sábado, 5 de mayo de 2018


Edición Número 23, Girardot, Mayo 5 de 2018 – VÍCTOR EDUARDO PRADO DELGADO

                                                            Edición Número 23, Girardot, Mayo 5 de 2018



VÍCTOR EDUARDO PRADO DELGADO
1942 (ALVARADO) 2018 (IBAGUÉ)

POR CARLOS ARTURO RODRÍGUEZ BEJARANO




Víctor Eduardo Prado Delgado
1942-2018



Este 27 de febrero de 2018 falleció VÍCTOR EDUARDO PRADO DELGADO, escritor, periodista, historiador, miembro de la Academia de Historia del Tolima. Un hombre importante para el departamento y para quienes han investigado el fenómeno de la Violencia en el Tolima y en Colombia, en donde sus hechos y secuelas descritas, contadas, informadas  con un tratamiento especial, han contribuido a generar hipótesis acerca del surgimiento de un periodo nefasto y la oportunidad de la paz en nuestro país. Y a enterarnos un poco cuál fue el horror acaecido.

Esa fue su faceta con mayor reconocimiento, pero también tuvo otras aparte de ser corresponsal de guerra de El Cronista de Ibagué y El Espectador, como  corresponsal de La Voz del Tolima en Bogotá, y otras emisoras de Ibagué y Alvarado. Asesor de Prensa y Protocolo del Senado de la República, Jefe de Prensa de la Cámara de Representantes, Asesor del Consejero  Presidencial, Emilio Urrea Delgado en el gobierno de Carlos Lleras Restrepo, Diputado de la Asamblea del Tolima, Jefe de Anales  de esta y concejal de Alvarado. Y entre actividades fue corresponsal para televisión del noticiero NOTICOLOR por cinco años, del Noticiero de la Noche por dos años y como buen liberal fundó el Semanario Tolima Liberal.

Sus hijos, las columnas escritas al fragor del periodo  doloroso de las víctimas inocentes de la Violencia, que con el pasar de los años se convirtieron en libros. Cierta magia permite acomodar en unos pocos centímetros cuadrados de papel, miles de palabras para procrear un libro, muchos libros. Y no hay duda que VIPRADEL fue nombre sonoro para miles de tolimenses que vivieron la Violencia en carne propia, como para otros que en la zozobra descubrieron cómo y cuándo salieron corriendo de su tierra para no morir bajo las balas de bandoleros y asesinos, chusmeros en argot popular.




Academia de Historia del Tolima honra la memoria de 
Víctor Eduardo Prado Delgado









Academia de Historia del Tolima honra la memoria de 
Víctor Eduardo Prado Delgado


Pero fue en los nueve últimos años de su vida que VIPRADEL comenzó a darle vida a sus escritos sobre bandoleros, repúblicas independientes, barbaries y organizaciones guerrilleras. Tiene adicionalmente en su haber libros publicados como: Sangrenegra VIDA Y CRÍMENES (2016),  El General Matallana, Guerrero y pacificador del Tolima (2015), Violencia en el Tolima. Ríos de sangre, Muerte y Desolación (2014),  La Barbarie en el Tolima después del 9 de abril de 1948 Tomo II (2013), La Barbarie en el Tolima después del 9 de abril (2012),  Sur del Tolima ´Terror´ Repúblicas Independientes (2011),  Bandoleros “Imágenes y Crónicas” (2010),  Bandoleros “Historias no contadas” (2009).

Pero es su último libro, Sangrenegra, el que llamó mucho la atención de los lectores y académicos. Como se sabe, Sangrenegra, bandolero liberal (se nacía conservador o se nacía liberal en esos tiempos) es un personaje sobre el cual medio país tiene la referencia de haber sido genocida, pero, y ocurre con muchos personajes, no todo está dicho y Víctor Eduardo desde sus notas periodísticas, nos lo muestra.











Prado Delgado cubrió con su pluma de cronista, la geografía manchada de sangre por Jacinto Cruz Usma, conocido como Sangrenegra por su inmisericordia con sus víctimas. En la finca El Jardín, corregimiento de El Bosque (Municipio de Murillo), el primero de julio de 1932, Telmo Cruz y María de Jesús Usma tuvieron a Jacinto. El 1° de mayo de 1964 fue enterrado en un punto denominado El Topacio, Totarito (Municipio de Santa Isabel), cerca de la Ermita donde hizo una de sus peores masacres (20 de septiembre de 1963).  En el municipio de El Cairo, departamento del Valle del Cauca, tras un enfrentamiento con fuerzas armadas, cayó muerto Sangrenegra. Cincuenta y dos años después del entierro de ese hombre cruel, en las estribaciones del nevado del Tolima, registra en 412 páginas apretadas, la misma geografía desde el recuerdo de quienes sobrevivieron al genocidio de uno de los hijos de la llamada Violencia en    Colombia.

Tras viajar a pie, en bestia y en campero, logró entrevistar a muchos para que contaran parte del horror, tras la denominada pacificación del periodo frentenacionalista, sumándole los gobiernos que la democracia imperfecta colombiana ha construido. Ellos  vivieron en carne propia en veredas y corregimientos de Anzoátegui, Murillo, El Líbano, Alvarado, Venadillo, Ambalema, Piedras, Armero-Guayabal, Santa Isabel, Fresno, San Juan de Rioseco, Chaguaní, El Cairo (Valle)..., el infierno. En cierto sentido revivieron desde una relativa tranquilidad detalles olvidados y la sensación de ver las cosas con un poco de sabiduría, pero sin lograr olvidar.








1964 (Mayo 1°). El ataúd contiene los restos mortales de
Jacinto Cruz Usma Sangrenegra el día de su entierro







Vipradel esta saga, que quizás no advirtió sería la última de su periplo vital, la acompañó con transcripciones de diversos artículos que escribió y publicó en su dilata actividad, al lado de fotografías que reflejan el dolor de la violencia criminal y el sinsentido del asesinato, que aún no se marcha de nuestra cotidianidad. Pluma descarnada, con material fotográfico abundante y abrumador.

Como documento y herida de vida este libro convalida la idea de nunca olvidar nuestro pasado, a pesar de que la historia se repite. Dos hechos me llaman la atención de Víctor Eduardo Prado, ambos según su afirmación, nunca ningún medio escrito lo publicó: la masacre de una humilde familia cuando se dirigían a la fiesta religiosa de la Virgen de la Coloya  (municipio de Lérida) en 1952 y la masacre  que padeció Sangrenegra cuando sus víctimas de Anzoátegui, mataron 27 de sus bandoleros en una emboscada. Un ciclo que se repite: la retaliación, la venganza, elementos de los cuales nuestra sociedad en este preciso momento quiere dejar atrás. Por ahora, el registro de lo que pasó, contar la historia, su contribución a no olvidar, ni a desesperarse. Así pues “olvidar lo malo es, a veces, tener buena memoria”.  La aparición de sus libros constituye una excelente contribución al acervo historiográfico del Tolima y del país.

La Academia de Historia del Tolima deploró su fallecimiento: “…su reconocida vocación en el campo del periodismo le permitió plasmar en  sus libros, los relatos y vivencias históricas de una época de la violencia en que el Tolima y la nación atravesaron graves dificultades económicas y sociales, acompañadas de sucesos que desestabilizaron la paz colombiana. Estos fueron escritos con imparcialidad y ética periodística, virtudes que caracterizaron de forma perenne al académico VICTOR EDUARDO PRADO DELGADO.”

De parte nuestra, presentamos condolencias y solidaridad para su esposa María Nohory Arguello de Prado, sus hijos Nohory Victoria, Víctor Eduardo y Carmen Lucía y sus familias.

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NOTA:
En busca de libros de historia conocí a Víctor Eduardo en la sede de la Academia de Historia del Tolima en sus  últimos años de vida; luego, entre uno y otro inevitable y delicioso tinto, me contó algunas cosas de sus libros, en particular el de Sangrenegra. Meses después hubo otra charla acompañados por un amigo. Fue la última. Una nota sobre aquel libro apareció en EL DEMOCRATA de Girardot, como le habíamos prometido. Después continué enviando por uasap ediciones de mi blog sobre historia de Girardot, hasta cuando por vía telefónica me contó sus dificultades en materia de salud. Acordamos visitarlo para expresarle personalmente mejores días en su recuperación física, a finales de enero o principios de febrero, entregarle ediciones del periódico aquel, y algunos libros. El viaje se dilató y no fue posible. CARB



Edición Número 23, Girardot, Mayo 5 de 2018



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