lunes, 26 de noviembre de 2018


Edición Número 44, Girardot, Noviembre 26 de 2018:-(IV) UN DÍA SIGUIENDO A JORGE ELIÉCER GAITÁN 





                                                            Edición Número 44 Girardot, noviembre 26 de 2018

UN DÍA SIGUIENDO A JORGE ELIÉCER GAITÁN (IV)


POR CARLOS ARTURO RODRÍGUEZ BEJARANO





1960. GIRARDOT. MONUMENTO A J. E. GAITÁN. PARQUE GAITÁN



Gaitán era un hombre con carisma y magnetismo avasallante, su carácter generaba el aura que atraía a quienes lo trataron. En esta  jornada política hacia la presidencia “Jorge Eliécer Gaitán fue recibido por el pueblo con manifestaciones de profunda simpatía y aplausos prolongados, que lo obligaron a aguardar varios minutos antes de iniciar su oración que fue sencillamente magistral.” La mitad de la población de Girardot lo esperaba en la calle…

Caminó lentamente hacia el balcón del Gran Hotel, colgado sobre el Camellón del Comercio, recorrido por la suave frescahúmeda brisa del río Magdalena a trescientos metros de allí, que  removía las hojas de acacias, algarrobos y almendros… Su apellido y su nombre eran plegaria que incendiaba la noche, diez mil gargantas devotas le impedían agradecer su apoyo a un hijo del Tolima que quería ser presidente de un país semi feudal para iniciar una larga marcha hacia el poder, el desarrollo y la paz.

Levantó su brazo derecho con el puño cerrado y fue rayo y trueno; la plegaria parecía dicha por veinte mil gargantas. Levantó su otro brazo con la mano abierta que luego cerró como con puño de acero, piedra milenaria y veinte mil brazos se irguieron con los puños cerrados repitiendo hasta el delirio su apellido, consigna política, refrescante, húmeda, humana.

Fundidos en única alma popular, Jorge Eliécer Gaitán se inspiraba, tomaba el amor irreprochable del pueblo girardoteño para reafirmar el camino hacia la verdad y la libertad. Si alguna vez en un repliegue de su mente pensó (equivocadamente) desandar un paso de su destino, este torrente de fe lo desanimó. Nunca hubo marcha atrás. Diez minutos eternos, interminables, pasaron. Gaitán entonces abrió sus puños y sus manos pidieron calma, hasta que poco a poco se hizo silencio. Su mirada se transformó, sus ojos se fundieron con el infinito, lanzando un grito de batalla: “Pueblo liberal de Girardot”, y se hizo la luz en el cielo; las masas desobedecieron, una vez más veinte mil gargantas triplicaron Gaitán! Gaitán! Gaitán! Y comenzó la conversación. ¿Quién de los ciudadanos girardoteños no conocía a Jorge Eliécer Gaitán? Aquel que se paseaba por toda la ciudad como uno más de ellos, era uno de ellos: pueblerino a veces, culto, amoroso con su pueblo, arrogante.

Girardot era el verdadero lugar de inicio de la jira política por la presidencia de la República; venía a pedirle al pueblo girardotense su apoyo, su voto, por el candidato Chaparraluno Darío Echandía, hermanado con Girardot por diversos vínculos, candidato de una fracción importante del partido liberal colombiano en oposición al candidato de las oligarquías liberales y conservadoras, Eduardo Santos, propietario del diario EL TIEMPO.




 
GAITÁN. RETRATO DE CANO
                                      


Gaitán era claro y terminante, metódico, maestro en diseccionar la realidad que lo circundaba desde su punto de vista. “Los temas sociales, el análisis del momento político, la posición de las vanguardias democráticas, las campañas desleales que se adelantan contra el movimiento que aspira a llevar a Echandía al solio de los presidentes. Fueron temas tratados con maestría, con elegancia, con acento cálido, con sinceridad y emoción. Nunca Girardot había oído a Gaitán más elocuente, más convictivo, más avasallador...”

Con grito agudo… “Una vez más afirmó ante las masas, que proceden de mala fe quienes, a falta de programas y de razones afirmativos y concretos de Darío Echandía, apelan al recurso desleal y minúsculo de hacer circular asardinadamente la especie falsa y procaz de que es comunista el arrollador movimiento democrático que rodea y respalda la candidatura de Darío Echandía”. Se trataba del cuento chimbo de engatusar al pueblo con chismes como ese, táctica que a veces rendía frutos. Años atrás los calificativos eran: masones, enemigos de la religión católica, ateos, hijos del diablo y revolucionarios liberales. El nuevo orden o desorden mundial con la revolución bolchevique, colocó sobre la memoria humana el término socialista, comunista; y ahí fue Troya, bocado de cardenal para quienes comían cardenal.





1937. HORIZONTES

                                                                       
Luego de treinta minutos de exposición ardorosa, combativa, esperanzadora, sus seguidores perfilaban la tarea histórica de derrotar la maquinaria oligárquica bipartidista a punta de votos, que columbraba en el horizonte político colombiano. Su verdadero punto de encuentro de clase no había llegado a su máximo, Gaitán no lo vivió en carne propia; el Frente Nacional, engendro pérfido no se encontraba purificado en su peor estado maligno, pero avanzaba. La prueba de fuego fue su magnicidio. Estaba lejos de imaginárselo, a contracorriente de su intuición.

Tras tres descargas electrizantes, levantó su puño de hierro derecho para despedirse de su pueblo amado. Otro atronador e insondable aplauso recorrió la ciudad. Gaitán se retiró. Un nuevo escalón lo acercaba en su cita magna con la historia.
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NOTA: La saga de cuatro notas publicadas con este mismo título se originaron con el periódico UNION LIBERAL, Bogotá, 1937, GAITÁN, de Milton Puentes y el periódico EL DIARIO, (Girardot) ediciones de los años 1951 y 1954.




Edición Número 44, Girardot, Noviembre 26 de 2018



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