Edición Número 27, Girardot, Julio 11 de 2018. DEL BAMBUCO EN GIRARDOT Y LOS FESTIVALES DEL BAMBUCO
Edición Número 27, Girardot, Julio 11 de 2018
DEL BAMBUCO EN GIRARDOT Y
LOS FESTIVALES DEL BAMBUCO
POR CARLOS ARTURO RODRÍGUEZ
BEJARANO
http://carmenzamendez.blogspot.com/
Quien olvida su pasado está condenado a vivirlo
nuevamente como tragedia, nostalgia, dolor. ¿Olvidándola vamos a reír un poco? Todos
olvidaron en Girardot cuál y cuáles fueron los ritmos musicales y sus
consecuentes bailes o danzas que interpretaban, bailaban, cantaban, tarareos
con un ritmo peculiar según la ocasión. Cuando eran ferias sonaba así, cuando
salía el toro sonaba en la punta del pitón, cuando era serenata amorosa de otra
manera, cuando el matrimonio…, etc.
No existía electricidad para reproducir la música y parece que no hacía falta; los instrumentos musicales de cuerda, de viento, de percusión, el piano, las sonoras maracas, la voz de los cantantes, el movimiento de los cuerpos, la mirada encantadora de esos ojos negros adornados con cejas espesas de una mujer extraña…, todo era a capela. Los resecos corazones de cardón iluminaban los bailes o rumbas en las veredas y en los primeros ranchos y las cuatro casonas alrededor de la que se llamaría luego, parque o plaza de la Independencia, en tanto la futura Plaza de mercado Rother esperaba su turno para entrar en la escena moderna. Un rancho de palma real y bahareque mal joteado esperaba también una aguja gótica para cuadrar la imagen apocalíptica de San Miguel.
No existía electricidad para reproducir la música y parece que no hacía falta; los instrumentos musicales de cuerda, de viento, de percusión, el piano, las sonoras maracas, la voz de los cantantes, el movimiento de los cuerpos, la mirada encantadora de esos ojos negros adornados con cejas espesas de una mujer extraña…, todo era a capela. Los resecos corazones de cardón iluminaban los bailes o rumbas en las veredas y en los primeros ranchos y las cuatro casonas alrededor de la que se llamaría luego, parque o plaza de la Independencia, en tanto la futura Plaza de mercado Rother esperaba su turno para entrar en la escena moderna. Un rancho de palma real y bahareque mal joteado esperaba también una aguja gótica para cuadrar la imagen apocalíptica de San Miguel.
En 1866, comienza la presencia misionera conservadora
católica tanto educativa como espiritual; desde luego es a esa labor que el
santoral diario va abriéndose camino en Girardot, una ciudad en donde ese tipo
de cosas no encajaba en su racionalidad, que hizo del trabajo misionero uno de
los más difíciles (reconocido públicamente en un texto ya importante, para
conocer un poco más la ciudad). Los creadores de la primera feria ganadera eran
liberales, ricos, masones, industriosos y verdaderos líderes políticos y
empresariales, que muchos liberales acataban. La economía local era una
locomotora que tomaba cada vez mayor velocidad, núcleo del desarrollo regional,
el capitalismo no daba espera. La conjunción feria ganadera con la celebración
del San Juan (24 de junio), al parecer fue coincidencia, más ambos poderes se
beneficiaron de la misma, ambos crecieron; la desaparición de la masonería como
verdadero líder de procesos de desarrollo generó un vacío mal llenado que mucho
daño le causó a la ciudad.
Para 1913, la celebración del San Juan aparece
mencionado, pero también criticado y a juzgar por la confluencia, el bambuco
era el rey de la rumba. En EL VERBO LIBERAL (1913) un comentarista escribió: El pueblo “que
para honrar a un santo se emborracha, juega, se pelea y da escándalo, es un
pueblo bárbaro, aunque el santo a quien venera hubiera sido el más borracho,
jugador y escandaloso de cuantos hayan merecido el Calendario.” Luego se potenció, disminuyó en
jerarquía, cediendo el lugar al San Pedro (29 de junio), pero, el bambuco bajó
de volumen. A algunos intrusos no les gustaba y como la dirigencia era cada vez
más ignorante en cultura general y musical, se adoptó la música del momento.
Las imágenes tenemos que imaginarlas, solo contamos
con letras. La primera imagen de letras cuenta de retretas en las ferias con aguardiente,
alcohol de alambiques con sede doméstica en la cocina. Abundaba el maíz, el
guarapo también, la chicha de cuesco de palma real, la caña de azúcar cultivada
a 400 metros sobre el nivel del mar y ansiedad por la música y el bailoteo.
Se prendió la fiesta en Ibagué
Se prendió la fiesta en Ibagué (Tolima)
Afiche oficial festival folclórico colombiano /
Cortesía Corporación Festival Folclórico
http://caracol.com.co/emisora/2016/06/18/ibague/1466207745_227317.html
Bambuco, pasillo,
torbellino, rumba criolla, doble vuelta, faldas tobilleras, ojos orientales
de mujer profunda, todo eso se perdió. Si bien en 1906 ya existía servicio de
energía prestado por un ciudadano potentado y generoso -don Manuel Núñez- que
obsequiaba seis horas de alumbrado público nocturno y vendía a algunas casas de
notables; apenas el hielo nos hacía el milagro. Quizás esa es la razón por la
que Girardot sea la única ciudad en Colombia donde se ‘baja’ el tinto (café)
con agua fría, algo rarísimo y que cada día en los establecimientos públicos
(tinteaderos) se escamotea flagrantemente. Podría agregarse que las libras
esterlinas, que circulaban como moneda corriente, permitió ver todo
muy barato –tinto con un vaso de agua fría- por unos poquísimos centavos en el
segundo puerto cafetero del país, rico a rabiar. Muchas cosas se tornaron
asequibles comercialmente. Ese, tal vez, buen gusto por el café con agua fría
se hizo hábito, uno de los sellos distintivos de Girardot. Debe recordarse que
en casa no se utiliza el agua fría cuando se degusta ese bello milagro
denominado café; ¿por qué? Es extraño.
Es de presumir que anterior, durante y luego de la
guerra de los mil días, la música y el baile haciendo uso de los espacios
públicos, eran y continuó siendo eso, un espectáculo público. Las riñas de
gallos no se terminaron, tampoco los toros bravos, los buenos músicos, el juego
de naipes, el juego de dados, casi siempre cargados, y las buenas bandas de
música.
En la ciudad de Atanasio, Don Zoilo Nieto fue un
reconocido maestro de la música que dirigía una espléndida banda. EL ESFUERZO
en 1906, reconoce: “Hemos
oído la banda de música recientemente reorganizada en esta ciudad por el señor
Zoilo Nieto, la cual ejecuta un variado repertorio de piezas nuevas y
escogidas; por ello nos congratulamos y no dudamos que la nueva banda
contribuirá en mucho a amenizar nuestras horas de tedio y a alejar el spleen
que a veces se siente en estos lugares abrazados por calor tropical.
Felicitamos al señor Nieto y a sus dignos compañeros de estudio.”
El señor Nieto fue un hombre muy trabajador y no le
faltó nunca inspiración, tampoco genialidad, no vivía de la música sino de
vender sombreros, propietario de un almacén especializado en ello, por supuesto
promocionaba, vendía y reparaba instrumentos musicales, y enseñaba música
personalizada o en grupos; sus quejas por el no pago de paradas musicales eran
frecuentes. Para 1917 EL DEMOCRATA, informa que “El
jueves último se estrenó en el Teatro Girardot la bella danza-tango Milagros
del maestro Zoilo Nieto T., quien la dedicó a la señora Milagros Crespo,
primera tiple de la Compañía Diestro. Bien por el arte y por el inspirado
artista girardotense.” Nada
se sabe de la creación del maestro Zoilo. El tango era ícono local musical. De
1914, a pesar de la destrucción del archivo de periódicos locales, sobrevive
uno, seguramente de varios artículos de prensa publicados sobre el tangotango,
calentador de sangre buena y mala.
Pero, bien. La primera feria comercial ganadera de mayo de 1908, continuó celebrándose en
junio, en pleno veranoverano, así como
posteriormente, ante el éxito inusitado de la primera que amplió el circuito
comercial ganadero y de veraneantes (no habían turistas), sus organizadores agregaron otra en diciembre, verano de
fin de año, para dos anuales. En ese entonces el ganado a negociar se exhibía
en las calles del centro y alrededores de la ciudad y calles aledañas, hasta
los años 70 del siglo veinte, cuando se pasó a la Feria de Exposiciones. Así
funcionó la doble vuelta durante
varios decenios: EL VERBO LIBERAL nuevamente apuntilló: “No se ha sabido hasta ahora de
un solo Alcalde que al llegar un San Juan se haya mostrado más sensato y
civilizado que el pueblo que gobierna: todos hasta ahora han visto que en esta
materia es tan sabroso complacer al pueblo.”
Dado que inicialmente nuestra cultura es aquella que
España introdujo con su aliada jerarquía católica romana, celebraciones a
nombre de los apóstoles bíblicos y nombres de pueblos como Valle de San Juan
(Tolima), cercana a Girardot, El Espinal y prácticamente el Tolima Grande era
menúcorriente; nos correspondió en suerte sortear, por coincidencia, con la
celebración cada 24 de junio, con una huella muy fuerte en el imaginario de los
pobladores de la zona mencionada, fueran liberales o conservadores, que no es
necesariamente como ahora.
Mi padre lo celebraba con nosotros (el San Juan), sus
hijos, levantándonos a las cuatro de la madrugada, cara lavada, sentados en el
comedor, con una botella de vino y varios bizcochuelos, que para mí eran una
delicia, pero sobretodo nos repetía: esto lo hago para que no olviden nunca de
que bebieron vino y comieron bizcochuelos. Recorría ciudades y pueblos del
Tolima distribuyendo productos Postobón;
traídos de El Espinal, El Guamo o de Guataquí (vereda El Porvenir), esos
bizcochuelos era un tesorero inapreciable por allá en los años sesenta del
siglo veinte. Se caracterizaban por el aroma –uno de sus ingredientes- a anís del aguardiente Taparoja tolimense, ícono entre alcoholes jacarandosos del Tolima
Grande.
2009 - 49 Festival Folclórico y Reinado Nacional del Bambuco y
Muestra Internacional de folclor 2009
http://www.colarte.com/colarte/foto.asp?idfoto=297134
El bambuco, que convocó intereses variados en ese
agitado periodo de desarrollo regional con epicentro en Girardot, no figura
para nada en el imaginario de la Girardot
¿Por qué, cómo explicar una
sociedad girardotense sin música y sin esa música? Impulsada por la
electricidad, la radio y los intereses disqueros nuevos aires musicales se
introdujeron; claro que no toda es buena música. El tango padeció el mismo
desprecio que el bambuco. Cuando cesa el flujo grueso de inmigrantes, el
bendito tango merma, aunque no fue sino hasta 2012 cuando definitivamente sale
del ring al cerrar su último símbolo en el Camellón del Comercio con carrera
13, frente al monumento a Jorge Eliécer Gaitán; don Juan lío bártulos y con su
carcaj se fue al cuartel de invierno familiar. El sanjuanero no sólo como
bambuco pone a bailar a más de uno, también un músico venezolano en ritmo salsa puso a los salsómanos de todo el orbe a rumbearlo. El Bambuco es universal.
Pero en Tolima y Huila sí aprendieron la lección de
elemental identidad. Tiempos difíciles y oscuros para la República cuando La Violencia. Aquí tomamos las de Villadiego
en contravía de nuestras raíces, identidad, idiosincrasia y cultura. Allá
crearon eventos alrededor del bambuco, respetando muchos hechos que son mojones
culturales, que crecen cada año. Ibagué y Neiva aprehendieron el bambuco para
siempre institucionalizándolo. Aquí, en Girardot nos adherimos a la nada y los
tales líderes que han sido o querido ser no han sido más que muñecos de papel
periódico apetecidos por los ratones, con las debidas excepciones.
Siempre hay un momento para replantear y desandar las
sandeces del pasado, eso nos diferencia de los idiotas. Girardot tiene, puede y
debe construir con su Festival Turístico y Reinado Nacional del Turismo un evento
cultural de marca mayor; el ejemplo de Neiva e Ibagué es digno de estudiar para
aprender, tanto como el de otras ciudades que han desarrollado expresiones
organizativas culturales de renombre en el concierto nacional.
En otras palabras, se trata de rescatar para nosotros
y el mundo los ancestros musicales, folklóricos y culturales del bambuco que
fue nuestro, pero migró por culpa nuestra (como para echarnos las culpas
todas). Esto de ninguna manera riñe con las expresiones culturales que se han
sucedido en la ciudad y el país. Recordemos que las blancas garzas bajan por el
río y vuelven a subir por el río, al atardecer, todos los días, por siempre.
Uno de nuestros paisanos en Garzón y Collazos, ese dúo
monumental de la canción, señaló el camino del bambuco pero en ese momento no
lo escucharon, hasta hoy. Qué desgracia.
Edición Número 27, Girardot, Julio 11 de 2018
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