Edición Número 47, Girardot, Diciembre 17 de 2018:-EL CLERO Y LA POLITICA
Edición Número 47 Girardot, diciembre 17 de 2018
Reproducimos hoy parte de la circular que el Illmo. Sr. Federico
González Suárez, Arzobispo de Quito, dirigió al clero de su Arquidiócesis, con
el fin de probar a nuestros lectores que no es un deber del Sacerdote católico
el meterse en la política, sino únicamente un ultraje y el más insufrible de
todos los apasionamientos.
Quisiéramos
que a la manera que el Illmo. Señor González, los Arzobispos y Obispos de
Colombia, tomaran también serias medidas contra este mal que hasta hoy ha sido
funesto e inevitable en este país.*
No
hemos creído bien intencionada la labor política del clero, sino por el
contrario disociadora, y como tal, una amenaza para la República, tanto más que
el clero extranjero, violando la Constitución, toma gran parte en esa labor.*
El
clero nacional hace campaña contra el liberalismo, porque no lo conoce y lo
juzga enemigo de su Iglesia; fruto es este de la ignorancia. Pero el clero
extranjero que no se preocupa sino por los terrenales bienes de las almas, en
nada tiene que ver con la política del país, siendo así que su lucha es obra de
la perversidad solamente, porque con ellas aprietan las cadenas de un pueblo
harto ya del dominio extranjero.*
Sanas y bien intencionadas encontrarán
los Arzobispos y Obispos de Colombia, las
palabras del Illmo. Señor González Suárez, y seguros estamos de que
imitándole en este buen proceder, la Iglesia perderá el gran enemigo que hasta
hoy ha sido la parte principal de su ruina: la intransigencia y el personalismo
inmiscuidos en la cátedra sagrada hablando en nombre de Cristo cuya religión
fue Caridad, Fraternidad, Perdón y
Tolerancia.
A la letra la circular dice así:
“La costumbre de pronunciar nombres
propios en el púlpito la calificamos de abuso escandaloso y queremos que no
sólo en nuestra Arquidiócesis de Quito, sino en todas partes, sea eliminada. Es
ocasión de pecado contra la caridad de parte del sacerdote; le pone a este en
peligro de ser arrastrado al Tribunal civil de justicia y envuelto en un juicio
criminal por injurias y hasta por calumnias; siembra funestos resentimientos en
las familias de los sujetos contra quienes ha predicado el párroco, y provoca
de parte del bando político desfavorecidos represalias implacables. Todo esto
se evita con la obediencia puntual a lo resuelto por la Santa Sede. ¿Tenemos
mucho celo por la causa católica? Pues la piedra de toque para distinguir el
verdadero del falso celo, es la pronta obediencia a la Santa Sede.”
…………………….
El sacerdote no debe pertenecer a
ningún partido político, a fin de poder desempeñar bien su ministerio de
maestro de la verdad y de consejero de la virtud; si enseña no le escucharán,
porque dudarán de su doctrina, sospechando que trabaja no por amor a las almas,
sino por el interés de su partido; interés de su partido sospecharán en todo:
en la enseñanza, en el consejo de la reprensión, en todo……La política desvirtúa
por completo la palabra sacerdotal: el sacerdote que se afilia en un partido
político condena su ministerio a la esterilidad más completa.
+ FEDERICO
Arzobispo
de Quito
*NOTA: La cursiva es del
compilador (Carlos Arturo Rodríguez Bejarano)
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EL VERBO LIBERAL/
GIRARDOT/ NUMERO 1/ FEBRERO 1913
Edición Número 47, Girardot, Diciembre 17 de 2018
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