Edición Número 44, Girardot, Noviembre 26 de 2018:-(IV) UN DÍA SIGUIENDO A JORGE ELIÉCER GAITÁN
Edición Número 44 Girardot, noviembre 26 de 2018
UN DÍA SIGUIENDO A JORGE ELIÉCER GAITÁN
(IV)
Gaitán era un
hombre con carisma y magnetismo avasallante, su carácter generaba el aura que
atraía a quienes lo trataron. En
esta jornada política hacia la
presidencia “Jorge Eliécer Gaitán fue
recibido por el pueblo con manifestaciones de profunda simpatía y aplausos
prolongados, que lo obligaron a aguardar varios minutos antes de iniciar su
oración que fue sencillamente magistral.” La mitad de la población de
Girardot lo esperaba en la calle…
Caminó lentamente
hacia el balcón del Gran Hotel, colgado sobre el Camellón del Comercio, recorrido
por la suave frescahúmeda brisa del río Magdalena a trescientos metros de allí,
que removía las hojas de acacias,
algarrobos y almendros… Su apellido y su nombre eran plegaria que incendiaba la
noche, diez mil gargantas devotas le impedían agradecer su apoyo a un hijo del
Tolima que quería ser presidente de un país semi feudal para iniciar una larga
marcha hacia el poder, el desarrollo y la paz.
Levantó su brazo
derecho con el puño cerrado y fue rayo y trueno; la plegaria parecía dicha por
veinte mil gargantas. Levantó su otro brazo con la mano abierta que luego cerró
como con puño de acero, piedra milenaria y veinte mil brazos se irguieron con
los puños cerrados repitiendo hasta el delirio su apellido, consigna política,
refrescante, húmeda, humana.
Fundidos en única
alma popular, Jorge Eliécer Gaitán se inspiraba, tomaba el amor irreprochable
del pueblo girardoteño para reafirmar el camino hacia la verdad y la libertad.
Si alguna vez en un repliegue de su mente pensó (equivocadamente) desandar un
paso de su destino, este torrente de fe lo desanimó. Nunca hubo marcha atrás.
Diez minutos eternos, interminables, pasaron. Gaitán entonces abrió sus puños y
sus manos pidieron calma, hasta que poco a poco se hizo silencio. Su mirada se
transformó, sus ojos se fundieron con el infinito, lanzando un grito de
batalla: “Pueblo liberal de Girardot”, y se hizo la luz en el cielo; las masas
desobedecieron, una vez más veinte mil gargantas triplicaron Gaitán! Gaitán!
Gaitán! Y comenzó la conversación. ¿Quién de los ciudadanos girardoteños no
conocía a Jorge Eliécer Gaitán? Aquel que se paseaba por toda la ciudad como
uno más de ellos, era uno de ellos: pueblerino a veces, culto, amoroso con su
pueblo, arrogante.
Girardot era el
verdadero lugar de inicio de la jira política por la presidencia de la
República; venía a pedirle al pueblo girardotense su apoyo, su voto, por el candidato
Chaparraluno Darío Echandía, hermanado con Girardot por diversos vínculos, candidato
de una fracción importante del partido liberal colombiano en oposición al
candidato de las oligarquías liberales y conservadoras, Eduardo Santos,
propietario del diario EL TIEMPO.
GAITÁN. RETRATO DE CANO
Gaitán era claro y
terminante, metódico, maestro en diseccionar la realidad que lo circundaba
desde su punto de vista. “Los temas
sociales, el análisis del momento político, la posición de las vanguardias
democráticas, las campañas desleales que se adelantan contra el movimiento que
aspira a llevar a Echandía al solio de los presidentes. Fueron temas tratados
con maestría, con elegancia, con acento cálido, con sinceridad y emoción. Nunca
Girardot había oído a Gaitán más elocuente, más convictivo, más avasallador...”
Con grito agudo… “Una vez más afirmó ante las masas, que proceden
de mala fe quienes, a falta de programas y de razones afirmativos y concretos
de Darío Echandía, apelan al recurso desleal y minúsculo de hacer circular
asardinadamente la especie falsa y procaz de que es comunista el arrollador
movimiento democrático que rodea y respalda la candidatura de Darío Echandía”.
Se trataba del cuento chimbo de engatusar al pueblo con chismes como ese,
táctica que a veces rendía frutos. Años atrás los calificativos eran: masones,
enemigos de la religión católica, ateos, hijos del diablo y revolucionarios
liberales. El nuevo orden o desorden mundial con la revolución bolchevique,
colocó sobre la memoria humana el término socialista, comunista; y ahí fue
Troya, bocado de cardenal para quienes comían cardenal.
1937. HORIZONTES
Luego de treinta
minutos de exposición ardorosa, combativa, esperanzadora, sus seguidores
perfilaban la tarea histórica de derrotar la maquinaria oligárquica
bipartidista a punta de votos, que columbraba en el horizonte político
colombiano. Su verdadero punto de encuentro de clase no había llegado a su
máximo, Gaitán no lo vivió en carne propia; el Frente Nacional, engendro
pérfido no se encontraba purificado en su peor estado maligno, pero avanzaba.
La prueba de fuego fue su magnicidio. Estaba lejos de imaginárselo, a contracorriente
de su intuición.
Tras tres descargas
electrizantes, levantó su puño de hierro derecho para despedirse de su pueblo
amado. Otro atronador e insondable aplauso recorrió la ciudad. Gaitán se
retiró. Un nuevo escalón lo acercaba en su cita magna con la historia.
________________
NOTA: La saga de cuatro notas publicadas con este mismo título se
originaron con el periódico UNION LIBERAL, Bogotá, 1937, GAITÁN, de Milton
Puentes y el periódico EL DIARIO, (Girardot) ediciones de los años 1951 y 1954.
Edición Número 44, Girardot, Noviembre 26 de 2018
**
*
No hay comentarios:
Publicar un comentario