Edición Número 147, Girardot, Noviembre 1 de 2020:-Rebolero, ¡a mucho honor!
Edición Número 147 Girardot, Noviembre 1 de 2020
“Rebolero,
¡a mucho honor!”
(NELSON PINEDO FEDALLO[BARRANQUILLA 1928 (10 DE FEBRERO) / VALENCIA, VENEZUELA 2016 (27 DE OCTUBRE)])
Por
Rafael Bassi Labarrera
Adiós
al Almirante del Ritmo (Nelson Pinedo, el hombre que nació en el barrio Rebolo
mientras se escuchaban los versos de la danza de El Torito que pasaba por la
puerta de su casa; el crooner caribeño
que con su tremenda voz y presencia le dio gloria a Colombia, a nuestro Caribe,
y a Barranquilla, convirtiéndose en la primera gran estrella internacional y
poniendo en el firmamento la música de nuestra región, emprendió su último
viaje con destino al Olimpo de los músicos caribeños.)
Fue el porro Playa, brisa y mar,
del compositor y guitarrista Rafael Campo Miranda, la canción que escogió
Nelson Pinedo para su debut en Radio Progreso de La Habana, en los años cincuenta. De esa manera inició su ascenso al
estrellato.
Poco más de medio siglo después, un domingo 18 de
diciembre de 2005, en el Estadio Moderno del Barrio Rebolo, el Instituto
Distrital de Cultura y Turismo de Barranquilla le rindió un merecido homenaje.
Fue un inolvidable regalo de Navidad. Tremendo concierto con entradas gratuitas
en el que su público orgulloso le gritaba <<rebolero>> y Nelson respondía: << ¡A mucho honor! >>
En esa ocasión, hace poco más de una década, tuvimos la oportunidad de
compartir una extensa y sabrosa conversación con el famoso Pollo
barranquillero. Haciendo gala de su buena memoria y de su gran capacidad
narrativa nos recordó sus inicios artísticos en la Barranquilla de los años
cuarenta:
<< Mis comienzos fueron cantando como aficionado
en Barranquilla. Antes fui locutor comercial y de noticias en la Voz de La
Patria. Pero después hice un recorrido interesante con orquestas de la costa,
empezando con la del maestro Julio Lastra como cantante de boleros. Después
estuve en la orquesta de los hermanos Rodríguez Moreno, con ellos hice una gira
a Maracaibo, mi primera salida al exterior,
y grabé el bolero Mucho, mucho,
mucho. Regresamos a Barranquilla y me conecté con el maestro Antonio María
Peñaloza para trabajar en los bailes de carnaval en el Country Club. Por
aquellos días llegó el señor Danielson, dueño del Club Miramar, de Bogotá,
quien estaba por inaugurar el Club La Casbah, situado arriba del teatro
Mogador. Peñaloza pidió llevarme como el crooner para esa orquesta que allá
iban a conformar. Danielson, que le tenía a Peñaloza la orquesta preparada, le
dijo ‘vengo a buscarlo únicamente a usted’, pero Peña le dijo que iba si con él
íbamos el bajista, el baterista y aquél muchacho -señalándome- que era yo. El empresario le respondió que le
tenía dos cantantes. Fue cuando Peñaloza dijo: Sino va él, yo no voy. Esa
gratitud la guardo para toda la vida. Tengo que reconocerle al maestro haber
creído en mí>>.
Al
igual que Justo Almario, Joe Madrid y otros músicos colombianos, Nelson Pinedo
no escatima elogios para las enseñanzas que le dio el maestro Antonio María
Peñaloza.
<<
La época que viví
con el maestro Peñaloza en Bogotá fue para mí un posgrado de música. Me preparé
y aprendí muchísimas cosas. El Club La Casbah era para la clase media-alta y la
high de Bogotá. Súperelegante,
exclusivo. Su público era muy refinado. Ahí no entraba el que quería, sino el
que podía. La dotación era un cantante francés que tocaba trompeta, acordeón,
un hombre polifacético; su esposa, quien también era cantante, Cervantes en la
batería, uno de los hermanos Fernández en el saxo, Peñaloza primera trompeta, y
un pianista de primera, Alex Disroma, traído especialmente de Perú.
El repertorio incluía temas en español, inglés,
portugués e italiano. Esa orquesta hacía jazz,
hacía la música nuestra, música española, argentina, hacíamos de todo. Tenía un
repertorio tal que los cantantes de Bogotá iban en su día libre a escucharnos y
algunos a aprender. Llegamos a ser los dueños de la noche en Bogotá. Antonio
María Peñaloza, su orquesta, y su crooner,
Nelson Pinedo>>.
ME
VOY PA’ LA HABANA
Calentando
la fría noche santafereña y soñando con viajar al extranjero, Nelson Pinedo
conoció a los músicos de la orquesta Casino de Sevilla, que se presentaba en el
Grill Europa.
<<En sus días libres los españoles nos iban a
ver a la Casbah, la boite que
competía con el Grill Europa, los dos locales de más categoría que había en
Bogotá en esa época. Los muchachos de la orquesta Casino de Sevilla la pasaban
muy bien con nosotros, de manera que nos hicimos muy buenos amigos. A ellos les
encantaba la música de Peñaloza, sus arreglos maravillosos del folclor
colombiano, de bambucos, pasillos, bundes, toda la música del altiplano y de
las costas colombianas. Los españoles quedaron encantados con nuestra versatilidad.
Me escuchaban cantando en varios idiomas: inglés, francés, italiano, portugués,
estaban fascinados. Pasó el tiempo y no volvimos a verlos.
Un día estaba sacando el pasaporte en el Capitolio. Me
encontré en la calle con una señora que me dijo que su esposo tenía un
telegrama que me habían mandado de La Habana. Era del director del Casino de
Sevilla, que ahora se llamaba Serenata
Española, y me solicitaba que fuera a trabajar con ellos, aunque ya no se
acordaban de mi apellido. El telegrama decía: ‘Soliciten a Nelson Nieto’. Yo no
tenía en mente ir a Cuba, eso era para mí algo inalcanzable, entonces era La
Meca del mundo hispanohablante. Todos los artistas latinoamericanos tenían que
refrendar su prestigio en La Habana. Era el epicentro del mundo artístico
hispano. Y como las ocasiones hay que agarrarlas al vuelo…>>.
Nelson
Pinedo no viajó directo a La Habana sino que hizo escala en Caracas para
visitar a su amigo Chucho Sanoja, tal como lo había previsto. Entonces Sanoja
lo relacionó con el representante Ángel Pintado, quien manejaba a artistas de
la talla de Pedro Infante, y este le dio a Nelson una tarjeta para Tito
Garrote, su socio en La Habana.
<<Caigo en La Habana, pero no voy directamente a la
Sonora, ni a Radio Progreso. Llego a la orquesta Serenata Española y tengo que
actuar con los atuendos típicos españoles, eran cuatro trajes bellísimos. Era
un muchacho de 25 años, delgado, con figura de torero. Imagínate un curranbero,
un corroncho vestido de andaluz. Con esa orquesta grabé cuatro temas: Yo te diré, una romanza italiana; Volverán, volverán, una canción basada
en las rimas de Bécquer; Entre tus brazos,
una balada del pianista de la orquesta, y un chotis titulado Monísima, que fue el que pegó en la
radio>>.
Con
la orquesta Serenata Española no pasó real mente nada especial. Aunque
impusieron aquel chotis en la radio habanera, a los tres meses tuvieron que
regresar a España, y Nelson se quedó buscando su destino en el competido
ambiente habanero, apoyado ahora por el representante artístico Tito Garrote.
Teniendo como tarjeta de presentación los discos grabados con Serenata
Española, el Conjunto de Luis Santí y el realizado con Don Américo y sus
Caribes, el representante Tito Garrote decidió ir en busca de una oportunidad
para Nelson Pinedo en Radio Progreso.
<<Entramos una tarde, a las cinco y media, a
Radio Progreso, que quedaba al lado del Capitolio, ahí en los bajos del Centro Gallego. Un estudio muy pequeñito y la
entrada era muy incómoda. Allá nos encontramos con Rogelio Martínez y Daniel
Santos que estaban revisando los temas que iban a tocar esa tarde. Daniel, con
esa personalidad que se gastaba, muy propia de él, que siempre he respetado por
su verticalidad, un poco hosco y muy satírico, lanzó una frase en son de
chiste: ‘Aquí no cabe uno más’. Nos reímos y seguimos a la oficina donde les
mostramos los discos. No pasó nada, pero, a los tres días llamaron urgentemente
a Tito Garrote para pedirle que yo hiciera una suplencia a Daniel Santos, que
se había ido para México sin avisar. ‘Serán como unos 15 días, porque él va a
regresar’, le dijeron>>.
<<Todo se me juntó como una andanada, cantar con
la Sonora Matancera y hacerle la suplencia a Daniel Santos. Ese fue el golpe
maestro en mi carrera. Entonces Tito, en un momento de audacia, decide no
cobrar nada, y yo lo lamentaba porque estaba comiendo cable, hacía meses que no
trabajaba, estaba golpeado económicamente. Le dije a Garrote: ‘No juegues con
mi estómago’, y él me respondió: ‘Tranquilo, que usted está bajo mi responsabilidad’.
Él era también el empresario de Benny Moré, de Fernando Albuerne, de Olga
Guillot, de Rolando LaSerie, de Lucho Gatica, de las grandes figuras, y ahí,
modestamente, tuve yo un espacio muy especial>>.
LA
SONORA MATANCERA
Nelson
Pinedo llegó a la Sonora Matancera, la ya famosa orquesta que dirigía Rogelio
Martínez, y se quedó por cinco años. Fue una época gloriosa para el cantante
barranquillero, quien entre 1953 y 1958, y con su porro familiarizado en
guaracha ayudó a internacionalizar la música el caribe colombiano.
<< Cuando entré en la Sonora Matancera, hicieron
un jingle para anunciarme
previamente, y es cuando surge la hermosa simbiosis musical entre el porro y la
guaracha. Llevo un tema de Rafael Campo Miranda que dice Playa, brisa y mar… que fascinó a Rogelio, y pegó tanto el jingle que la gente llamaba para que
sonara toda la canción completa. Para debutar presento El ermitaño, de Rafael Escalona, y Momposina, de José Barros. Así nacen las fusiones del porro
colombiano con la guaracha cubana, y del vallenato con la guaracha. El éxito de
El Ermitaño fue tan grande que en los
carnavales de Santiago de Cuba las comparsas orientales arrollaron con esa
composición de Rafael Escalona. ¡Ay, Dios mío!
Cuando empezamos con la cuestión del ritmo colombiano,
insistía que lo tocaran como porro y a la Sonora no le salía. Estando en esa
situación, Rogelio me preguntó por otros temas. Entonces le presenté El vaquero, El Mochilón, Mi casita linda
y Trópico, aquello fue un aluvión de
éxitos, por eso tengo en la discografía de la Sonora Matancera, mínimo,
cuarenta éxitos>>.
Otra
importante faceta de Nelson Pinedo como intérprete es la de bolerista, <<con
una perfecta dicción>>, como dijera Tito Rodríguez al invitarlo a grabar
con su orquesta.
Estando en Nueva York fui contratado por seis meses
para presentarme en el Cabo Rojeño. En mi debut me acompañó la orquesta de Tito
Puente, que mantenía una rivalidad con la de Tito Rodríguez. Al terminar mi
actuación fui invitado por Tito a su mesa, declarándome su admiración me
propuso grabar un disco con su orquesta. Los arreglistas de los temas de ese
álbum fueron René Hernández y Ray Santos. Allí incluí el bolero Corazón, del empresario barranquillero
Rafael Roncallo Vilar, un aristócrata de la bohemia currambera. Muchas veces canté en su Emisoras Unidas y
escuché con el Trío Serenata, de Rafael Mejía, ese hermoso bolero. También incluí
en ese long play el clásico Kalamary, de Lucho Bermúdez. Al final de
ese tema yo mismo me respondo en el coro, y al escuchar eso, Tito Rodríguez me
dijo: ‘Oye Nelson, tú eres tremendo sonero’>>.
Napoleón
Pinedo Fedullo nació en Barranquilla el10 de febrero de 1928. Desde sus
primeros éxitos en el extranjero se convirtió en un embajador cultural
barranquillero, paseando orgullosamente el nombre de nuestra ciudad por el
mundo entero.
<<La mona Fedullo era mi madre, hija de
napolitano, nacida en el puerto de Honda, Tolima, pero desde pequeñita vino a
Barranquilla. Ella me contaba que cuando yo estaba naciendo en el barrio Rebolo
se escuchaban los versos dela danza de El Torito que iban pasando por la puerta
de la casa. Estuvo conmigo en La Habana, Argentina y México. Mi padre genético
fue el director de orquesta Alejandro Barranco, y mi padre adoptivo, Julio
Pinedo>>.
La
cheveridad barranquillera de Nelson Pinedo se hizo sentir en las mágicas noches
habaneras de los años cincuenta, dejando para la inmortalidad del clásico
matancero ‘La esquina del movimiento’.
<<El compositor es Senén Suárez, guitarrista y
cantante, que tenía un conjunto que se presentaba en el cabaret Tropicana de La
Habana. Senén me escuchaba atento cuando cantaba, y una vez se acercó para
decirme: ‘Nelson, tengo un tema que va bien contigo’. Ya la Sonora le había
grabado varios números a Senén, casi
todos cantados por Celia Cruz. Como él sabía que yo me movía en todos los
ritmos, me dio además dos boleros: Muñeca
Adorada y Una Equivocación. La esquina del movimiento hace parte de
la iconografía latinoamericana. En Caracas con esa guaracha se recogía plata
para los guerrilleros de Fidel Castro que estaban todavía en la Sierra Maestra.
Otro tema que hace parte de mi repertorio es El muñeco de la ciudad, un merengue
venezolano que le escuché al cantante venezolano Mario Suárez aquí en
Barranquilla, cuando me estaba colando como cantante aficionado en Emisora
Variedades. Ese número me gustó y me lo guardé, y tiempo después lo grabé con
la Sonora Matancera>>.
Claro
que la canción que identifica universalmente a Nelson Pinedo es el porro ‘Me
voy pa’ La Habana’, autoría del compositor barranquillero José María Peñaranda,
que en su versión original se titula ‘Me voy pa’ Cataca’. Nelson cambió ese
nominativo por el de La Habana, y lo convirtió en su pasaporte musical.
<<Me voy
pa’ La Habana es la historia de mi vida. Siempre me han preguntado por
Carmela y he respondido, pregúntenle a Peñaranda. Lo que hice fue cambiarle el
título y la procedencia, puse lo que soy, oriundo de Barranquilla, y convertí
ese número en mi cédula musical. Mucha gente en La Habana no sabía de donde era
yo>>.
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LATITUD / 30.10.2016 / # 1716 / LA REVISTA DOMINICAL DE EL HERALDO. FOTOS DE INTERNET.
Edición Número 147, Noviembre 1 de 2020
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