miércoles, 27 de marzo de 2019

Edición Número 4, Guataquí, mayo 23 de 2017



GUATAQUÍ EN EL SIGLO XIX


Por Carlos Arturo Rodríguez Bejarano


La dinámica de los hechos políticos y económicos en Europa se transmiten generando inconformidad, rumores y levantamientos que se agregaban a los que la población soportaba por el estricto monopolio que se ejercía sobre la producción tabacalera en un claro estado de independencia económica que urgentemente pedían entre otros su cura Fray José Ignacio Pescador que el 29 de febrero de 1808 se quejaba al Virrey sobre el desorden en que vivían los indios por falta de juez, por lo cual cambió a su Teniente Valentín García por Manuel Méndez. Fray José Ignacio sería uno de los firmantes del Acta de Independencia de 1810.

El proceso de formación del Estado Nacional con las puertas interminables entre poderes locales y entre éstos con el poder colonial contribuyó a empobrecer su economía y a disminuir su población. Sin duda donde se originaron lazos afectivos y económicos con los independentistas en términos políticos comenzó a conformarse lo que posteriormente se denominó como revolucionarios o liberales. Con justa razón la región contribuyó efectivamente con soldados y pertrechos a cada revolución que consideraba justa en su momento y que sencillamente era la respuesta positiva de un poder local constituido por muy pocos que generalmente eran los más ricos y poderosos.

La producción libre de tabaco entre 1845 y 1860 permitió cierta prosperidad al propiciar movimientos poblacionales y de mayor liberación de la mano de obra para el cultivo de la hoja favoreciendo mayores salarios, incremento poblacional y ampliación de la frontera agrícola en las tierras planas de su jurisdicción. Los intercambios comerciales con Ambalema y Honda se incrementaron de manera notable, percibiéndose lentamente su relativa importancia como puerto fluvial de la zona.

Otro producto primario que influencia la situación económica es el añil entre 1860 y 1864, que desafortunadamente fue menor que el impulso dado por la producción tabacalera. A final de siglo aún continuaban estos dos productos junto al maíz impulsando su economía.

A mediados de siglo se genera un proceso de adquisición de tierra por parte de comerciantes y personas adineradas para roturar tierras para la producción ganadera. La carne de vacuno se instala dentro de la dieta cárnica montuna de los habitantes de una vasta zona que comprende los climas medios y calientes el occidente y suroccidente de Cundinamarca y los ribereños cercanos del Tolima Grande. El precio de la tierra y del ganado bovino se torna importante elemento de los ricos y los nuevos ricos; la gastronomía lugareña recibe un habitante más.



GUATAQUÍ, reunión comunitaria, plaza principal, años 1930 aproximadamente




Dentro del proceso colonial la reducción de indios, la creación de pueblos de indios y posteriormente los resguardos indígenas fueron figuras de expoliación y exacción sobre los pobladores naturales que continuaron indelebles durante el período de Independencia tanto que el proceso avasallante del capital comercial y la ambición desmedida del poder latifundista terminaron consiguiendo que en 1843 los últimos indígenas vendieran a Ramón Lombana las tierras del resguardo, siendo entonces indios principales los Solaques, Cupitos y José Botín.

Como ya habíamos mencionado su ubicación geográfica era estratégica y mucho más cuando de guerra se trataba, así que el Libertador Simón Bolívar pasó por Guataquí el 15 de diciembre de 1821 procedente de Tocaima; hasta hoy nadie recuerda su paso que debió ser ligero.

La poca experiencia por tratar de desarrollar las regiones ubicadas en la vertiente occidental de la Cordillera Oriental se refleja en el interés creciente por comunicar a Bogotá por el Río Magdalena a través de una línea férrea que nunca llegó a concretarse a pesar de que se concedieron privilegios para usufructuar la misma en caso de construirse. Los privilegios en el momento de la llegada de los españoles es una figura que permitió la creación de elites locales y nacionales para controlar el Estado.

Luego de contribuir a casi todas las guerras civiles del siglo en el bando liberal, su máxima expresión la dejó sentada en la conformación de combatientes guerrilleros macheteros al mando del coronel Tulio Varón, en la gran última guerra civil, la de los mil días (1899-1902), gesta recreada por el escritor tolimense Gabriel París. Nicolás Cantor guataquisence raizal, contribuía solidariamente con su contingente de guerreros al coronel, contribuyendo con su ejemplo a la fama de héroes, desafortunadamente perdedores pero ante todo altivos; la historia de los cuarenta años siguientes les daría la razón, desgraciadamente también. El siglo se despide con esta, la centralización del país y la desaparición de los Estados federados, convertidos en organizaciones menores.


Edición Número 4, Guataquí, mayo 23 de 2017



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