martes, 29 de enero de 2019

Edición Número 54, Girardot, Enero 29 de 2019:-ALIAS "DESQUITE": BANDOLERO 





                                                            Edición Número 54 Girardot, enero 29  de 2019



ALIAS "DESQUITE": BANDOLERO
JOSE WILLIAM ANGEL ARANGUREN*


POR WALTER B. RAMIREZ HERRERA Y MARTHA CECILIA JIMENEZ PERAFAN**





José William Angel Aranguren (alias “Desquite”). Se llamó a sí mismo “Desquite” porque había prometido desquitarse de la sociedad y del ejército al salir del primer encarcelamiento), nació el 5 de marzo de 1936 en el municipio de Rovira –una de las zonas más devastadas por la violencia en el centro del Tolima-, región de la que también era oriundo otro terrible bandolero, Teófilo Rojas (alias “Chispas”).

Sus padres eran Antonio Angel y Gilma Aranguren, campesinos de clase media alta de Rovira.

Desquite se convirtió en bandolero por la “más común de todas las razones durante la época, como su mismo significativo mote lo indicaba: a fines de 1950, su padre y un hermano fueron asesinados en la población de Rovira por el alcalde, en asocio de la fuerza pública. Los sobrevivientes (madre, hermanas y él tuvieron que abandonar la región. Más tarde en 1962, lo recordaba en los siguientes términos: “Empuñé las armas a causa del asesinato de mis padres, el despojo de los bienes y la persecución que contra toda la familia Aranguren se desató en todo el municipio de Rovira”. (Sánchez, Gonzalo y Meertens Donny. Bandoleros, Gamonales y Campesinos. El caso de la Violencia en Colombia, El Ancora Editores, Bogotá, 1983.).

Hacia 1956 después de finalizar su servicio obligatorio en la Policía Militar en Bogotá, dio inicio a sus actividades delictivas y un año más tarde fue señalado como uno de los integrantes de la pandilla que emboscó a un camión de la Compañía Colombiana de Tabaco, dando muerte a sus cuatro ocupantes y apropiándose del valor de la nómina que transportaban.

Este asalto lo perpetró en la zona del Guamo (Tolima) junto a varios compañeros “a raíz de lo cual fue condenado en consejo de guerra y encarcelado en la Penitenciaría Central de la Picota de donde se fugó en mayo de 1957, eludiendo una sentencia de 23 años de cárcel. Poco antes había posado en su celda para un fotógrafo de La Calle mostrando en su mesa de trabajo un ejemplar del libro de Franco Isaza sobre “Las Guerrillas del Llano” y en la pared un retrato de Jorge Eliécer Gaitán. Reapareció organizando su propia cuadrilla, a fines de 1960, en la zona del Líbano”. (Sánchez y Meertens).

Entre las fugas más espectaculares que protagonizó Desquite se cuentan la del mes de agosto de 1963 y febrero de 1964.

En la primera, El Tiempo informó el 15 de agosto que la inteligencia militar había localizado, mediante información de campesinos, el refugio de “Desquite” en el cerro de Lumbí… Durante varios días el sector fue bombardeado por la aviación, para facilitar el avance de la infantería. “Nueve días lleva el cerco a Desquite –decía El Tiempo el 8 de agosto- . El lunes se bombardeó un área de dos kilómetros, pero no se sabe si resultaron bandoleros muertos. El sitio donde se encuentra la banda tiene aproximadamente 100 Kms., de selva”. Al cabo de ese tiempo se anunció que el ejército “utilizaría un sistema que fue puesto en práctica durante la guerra de Corea y que consiste en lanzar llamas sobre la montaña con armas especiales. Con esta arma especial para las cuevas se logrará que los bandoleros salgan de los túneles en que se hallan… La operación sobre el cerro de Lumbí resultó un fiasco”. Desquite y los sobrevivientes de su grupo rompieron el cerco, abriendo la fuga hacia la cordillera central. En enero de 1964 “El Tiempo reproducía la información militar que lo ubicaba en el Departamento de Caldas”. (Sánchez…).

En relación a la segunda fuga, un agente de policía relataba lo siguiente:

Figúrese usted que a principios de semana, cuando “Desquite” logró evadir el cerco que le tendimos en los planes de Neira, se dirigió hacia la región de la Guacaica, zona de Maracas. Allí entre soldados y policías habíamos novecientas almas acosándolo. No dejamos un abierto mayor de cien metros. Y suéñese usted que por allí se nos escapó. Claro que tiene que estar ayudado por el Diablo!”. (Sánchez…).





Su especialidad consistía en emboscar automotores, actuando en reiteradas ocasiones con Chispas en asaltos a buses.

Los siguientes crímenes hacen parte de su récord delictivo:

- “En 1957 asaltó con cuatro hombres más al Pagador de la Compañía Colombiana de Tabaco del Espinal, en el sitio “El bajío” del municipio de San Luis (Tolima), dando muerte a tres personas y apoderándose de veinticinco mil pesos.
- El 20 de marzo de 1961 perpetró un asalto a la vereda de “Las Aguadas”, corregimiento de Junín, en el municipio de Venadillo, asesinando a dos campesinos de la finca “El Bremen”.
- El 16 de marzo de 1961 asaltó la hacienda “La Esmeralda”, en jurisdicción del municipio de Pulí, departamento de Cundinamarca, dando muerte a siete campesinos.
- El 19 de abril de 1961 asaltó la hacienda “La Argentina”, en la vereda “Gallego” del municipio de Venadillo masacrando a veinte campesinos.
- El 4 de diciembre de 1961 dio muerte violenta a seis campesinos, en la vereda “La Morada”, de Venadillo.
- El 2 de abril de 1962 en combinación con las cuadrillas de Jacinto Cruz Usma (a. “Sangrenegra”) y Noé Lombana Osorio (a. Tarzán), emboscó dos camiones del ejército con tropa, dando muerte a un suboficial y cuatro soldados, en el sitio “El taburete” jurisdicción del Líbano (Tolima).
- El 27 de junio de 1962 asaltó la hacienda del señor Benjamín Espinosa en jurisdicción del Líbano, dándole muerte y decapitándolo.
- El 18 de diciembre de 1962 asaltó el Puesto de Policía “El Hatillo”, jurisdicción de Mariquita, dando muerte a cuatro carabineros, después de intenso combate.
- El 22 de enero de 1963 asaltó la Hacienda “Calmonte”, en el municipio de Armero, secuestrando a dos menores, los que decapitó luego de cobrar los cinco mil pesos que exigió por su rescate.
- El 13 de febrero de 1963 asaltó un bus de la Empresa “Arauca”, sobre la carretera El Fresno - Maraquita; dio muerte a una persona, hirió a cinco, violó a una dama y secuestró a tres pasajeros.
- El 18 de abril de 1963 en asocio de la cuadrilla de “Tarzán”, asaltó la Hacienda “La Plata”, en el municipio de Honda, decapitando a cuatro personas.
- El 5 de agosto de 1963 en el sitio de “La Italia”, sobre la carretera Victoria – Marquetalia (Caldas), asaltó dos volquetas oficiales, un camión y un bus de la “Empresa Arauca”, decapitando a treinta y nueve personas y llevándose un botín por cerca de los doscientos cincuenta mil pesos.
- El 2 de septiembre de 1963 decapitó a cinco campesinos, en la vereda “Las Damas”, jurisdicción de El Líbano.
- En la misma fecha y en el sitio “La Esperanza”, del indicado municipio, dio muerte violenta a cuatro campesinos.
- El 12 de diciembre de 1963 asaltó la vereda “El Salado”, de El Líbano, dando muerte a ocho personas, entre ellas cinco niños.
- El 6 de febrero de 1964, en la vereda “Las Palomas”, de Manizales emboscó a una patrulla del ejército, dando muerte al soldado Miguel E. Lozano.
- El 12 de marzo de 1964, en la finca “El Volcán”, de El Líbano, secuestró a un menor, lo obligó a cavar su propia tumba, le atravesó el corazón de una puñalada y después de esto lo descuartizó en ocho pedazos, ya que el hoyo cavado era más pequeño que el cuerpecito del menor”. (Revista Policía Nacional de Colombia, Volumen 51, N° 104, marzo – abril 1964, Bogotá, D. E.).

Entre los grupos que operaban en el norte del Tolima dirigidos por Sangrenegra, Desquite y Pedro Brincos se destaca el de Pedro Brincos, por ser éste el hombre de mayor visión política, ya que su lucha tenía objetivos diferentes al ciego sectarismo que identificaba a Sangrenegra y Desquite.

Pedro Brincos intentó organizar a todos los movimientos existentes a nivel nacional para ese entonces. Para tal efecto convocó también a Desquite, quien a pesar de identificarse con algunos de sus planteamientos se mostraba desconfiado de los jefes urbanos.

Desquite se encontraba militando a la sombra del M. R. L. (Movimiento Revolucionario Liberal) cuando recibió el siguiente comunicado de Pedro Brincos, en enero de 1962:

“Estimado Desquite:
Con esta te doy contestación a tu carta de fecha 19 de los corrientes y al mismo tiempo te deseo animación y muchos progresos en tus faenas diarias.
Me complace mucho lo que tú me dices ya que cuentas con unos 60 hombres en el grupo armado con alguna decisión de combate y con alguna capacidad como para no dejarse acorralar fácilmente.

Respecto a la unidad, según tú me dices, me parece no ver bien claro en usted este asunto. Relacionado a esto lo que yo te digo es no sólo el resultado de análisis juiciosos, sino que es producto de la experiencia. Desde tiempo atrás yo vengo luchando aisladamente sin obtener ningún resultado efectivo. Son muchas las regiones del país donde estuve organizando que pueden ser testigos. Ahora, no sólo por experiencia personal sino por la de todos los luchadores de Colombia, como del mundo entero, me he convencido de que será estéril la lucha hasta tanto no sea puramente de carácter nacional en donde se agrupen bajo una dirección colectiva, todos los movimientos políticos de izquierda, grupos armados y todo cuanto esté luchando y quiera luchar por la liberación de nuestro pueblo colombiano (…).

En forma despectiva tú hablas de jefes, hay unos movimientos revolucionarios que quieren organizar la revolución con especialidad el MOEC, que está adentrado y directamente se encuentra organizando la lucha armada con algunos resultados sobre el particular… en ese movimiento puede contar usted que no hay jefes: hay dirección colectiva, y como tenemos la perfecta convicción de que la revolución no la puede hacer sino el pueblo en su conjunto, por tal razón es que recurrimos al contacto con los hombres que hasta ahora se han destacado por su lucha para con todos éstos formar la dirección colectiva de unidad revolucionaria. Esta es una condición, una necesidad de la revolución para que pueda llegar a feliz término… El deseo del movimiento es que tú participes, o cualquiera del seno de esa en unas charlas que pronto se van a realizar en esta ciudad.

Te puedo decir que el movimiento te tiene en cuenta y con mucha estima, se ha dado cuenta que tus esfuerzos no son vanos, la lucha incansable que tú has llevado durante tanto tiempo, pese a las condiciones de aislamiento en que tú has venido luchando frente al concierto internacional, yo que soy el que conozco, de los aquí, un poco más de tus actividades, he tratado de presionar para que no se deje sola a esa región y para que tú hagas parte de un organismo nacional. Yo he insistido en que los organismos u organismo nacional que se encargue de la dirección militar, deben estar hombres que tengan algunos conocimientos prácticos sobre el particular: claro que como tú dices, los hombres que integren la dirección deben estar en la montaña, es decir, al lado de los hombres de armas esto ya está decidido. Por esto es que te digo que me gusta que tú estés en las charlas que se van a realizar próximamente, pues de ahí saldrá lo concreto a escala nacional…” (Moncada Alonso. Un aspecto de la Violencia. Promotora Colombiana de Ediciones y Revistas, Bogotá, 1963).

La respuesta de Desquite al MOEC (Movimiento Obrero Estudiantil de Colombia) fue negativa en el sentido de que le era imposible abandonar su personal (que según señalaba era numeroso en caso de emergencia) debido a la delicada situación que se presentaba en la región donde operaban.

Entre algunos de sus apartes destacamos:

“Ha respecto de nuestra lucha, yo muy bien lo entiendo las cosas y cuales son los fines de la lucha; pero existen cosas las cuales nosotros no podemos aceptar, pues en primer lugar usted muy bien lo han visto, que nosotros emos librado contra toda clase de gobiernos; pero en una forma totalmente aislada, y ese aislamiento no se debe a nosotros… llegamos al caso de que los miembros de un comando nacional que debieron llegar a estas montañas a traer una voz de aliento, cosa que eleva la moral del cuerpo guerrillero, pues no se ve así, pues de que en qué forma se puede hacer una revolución con palabras, o papeles no se hace nada… ni siquiera como antes digo una voz de aliento; pues una comisión de esa directiva que llegase  asta estas montañas con algún mensaje de lucha sería cosa esencial… ala reunión no podemos asistir por cuanto… tú más o menos a oído decir como está esto por acá, y el personal no se puede abandonar un solo momento. En asuntos de esa directiva como te digo han falta acción que cuantos problemas emos tenido que afrontar, por ejemplo con sangre (negra?) llegamos a vivir casi divididos y asta se puso su gran persona al servicio de la oligarquía, y luché asta que hoy ya conquisté esa gente que estaba totalmente extraviada,  cuento con más de mil hombres integrados a nuestra lucha, claro que no en armas pero sí listos para algún caso apurado que muchos de ellos salen  y luego vuelven a sus labores, y así siguiendo estrictamente las ciento cincuenta preguntas a un guerrillero emos venido consiguiendo mucho probecho…” (Moncada Alonso).




Una de las características más singulares de Desquite fue la alta popularidad que alcanzó entre los campesinos de la región donde operaba.

La relación de su cuadrilla con los campesinos tuvo la siguiente evolución:

“1. El 4 de diciembre de 1961 se afirma que “Desquite” empieza a recibir contribuciones de algunos finqueros”, es decir, que cuenta con un apoyo económico esporádico de un limitado número de propietarios rurales y que ese apoyo es, además, voluntario.

2. Seis meses más tarde, el 4 de junio de 1962 y según la misma fuente “se comprueba que toda la región rural del Líbano apoya con impuestos a “Desquite”, lo que implica una sorprendente expansión de su influencia que no puede ser explicada simplemente como resultado de un uso sistemático de la coacción como el mismo ejército pretendía hacérselo creer a la opinión pública.

3. Dentro de este proceso de rápidas transformaciones, sólo tres meses después, el 30 de agosto de 1962, “se comprueba la exigencia de impuestos o contribuciones a varios finqueros de la región”. Empezaba, pues, a implantarse la cuota forzosa, cuyo significado depende, naturalmente del punto de vista que se adopte. Para los grandes propietarios este era un signo inequívoco de degeneración de su lucha;  para los campesinos esta era una muestra de que “Desquite” empezaba a ponerse ahora firmemente de su lado por encima de las fronteras partidistas, o por lo menos del lado de los campesinos liberales a pesar de los hacendados de su propio partido”. (Sánchez G. Gonzalo).

Es importante señalar el vínculo que tuvieron algunas cuadrillas bandoleras con directorios políticos. Desquite no fue la excepción, pues se confirmó que él tenía contactos con algunos directorios políticos del norte del Tolima.

“En la sesión vespertina de la Cámara del 7 de mayo de 1963 se afirmó, con base en fotografías llevadas al DAS y el Ministerio de Gobierno, que “Desquite” “era el distribuidor de la propaganda de un grupo político en cierto sector del norte del Tolima”. (Anales del Congreso, 1963).

El respaldo que ofrecieron algunos políticos a este tipo de organizaciones permitió que continuaran suscitándose hechos de violencia, como lo afirmó Germán Guzmán:

“Mientras tal sea el proceder de algunos altos políticos; y mientras éstos vengan al Congreso otorgando previamente respaldo moral a los asesinos a cambio de votos; y mientras tal cosa acontezca sin condenación pública en los órganos de opinión, es infantil pretender que cese la violencia”. (Guzmán Campos, Germán y otros).

El 17 de marzo de 1964 Desquite fue localizado en la finca “El Perú”, vereda “Rosacruz”, corregimiento de Junín, municipio de Venadillo, gracias a la información de un civil seguida de la actuación del ejército y la policía, quienes rodearon la cabaña donde se encontraba e iniciaron las acciones que darían como resultado la baja de este bandolero.

Los soldados comenzaron a insultarlo y a gritar que estaba al borde de la muerte, a describir exactamente, con sarcástica alegría, cómo lo iban a acabar y cómo tendría que morir a pedacitos, lentamente, sin la menor oportunidad de defenderse. Lo eliminarían como se extermina un animal peligroso, y en forma tal que ninguno de los militares correría el menor riesgo. Luego arrojaron granadas de mano hacia la choza, hasta que volaron tanto a ésta como a su ocupante. El ejército llamó después a un helicóptero que durante los siguientes días transportó el cadáver de Desquite por todas las veredas del Líbano y municipios circundantes”. (Henderson James D. Cuando Colombia se desangró…).





La versión oficial de los hechos afirmaba que  “Desquite” se encontraba en compañía de tres bandoleros más. Alfonso Parra (alias Pata de Chivo), Gustavo Avila (alias Veneno), Alberto López (alias Peligro), en poder de quienes se encontró el siguiente material bélico:

1°. “Desquite”.- Un fusil de siete milímetros, número 2733, con noventa y seis cartuchos, un revólver calibre 38 largo, número 2073 y siete cartuchos para el mismo.
2°. Gustavo Avila (a. “Veneno”)- Un fusil punto treinta, número 16342, con ciento cinco cartuchos.

3°. Alfonso Parra (a. “Pata de chivo”) Una carabina Cristóbal Kiraly M.2., Número 7972, con cuatrocientos veintitrés cartuchos.

4°. Alberto López (a. “Peligro”)-Un fusil punto treinta, modelo 1940 con ciento diez cartuchos y una granada de fragmentación Americana (MK2). (Echeverry Villa, Danilo).

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*NOTA: Alias “Desquite”, cuyo verdadero nombre era José William Angel Aranguren (1936-1964), nació y creció en una de las zonas más golpeadas por la denominada Violencia en Colombia, en el departamento del Tolima. Se hizo célebre por las masacres, asesinatos, robos y crueldad inaudita para con sus víctimas inocentes. Su aureola de terror y temor se convirtió en mito, a tal punto que sus escapes más inverosímiles fueron noticia y titular de periódicos. No solamente asesinaba a sangre fría, sino nadie podía capturarlo.

En ese revoltijo de heredades violentas a la colombiana, el poeta Gonzalo Arango, reflexiona sobre el mito Desquite. Pero Gonzaloarango profetizó su resurrección, y en esta tierra de barbaridades así ocurrió, más o menos, un cuarto de siglo más tarde; que aún soportamos: (“Desquite resucitará, y la tierra se volverá a regar de sangre, dolor y lágrimas”).
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**MARQUETALIA LA VIOLENCIA EN PROVINCIA 1946-1965/ WALTER B. RAMIREZ HERRERA/ MARTHA CECILIA JIMENEZ PERAFAN/ IMPRENTA DEPARTAMENTAL DEL VALLE DEL CAUCA/ SANTIAGO DE CALI/ 2002


Edición Número 54, Girardot, Enero 29 de 2019


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viernes, 18 de enero de 2019


Edición Número 53, Girardot, Enero 18 de 2019:-GONZALO ARANGO (1931-1976) (PRIMERA PARTE)





                                                            Edición Número 53 Girardot, enero 18  de 2019



GONZALO ARANGO 
(1931-1976)



 BOCETO BIOGRAFICO*


POR EDUARDO ESCOBAR**

(PRIMERA PARTE)



https://www.gonzaloarango.com/imagen/gonzalo-arango-13.html



Hasta que comienza a firmarse Gonzaloarango y se encuentra con Amílcar en La Bastilla, que es un café de Medellín.

Cuando el joven Gonzalo Arango Arias abandonó la universidad para entregarse a la literatura, se retiró a una finquita de unos parientes suyos, acompañado por un perro viejo y una calavera, robada en el cementerio de San Pedro de Medellín, que le recordara sus ensueños de gloria.  Solamente comían naranjas, me contaba, él y el perro porque la otra ya había comido; don Paco Arango, su padre, fue a visitarlo, preocupado.  Y no le gustó ni cinco lo que vio: el joven poeta macilento y amarillo, el amasijo de huesos ácidos amargamente despelambrado, se entregaba a escribir una novela. El título decía todo. Se llamaba Después del hombre.

En esos pueblos necesitados de Antioquia entonces, parroquias mineras agotadas, pedreros de ilusiones, cafetales y entre esas gentes cerreras y desconfiadas, breñosas y prácticas, un escritor era un bicho de lo más raro, una pérdida de tiempo. Don Paco que era como todos los pacos de esos pueblos, cándido, crédulo, sensato y obvio, le rogó compungidamente que se dejara de pendejadas, que volviera a la universidad  más bien, que terminara el derecho. Gonzalo permaneció inflexible. Tenía que terminar de escribir esa novela antes de pensar en otra cosa. Mi vida está puesta ahora en la literatura, papá, no hay nada que hacer, le dijo. Don Paco resignado le contestó: Bueno mijo, entonces siga escribiendo si quiere: solamente le voy a pedir una cosa: que sea siempre un hombre bueno.

 No conocí a don Paco pero me lo imagino, trabajador y piadoso. La anécdota lo pinta de alma entera. De Gonzalo puedo decir que no es fácil hallar en este mundo cuadrado personas desplegadas como él, sin pliegues. Siempre intentó ser fiel al ruego de su padre.




https://www.slideshare.net/KevinEscobar13/nadasmo-de-gonzalo-arango-16784020?nomobile=true&smtNoRedir=1




Es difícil aceptar que los amigos se mueren y que pasarán estas montañas; no me acostumbro a pensar que es ahora un puñado de cosas inertes, azufre y cal, el polvo que levantan los veranos. Nunca podré convertirlo en potasio literario. Para mí es irremediablemente más que una ficha bibliográfica, que una mosca en la sopa de letras, que un poeta fichado y alfabéticamente muerto. También es el soplo de la presencia arrebatada de mi lado por la irresponsabilidad de los dioses, la gracia de un amigo sobre esta tierra ametrallada de odios, con quien compartimos el privilegio de un instante dorado que pasó, no, que permanece en el tiempo de la memoria por el milagro del amor. La palabra inventada por Gonzalo y que nosotros también convertiríamos en nuestro santo y seña, nadaísmo, no es apenas una simple aventura literaria en la cual comprometimos el alma hasta el último hueso, sino el negocio afortunado y azaroso en el que invertimos la moneda de oro de la vida. No me costará esfuerzo ser imparcial. El amor nos permitirá ser desapasionados.

El proyecto es el de una realidad separada, preparada, contra los trazos marchitos de la costumbre, la blanda cortesía del acomodamiento, el código del reloj geométrico y productivo que nos vampiriza, el sopor mecánico de las esponjosas apariencias rutinarias donde estamos atrapados como moscas hasta que se produce la revelación de la poesía de lo maravilloso cotidiano. La biografía de un artista, la más exhaustiva como el menor boceto, toda imagen provisional de él, debería reflejar el desarrollo de la construcción singular, la generación y la parábola de este ambiente mejorado. El artista es el hombre, el alma y el sentido drásticamente impuestos a la naturaleza.

El nadaísmo fue para Gonzalo Arango el espacio inventado, suficiente y gastado, de la brega por conquistarse contra las sucesivas ilusiones de sí mismo. Su obra es el hombre que consiguió hacerse. La algarabía, el manifiesto porfiado de la propia presencia, la afirmación desvergonzada que no tiene miedo de equivocarse mientras arde, el hervidero de volubilidades son las quimeras de camino de uno que se persiguió encarnizadamente: “Ser cada día diferente es la manera de ser fiel a sí mismo.” (Adangelios, Bogotá, Editorial Montaña Mágica). Que recoge el eco de su brujo mentor, Fernando González: “El hombre que no se contradice es porque está muerto”.



Fernando Gonzalez
https://es.wikipedia.org/wiki/Fernando_Gonz%C3%A1lez_(escritor)



Los amigos de Gonzalo Arango fuimos testigos próximos y atónitos de las trágicas erosiones de sus entusiasmos, el desmoronamiento de los galopes en la sima, del recambio de piel de cada año; inexplicablemente para nosotros, a veces una simple palabra recogida del aire, la charla ocasional de un panadero, un verso o el encuentro con una mujer lo revolcaba todo en él… y simplemente cambiaba de dirección y de vida, como si la rebelión y el asco contra el estado de cosas por la utopía de sí mismo, comprendiera la ciega confianza también, la sumisión a los guiños de la realidad que nos atrae a la secreta vocación. El propósito está impreso detrás del caleidoscópico fluir de las tentaciones y los augurios que hay que saber leer, seguir… o preceder como a las cruces. Cada día es una alucinación nueva. Todo mañana utopía. Cada entrada en una isla sagrada que tampoco existe. Ninguna dura. Porque el ser es la búsqueda. De encantamiento en desencanto de sirenas. Un día me dijo frente a un cementerio: la muerte no existe. ¡El colmo de las ganas de inventarse!

Los que se sienten encarnados en un destino parecen desvalidos y sombríos, pero son contagiosos e impregnantes. Y tienen un intenso poder para alterar la vida de aquéllos que se les acercan atraídos por el tormento del sediento. Gonzalo Arango suscitaba desde la universidad adhesiones apasionadas y mezquinos rencores, celos y entusiasmo. Por su parte sabe distinguir a sus amigos y buscar a sus enemigos donde los necesitaran sus incendios justicieros. El Profeta, se hizo llamar. No era una broma nadaísta. Se sentía sembrado en el poder de la misión.

El nadaísmo era una técnica también, para la percepción de lo maravilloso cotidiano. El hábito exaltado. No tenemos sentido. La magueria era darnos sentido y sacarle el jugo a las incertidumbres.

“Son de Medellín, más de cuatro, pero sólo sobresalen cuatro por ahora. gonzaloarango, agitador principal del movimiento y el mayor del grupo (26 años) que escribe su nombre y apellido en una sola palabra y con minúscula, y Amíncar (sic), Guillermo y Alberto, que no usan apellido. Se llaman nadaístas porque no creen en nada y porque todo les importa nada, excepto la poesía. Son poetas, al menos de confesión y están escribiendo su poesía. Todavía no tienen una definición completa de doctrina, la están elaborando y se encuentran en vías de publicar el consabido manifiesto, inédito aún por falta de plata, según ellos dicen”. 



https://www.gonzaloarango.com/imagen/gonzalo-arango-34.html


Con notas como ésta aparecida en Cromos el 28 de julio de 1958 (ilustradas con fotos de Alberto Escobar, Guillermo Trujillo, Amílcar Osorio y Gonzalo, comenzó a irradiarse el nadaísmo en Colombia, eso que nadie supo lo que fue, si un cuerpo de ideas, un brote de locura, la poesía nueva, un fenómeno sociológico de la miseria o un perfume en una fábrica de martillos. Gonzalo Arango había nacido en Andes, Antioquia, en 1931, en una de esas familias antioqueñas como dicen allá, de blancos, pero honrados y honrados pero pobres, su padre era el telegrafista del pueblo, se llamaba Francisco y le decían Paco, y la madre, doña Magdalena Arias se encargaba de las labores de la casa que es como llaman en Antioquia el claro oficio de dar a luz y criar a los hijos. Trece tuvo doña Magdalena. Gonzalo el menor. Una misionera seglar, no faltan las gentes de iglesia en estas castas, un contabilista, siempre alguno ha de entender de números en estas familias incontables, uno que hacía política en el Chocó, un comerciante en Buga, algunas señoras de costura y chocolate… los Arango también tuvieron su loquito –o así lo veían ellos- la ñaña, que se metió a poeta…

Las ovejas negras (o poéticas) de estas aristocracias de la paciencia comienzan por ser promesas de la estirpe, el pichón de cura que llegará a obispo o el cachorro de abogado que ascenderá a intrigante. Gonzalo fue el cachorro hasta cuando abandonó el derecho –por una siniestra inclinación a torcerlo todo, confesó más tarde, y fascinado por los entierros ralos y dignos de los pobres que subían al cementerio de San Lorenzo que era   en Medellín el enterradero de la anónima mayoría, los de ruana, detrás de cuyos féretros se iba, atisbando, como hubiera dicho Fernando González, las agonías. Se empuerca cada vez más en la brega política municipal. Debe esconderse como un criminal. Pierde su juventud, piensa en casa consternado. Y de ñapa, les funda el nadaísmo (era como para que perdiera del todo las esperanzas doña Magdalena) y en Medellín, para ajustar, la Ciudad Pacata de Colombia, Eterna Primavera de la Hipocresía, la Asustadiza y cruel y Vengativa y Corrompida y Rezandera, Roma de las Rifas y las Tramas, regida hasta hoy por los enredijos de rata del tanto por ciento y el cuánto me debés. (Como la queremos.)

Por una diabólica simplificación los antioqueños confunden el misterio de un destino con la ramplonería del oficio, la vivencia con la supervivencia, un lugar en este mundo con una casilla en la nómina; la meta es acomodarse y la virtud medrar. Eldorado del paisa es culminar una carrera o alcanzar el éxito –que para ellos es el triunfo de los tejemanejes del trueque, la compraventa y el contrabando. Esto angustia, es tétrico e insalubre para crecer, afea y ennegrece la juventud y el aprendizaje de la aritmética, ciencia esencial entre tenderos, reino de la bárbara sensualidad, entendedor del mundo como acumulación y ruido, acción y excremento.

En Andes Gonzalo se destaca entre sus condiscípulos por su dedicación, en la universidad también se gana los premios al mejor lector de la biblioteca, brilla su charla, atrae y gusta. Pero el estudio sigue siendo lo único que importa, después de Dios y Patria, y como éstos, se soporta sin chistar, hay tomarlo en serio. Somos conscientes de la responsabilidad de amoldarse y de ser eficientes cumplidores. Hasta cuando finalmente muchos libros comienzan a minar el rendimiento académico y nos damos cuenta de que vivimos la muerte disimulada por los espejos, el paisaje del pasado de repostería, las promesas del paraíso final…, si aguantamos, y comprendemos que la mítica arcadia antioqueña de todo el maíz y Gregorio Gutiérrez González, el heroísmo de la raza jamás existieron o existen solamente para justificar vergüenzas, encubrir injusticias añosas, callar solapadas violencias eternas. Dios no existía. El cielo está vacío. O en todo caso nuestro Dios no podía ser el mismo que alumbraba la poca caridad de los desequilibrios. A los fusilados se los tragaba la noche, los ríos borrachos, para que no estorbaran de día sobre la tierra. Y los contaban las campanas sin nombrarlos. Eso decían las sombras. Los silencios. Y los cuentos de las viejas sirvientas venidas del campo. A veces el busto del Indio Uribe del patio del Liceo amanece abatido por las hordas. Qué significa eso. Uno no puede hacer nada. Uno asiste a la escuela. Canta los himnos consabidos. E iza la bandera los sábados (si le va bien). Uno vagabundea por la plaza como una hoja desprendida del árbol, va a la iglesia, es irreal, se santifica, peca, duda, obedece, crece, no sabe si es bastante bueno y, sobre todo se aburre como una piedra sobre una mesa, cuando no está temblando…


El río nos lavaba la mugre racional, la costra de deberes del catecismo, la oratoria de aludes de azufre dominicales consagrados. La libertad abierta del campo, los vientos aromados, nos amparan momentáneamente de la norma mortal. Nos devolvían el paraíso de la inocencia perdida en el juego de las negras obligaciones.







Así aprendimos  a sentir la vida intelectual como padecimiento. La reflexión singular acerca del mundo como rebeldía. La sensación limpia del cuerpo como pecado. Las aspiraciones al ser como orgullo. En el callejón sin salida, el problema ara como convertir  el sentimiento de pecado en inocencia… Para Gonzalo Arango, arrancado de la naturaleza, de su pueblo en el campo, el arte realiza la única libertad posible. Es su nostalgia de la desnudez antigua: “helechos con olor a leche / leche con olor a madre… y el amor como una puerta que abre la casa del alma.” (Fuego en el altar, Plaza y Janés.) La naturaleza contra el arte, la naturalidad frente a la disciplina moral, el amor por la madre, el regreso al útero de Dios, a veces se sublima en manifiesto de lo primitivo: “Eramos reyes y nos volvieron esclavos / Eramos hijos del sol y nos consolaron con medallas de lata / Eramos poetas y nos pusieron a recitar oraciones pordioseras / Eramos felices y nos civilizaron / ¿Quién refrescará la memoria de la tribu? / ¿Quién revivirá nuestros dioses? / Que la salvaje esperanza siempre sea tuya, querida alma inamansable”.

Eramos más o menos conscientes de que vivíamos una cultura de la muerte, el aburrimiento de los cadáveres amojonados. Los horribles cuentos del folclor europea que arrullaban los insomnios de la primera infancia con malignidades, regalos envenenados, manzanas de doble filo y criminales abandonos, y las otras narraciones densas de nuestro folclor de monstruosidades, crueles descuartizamientos, cortesdefranela, antropófagas matanzas sacrílegas y grises vilezas corroboraban la opacidad del sentimiento. Contra esta desesperanzadora negación de la felicidad de la carne, contra esta civilización que se horroriza ante el amor, surgió el nadaísmo con el poder de la juventud de acero del león y la alegre voluntad de encantar la realidad, con ensalmos poéticos la norma letal desangrante, el degradante sonambulismo vacío de fantasmas del orden establecido. Fernando González nos decía: -Nacen para estudiar, estudian para conseguir trabajo, trabajan para casarse, se casan para tener hijos y tienen hijos para morirse. Están muertos desde el principio.




Eduardo Escobar (Joven)
http://eduardoescobar.co/poesia/





El nadaísta tenía que ser la otracosa-nocosa, aunque fuera un fracaso florido de hombre pero no la turbia expectativa del cadáver con los pasos contados en la estadística, que se las tira de vivo en el circo del respeto humano.

La obra y la vida de Gonzaloarango  y del Gonzalo Arango de después, están desgarradas por la nostalgia de Gonzalo Arango de antes, de la libertad del río materno de la adolescencia andina. El espléndido poeta urbano de los albores románticos del nadaísmo no nos engaña: su goce de la ciudad es el padecimiento, la acepta y cansa… pero el sentimiento está en la añoranza de las piedras del río del salvaje sentir, la entrega a la pureza solar sin la elaborada malicia del pensamiento, que purifica los pecados lunares y nocturnos del egoísmo lunar y la razón. “Sería tan feliz allá, tan aterradoramente feliz, pero al precio de mi alma. Desgraciadamente carezco de la hermosa virtud de preferir la felicidad al sufrimiento creador. En fin, soy así y me rindo a la fatalidad irremediable de no poderme soportar sin sentirme padecer en los infiernos del arte” (Cromos, agosto de 1969).

-Y no traigas libros-, me advertía cuando me invitaba a que rodáramos los ríos negros de las selvas húmedas llenas de loros dadaístas, a las islas salvajes de las místicas fantasía ecuatoriales, a siestear como lagartos o a cazar tesoros en el páramo (demasiado superficiales siempre para las palas de dos poetas tan profundos o al contrario).



Gonzalo Arango y Eugenio Evtushenko
http://eldominionoexiste.tumblr.com/post/17722556276
6/evtushenko-y-gonzalo-arango-el-colibr%C3%AD-enciende



Agricultor de vocación, se declara en uno de sus primeros textos nadaístas.

La desgarrada condición es auténtica, no simple mimesis de lecturas necias, sartrismo tropical; arrojado en la ciudad-laberinto, desterrado viajero en las palabras, prisionero de la jaula de conceptos culturales, cultuales, su condición es la del niño-poeta-campesino-con-las-alas-del-río-cortadas, trasplantado a la ruda ciudad competitiva y floreciente, a la cual no conseguirá adaptarse del todo ni puede renunciar a ésta porque lo necesita, porque tiene una misión por cumplir aquí. La palabra que la salvará de sí misma reside en él. Hasta el día de su muerte los edificios de lánguidas culatas, encolmenados de ventanas iguales, le recordarán tumbas ricas y pobres de la misma simétrica muerte rasera y miserable del tener o no tener. El reino del poeta no es lo congelado, es la montaña navegante, cambiante. Teme la ciudad rumbosa, se sumerge en ella rencorosamente, es un extraño allí, pero allá solamente podrá entregar su profecía de dudas y razones, la miel del miedo, el profeta bautizado en el río pueblerino y que intenta regresar a éste por caminos tortuosos, sesgados,  haciéndose nadie, nada, ninguno, desolación. (¿Todos somos Ulises? ¿Cada vida es un gran regreso? Algunos de nuestros amigos terminaron ciertamente convertidos en unos cerdos incurables. Otros debieron perder la memoria porque no puedo acordarme de ellos. Algunos se ahogaron en el naufragio de la literatura. Gonzalo no sabía bailar. En cambio nadaba como un pez.)

Ve la ciudad, (Fuego en el altar, página 94) como acorralamiento, enervamiento, alienación enfermiza. Es la batalla encarnizada que hay que dar en el aire de Armagedón de las imprentas y las disputas, en las plazas patibularias, en el teatro de las prostituciones convenidas… pero todos los años el cuerpo olvidado necesita ser recuperado en el río,  extraído de las tortuosas preguntas de tierra firme de la trascendencia, los problemas del arte, las razones de la historia, el espejismo del hombre moderno, la patria de la escritura. A cualquier parte,  a cualquier parte, con tal que sea fuera de este mundo, que decía el otro, a las selvas de la locura, a las sierras adustas, al desierto de las iguanas, a los hornos de Puerto Berrío, a las bucólicas bahías, a las escarpadas desmesuras antioqueñas llenas de tesoros, al Vaupés de árboles desgarbados y caños míticos con nombres de dioses y diablos, al Amazonas donde dicen que nacen las nubes, a los llanos monótonos como platos vacíos, a las islas donde los mares se muerden la cola, a Villadeleyva. Lejos de los intelectuales, esa peste. Yo soy de otra raza, me escribe un día.

Generoso en todo, era también generoso con los dones líricos de la inocencia del río. Regresaba siempre con las maletas llenas de cocos, con jaulas de loros y de micos,  hamacas, para sus amigos y para sus amores, trofeos de totumas, corbatas chistosas, tabacos de contrabando, yerbas brujas, ron pirata.


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NADAÍSMO*


POR EDUARDO ESCOBAR**



Jotamario Arbeláez, Jaime Jaramillo Escobar, Eduardo Escobar 
y el difunto Elmo valencia
http://ntc-eventos.blogspot.com/2017_09_21_archive.html


Nació en 1958 en Medellín con el lanzamiento del Manifiesto Nadaísta por Gonzalo Arango. Significaba una revolución en la forma y el contenido del orden espiritual imperante en Colombia.

Tenían un extenso programa de subversión cultural (estético, social, religioso), que apoyándose en la duda y en elementos no racionales y teniendo como arma la negación y la irreverencia, el desvertebramiento de la prosa y el inconformismo continuo buscaban el cuestionamiento de la sociedad colombiana.

La aspiración del nadaísmo era desacreditar el orden instaurado en aquélla época. El nadaísmo nacía de una sociedad que si no había muerto “apestaba”, apestaba a cucharadas sudadas a regimiento, a sotanas sacrílegas, a maquinaciones políticas, a literatura rosa.

Este movimiento era el resultado de un cambio de ritmo histórico y violento que desquició las estructuras de la sociedad y los valores espirituales del hombre colombiano. Para la juventud era un estado esquizofrénico –consciente contra los estados pasivos del espíritu y de nuestra cultura. Era una juventud atolondrada ante el mundo de horror de la era espacial en la que habían nacido y a la que no se habían acostumbrado.

Declaraban no estar al servicio de ningún partido político nacional o internacional, lo que no los excluía de la posibilidad del deber intelectual al servicio de una causa que beneficiara la paz, el progreso de la humanidad, la libertad del arte y del pensamiento en todas sus manifestaciones. Defendían como razón de ser todos los movimientos literarios y artísticos de vanguardia de América Latina y Colombia.

Pensaban crear la revista Nada, que luego fue Nadaísmo 70, con ocho números de 1970-1971. Esta surgió bajo la consigna –locura, viscosidad, revolución, desorden, belleza nueva y verdad desvestida. En esta revista tuvieron cabida todos los representantes del grupo influidos un poco por el surrealismo, el existencialismo francés y de la beat generation norteamericana.

Algunos de ellos se han definido como un estado revolucionario del espíritu que excede toda clase de previsiones y posibilidades, o como una aventura al servicio de lo maravilloso.


Manifiestos:

1958           Primer Manifiesto Nadaísta.
1959           Los Camisas Rojas.
1959           Primer Manifiesto Vallecaucano.
1960           Mensaje bisiesto a los intelectuales colombianos.
1960           Exposición radiantiva de la Poesía Nadaísta.
1961           Manifiesto a los escribanos católicos.
1962           Mensaje a los académicos de la lengua.
1963           Las promesas de Prometeo.
1963           Dignidad y desamparo del Arte.
1964           El sermón atómico.
1965           Manifiesto Nadaísta al Homo Sapiens.
1966           Manifiesto Poético.
1967           Terrible 13 manifiesto Nadaísta.
1968           El Nadaísmo y las fuerzas desarmadas.
1968           El Nadaísmo informa.
1971           El Nadaísmo con Fidel.
1978           Al sacerdote poeta Ernesto Cardenal.


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*GONZALO ARANGO/ EDUARDO ESCOBAR/ PROCULTURA S. A. / EDITORIAL NOMOS/ BOGOTÁ/ 1989
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**EDUARDO ESCOBAR nació en Envigado el 20 de diciembre de 1943. Estudió con los padres Esculapios, en Medellín, con los hermanos maristas en Bogotá y en el seminario de Misiones de Yarumal. De allí cayó en la aventura nadaísta y sus primeros poemas tuvieron un éxito relativo que lo convertiría en el niño prodigio de la literatura colombiana. Recorre el país dictando conferencias, ofreciendo recitales de sus poemas: vendía sus libros para sobrevivir. En la década del setenta se radica en Bogotá, donde desempeña diversos oficios (inoficios dice él). Hace publicidad, artesanías, prueba en la agricultura y el comercio. Mientras tanto, recoge Confesión Mínima, para la editorial Tercer Mundo; Cantar sin Motivo: una antología de sus poemas para Colcultura y las cartas de Gonzalo Arango  con sus amigos nadaístas. Su obra se compone provisionalmente de una docena de libros, publicaciones en los principales diarios colombianos y en las minúsculas revistas de quijotes aficionados. Actualmente se desempeña en una extensa novela autobiográfica, pule un cartapacio de poemas en prosa y aspirar a editar sus Ensayos e intentos. Para descansar, pinta acuarelas, sopla una flauta de arce y escucha música contemporánea.
(La nota es de 1989)




Edición Número 53, Girardot, Enero 18 de 2019


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