Allí enantes la vida; el movimiento: los
pitos del vapor y la algazara; el acezar de las calderas y el acezar de
sudorosos pechos; trenes o vapores que llegaban o partían. Era la orquesta del
trabajo que ejecuta su marcha triunfal, seguida de un pueblo ardiente y
entusiasta del progreso.
Hoy la yerba crece y el silencio se
extiende sobre el mismo terreno que humedeció el sudor de cien mil; y del
hervor de entonces, no queda ya sino un recuerdo lúgubre.
Honda, dice la Historia, fue fundada
por don Bernardo Pretel, por allá en los años de 1594 a 1595. Está situada en
la confluencia de los ríos Magdalena y Gualí a una altura de 210 metros sobre
el nivel mar
Su situación geográfica es: a 5° 12’
34’’ latitud norte; y... 39’ 34’’ latitud occidental del meridiano de
Bogotá. Su clima es cálido y seco, con una temperatura media de 30° del
centígrado.
En muy lejana época Honda era ya
considerada como el segundo puerto fluvial del Magdalena, rango que hoy
comparte con Girardot, su hermana menor, a pesar de la decadencia que ha
sufrido en los últimos años. Su importancia y riqueza han dependido
exclusivamente del tráfico e intercambio de productos extranjeros por artículos
de exportación.
En Honda por desgracia, no se ha
implantado industria alguna determinada, y la vida de la población se halla
íntimamente ligada a la mayor o menor afluencia de pasajeros y de carga que a
su puerto llegan. Sólo tenemos noticia de una fábrica de jabones que por muchos
años sostuvo el digno y recordable don Joaquín H. de León y últimamente las
establecidas por los hermanos Vanegas y por el señor Manuel I. Navarro y una
trilladora que montaron los señores Isaacs Hermanos.
Al presente puede calcularse la
población de la ciudad en unos 8.000 habitantes; tiene un buen acueducto;
primoroso jardín público debido al esfuerzo del filántropo y progresista doctor
Ismael Gallego (q.e.p.d.). Tiene además
un buen edificio propio para Escuela donde caben más de doscientos niños; casa
de ayuntamiento y de plaza de mercado en ruinas porque son, que las han
convertido, en plaza de mercado.
Por Honda ha pasado un verdadero
torrente de oro que el pico del minero antioqueño y los potentes monitores de
las compañías extranjeras han arrancado y arrancan aún de las entrañas de la
vecina cordillera. Lástima grande que no exista una estadística cuidadosa que
nos permitiera presentar en un solo guarismo los millares de libras del
precioso metal que de allí han ido a enriquecer el numerario del mundo.
Como recuerdos históricos de la guerra
de la Independencia, en Honda encontramos en primer lugar, el ataque y
ocupación que de ella hizo el 23 de junio de 1781 el valeroso comunero José
Antonio Galán. Mandaba los defensores de la Plaza el Capitán español don
Santiago Tello de Meneses, y a pesar de la obstinada resistencia y del
encarnizamiento de la lucha, Galán fue tan severo en conservar después del
combate la disciplina de sus tropas, que uno de sus soldados pagó con la vida
la falta de haber quitado un anillo de propiedad de la familia Diago; el señor
Diago, a quien Galán hizo restituir la alhaja, regaló al prócer republicano un
sable que poco después fue a dar a manos de los españoles, cuando Galán cayó herido, rodeado de enemigos
en el monte de Chaguanete.
A principios de agosto de 1810 vieron
pasar los hondanos al Virrey don Antonio Amar y su esposa, que iban expulsados
de la naciente república: era el amanecer de la noche colonial de tres
centurias.
El 30 de abril de 1816 el traidor
Ascensión Martínez entregaba la ciudad al cuchillo de las fuerzas realistas del
Comandante Santacruz y caía prisionero el patriota don Antonio Villavicencio, a
quien pocos días más tarde hacía fusilar en Bogotá el pacificador Morillo.
El 3 de septiembre del mismo año fue sacrificado en la plaza del Rosario el
patriota Capitán don Pedro Ramírez, y el 29 de octubre el Doctor don José de
León y Armero.
Por último, el 14 de agosto de 1819, el
Coronel Leonardo Infante llegaba a la orilla de Pescaderías en persecución del
Virrey Sámano, y no encontrando embarcaciones para pasar el río, porque los
fugitivos españoles las habían quitado, se lanzó a caballo al caudaloso salto,
consiguiendo salir al otro lado y aprisionar algunos españoles; aunque no a
Sámano, que logró escapar.
Después nuestras contiendas políticas
han hecho varias veces de sus calles, campos de batalla, y las vicisitudes de
la Patria, la han convertido casi en cementerio, pero los hondanos, llenos de
fe y firmes en la lucha, no desesperan de la resurrección de la ciudad querida
y trabajan con entusiasmo por el advenimiento de nuevos días de engrandecimiento
y de progreso.
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*EL VERBO LIBERAL/ N° 12/ GIRARDOT/ 1913
Edición Número 39, Girardot, Octubre 21 de 2018
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