Edición Número 19, Girardot, Marzo 20 de 2018 – GABO: NEVANDO EN PARÍS -LA PRIMERA NIEVE DEL INVIERNO-
Edición Número 19, Girardot, Marzo 20 de 2018
NEVANDO
EN PARÍS
- La primera nieve del invierno –
(De
Aquellos tiempos con Gabo, Plinio Apuleyo Mendoza) (Fragmento)
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“Seguramente empezó a caer mientras comíamos en un
restaurante próximo a la plazuela del Luxemburgo. Pero no la vimos en aquel
momento. No la vimos por la ventana sino en la puerta, al salir, y era
deslumbrante y sigilosa, cayendo en copos espesos que brillaban a la luz de los
faroles y cubría de blanco los árboles, los automóviles y el bulevar. El aire
de la noche era limpio y glacial, olía de pronto a pinos de montaña.
Lavada de humores, rumores y colores, la ciudad se
envolvía suave y lujosamente en aquella nieve como una bella mujer en una
estola de armiño.
García Márquez quedó de pronto extático, fascinado por
aquel espectáculo de sueño.
Nunca había visto la nieve.
Para un muchacho nacido en un pueblo de la zona
bananera, en Colombia, donde el calor zumba como un insecto y cualquier objeto
metálico dejado al sol quema como una brasa, la nieve, vista tan sólo en los
grabados de los cuentos de Grimm, pertenecía al mundo de las hadas, de los
duendes, de los gnomos, de los castillos de azúcar en el bosque.
Y he aquí porqué el glorioso reportero, el prometedor
novelista recién llegado, viendo la
nieve, la nieve cayendo, brillando, cubriéndolo todo de blanco, tocándole el
bigote y el pelo, besándole suavemente la cara como una hada dulce y traviesa,
se estremeció como una hoja.
Le tembló un músculo en la cara.
-Mierda-exclamó.
Y echó a correr.
Corría y saltaba de un lado a otro por el andén, bajo
la nieve, levantando los brazos como los jugadores de un equipo de futbol
cuando acaban de anotar un gol.
Volvía de pronto a ser el muchacho alegre y rápido que
había visto años atrás.
el pelotero de béisbol,
el cantante de rumbas,
el costeño desenfadado
Gabo y no García Márquez.
(…)
El más prometedor de nuestros jóvenes autores,
heredero de Proust, de Kafka, de Joyce
y de William Faulkner, con un profundo anclaje en la angustia contemporánea
según decían o escribían nuestros críticos; el hombre que ellos,
<<cachacos>> llenos de retórica, veían buscando una dimensión
cósmica de la soledad y planteándose los profundos interrogantes de la
condición humana, corría y brincaba como un mono por el bulevar Saint Michel.
Menos mal que es loco, pensé con alivio.
Desde aquel preciso instante somos amigos”.
(Tomado
de EL GABO PARISINO/BOGOTÁ, ABRIL 2017 N° 1/ 30° FERIA INTERNACIONAL DEL LIBRO
DE BOGOTÁ)
Edición Número 19, Girardot, Marzo 20 de 2018
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