miércoles, 25 de octubre de 2017




Edición Número 7, Girardot, Octubre 25 de 2017 – LAS CASAS EN GUATAQUÍ 



                                                                 Edición Número 7, Girardot, Octubre 25 de 2017



LAS CASAS EN GUATAQUÍ

POR CARLOS ARTURO RODRÍGUEZ BEJARANO

Las construcciones* para vivienda, edificios públicos y el único templo católico son muestras arquitectónicas por defender, recrear, dar a conocer, valorar en su justa expresión cultural como la repuesta de una comunidad que decidió a través de la simbiosis mestiza vivir a gusto con sus ranchas de palma calicá y /o palma real, paredes de bahareque, estupenda madera como el iguá, guayacán, cuala –entre otros-, caña de chusque y/o guadua que se adecua de manera precisa para la embarrada dando origen a las paredes. Una vez apaciguado el barro con excremento de vacuno aparece eterno y luminoso el blanco de la cal y el carburo.
Casas de ancho frente, columnas exteriores en madera, amplísimo patio con ambulante ganado menor y bestias de carga como instrumentos de producción, de gran importancia en una naturaleza piramidal, en donde el producto se obtiene en la base de la misma.
El patio se comunica con la calle en línea recta a veces, a veces por medio de un zaguán curvo por cuya salida entra la mitad de la vida; puertas de madera dura a dos hojas, cortada vertical u horizontalmente.
En la década de los 40, los pisos en ladrillo agrandado (tableta) y los andenes con piedra de río eran lugares comunes; andenes que son muestra de una no buscada cálida sensación de inercia con la naturaleza del medio ambiente. No se buscaba, simplemente se vivía. Por la misma época un alcalde so pretexto de multa en dinero, obligó a muchos propietarios a encementar el frente de muchas viviendas, en particular las ubicadas alrededor o cerca de la plaza principal. Auténtico o no, el progreso encementado entró a formar parte definitivamente del conjunto urbano de Guataquí, sin soslayar los demás elementos inherentes a este tipo de construcciones. Al parecer, puesto que no se construían andenes empedrados en las viviendas, sino terraplencitos bordeados de guadua mitasiada, sostenidos por estacas delgadas de madera clavados en la madre tierra.
La característica de la vivienda común y corriente de ahora nada tiene que ver con el recuerdo de lo que sus gentes identifican como las más viejas. Recuerdo, porque fueron feamente “arregladas” con portones y ventanas de metal sin especie alguna de laboriosidad o elemento humano expresivo de algún rasgo creador. Zócalos de cemento y techo de zinc del más barato; el resultado: una edificación muy caliente como fenómeno de la tugurización y un baculazo del modernismo mal entendido a una expresión de la cultura de este pueblo que desaparece lentamente ante la presencia impasible de una comunidad y su dirigencia, incapaces de defender el trabajo del hombre y su resultado.



Archivo CARB


El conjunto en un momento dado estuvo acompañado por calles laboriosamente empedradas (piedra pequeña de río donada por el invierno anual cuando arrastra su cargamento pétreo para vivificar un espíritu de roca). Por causas desconocidas en la cabecera municipal toda, no se empedró. Las que quedaron en piedra en parte se encuentran cubiertas de tierra luego de la epopeya inconclusa de tender la red del acueducto (aún falta la del alcantarillado). La simbología humana de la piedra de río es como una piel femenina recién lavada, cabellos húmedos, piel limpísima dispuesta a enlodarse para nuevamente bañarse; es como cuando el mundo muestra su rostro recién lavado, el mejor de los mejores.
Una civilización de ladrillo pretendidamente más importante que la de la tierra vivificada, arrasa constantemente el medio donde habitamos. Es cierto que el tipo primigenio muestra que durante las infinitas guerras del siglo pasado, no se conoció de algún incendio generalizado. Tampoco durante el período de la violencia. Más bien algunos diabólicos pirómanos azules hicieron arder gran parte del archivo municipal junto a 400 volúmenes de la Biblioteca del Concejo durante la década de los años 50.
Las construcciones en ladrillo y zinc, se generalizarán en el futuro, en particular si se lleva a feliz término la urbanización de los ejidos municipales (MANGAS). Sin embargo, lo que puede hacerse es mantener las características de casa fresca (térmica), utilizando la opción de la piedra, para andenes, de fácil adquisición en la región.
Si queremos que llegue a ser así, es necesario que usted amigo, hermano guataquiseño, hermano de la región, haga valer su voz. Su casa es una joya, siéntase orgulloso de su refugio hogareño, su casa es la mejor posible que pudo obtener. ¿Por qué no la blanquea ahora que se acercan las celebraciones de fin de año?
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*(Publicado en EL RELOJ DEL PUERTO, GIRARDOT (CUNDINAMARCA) AÑO I, N°1, DICIEMBRE 6 DE 1985. Para esta edición se agregaron cortas precisiones)





Colección CARB


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                                                                        Edición Número 7, Girardot, Octubre 25 de 2017
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