Edición Número 4, Guataquí, mayo 23 de 2017
Por Carlos Arturo Rodríguez Bejarano
La dinámica de los hechos políticos y económicos en Europa se transmiten
generando inconformidad, rumores y levantamientos que se agregaban a los que la
población soportaba por el estricto monopolio que se ejercía sobre la
producción tabacalera en un claro estado de independencia económica que
urgentemente pedían entre otros su cura Fray José Ignacio Pescador que el 29 de febrero de 1808 se quejaba al Virrey sobre el
desorden en que vivían los indios por falta de juez, por lo cual cambió a su
Teniente Valentín García por Manuel Méndez. Fray José Ignacio sería uno de los
firmantes del Acta de Independencia de 1810.
El proceso de formación del Estado Nacional con las puertas
interminables entre poderes locales y entre éstos con el poder colonial
contribuyó a empobrecer su economía y a disminuir su población. Sin duda donde
se originaron lazos afectivos y económicos con los independentistas en términos
políticos comenzó a conformarse lo que posteriormente se denominó como
revolucionarios o liberales. Con justa razón la región contribuyó efectivamente
con soldados y pertrechos a cada revolución que consideraba justa en su momento
y que sencillamente era la respuesta positiva de un poder local constituido por
muy pocos que generalmente eran los más ricos y poderosos.
La producción libre de tabaco entre 1845 y 1860 permitió cierta
prosperidad al propiciar movimientos poblacionales y de mayor liberación de la
mano de obra para el cultivo de la hoja favoreciendo mayores salarios,
incremento poblacional y ampliación de la frontera agrícola en las tierras
planas de su jurisdicción. Los intercambios comerciales con Ambalema y Honda se
incrementaron de manera notable, percibiéndose lentamente su relativa
importancia como puerto fluvial de la zona.
Otro producto primario que influencia la situación económica es el añil
entre 1860 y 1864, que desafortunadamente fue menor que el impulso dado por la
producción tabacalera. A final de siglo aún continuaban estos dos productos
junto al maíz impulsando su economía.
A mediados de siglo se genera un proceso de adquisición de tierra por
parte de comerciantes y personas adineradas para roturar tierras para la
producción ganadera. La carne de vacuno se instala dentro de la dieta cárnica
montuna de los habitantes de una vasta zona que comprende los climas medios y
calientes el occidente y suroccidente de Cundinamarca y los ribereños cercanos
del Tolima Grande. El precio de la tierra y del ganado bovino se torna
importante elemento de los ricos y los nuevos ricos; la gastronomía lugareña recibe
un habitante más.
GUATAQUÍ, reunión comunitaria, plaza principal, años 1930 aproximadamente |
Dentro del proceso colonial la reducción de indios, la creación de
pueblos de indios y posteriormente los resguardos indígenas fueron figuras de
expoliación y exacción sobre los pobladores naturales que continuaron
indelebles durante el período de Independencia tanto que el proceso avasallante
del capital comercial y la ambición desmedida del poder latifundista terminaron
consiguiendo que en 1843 los últimos indígenas vendieran a Ramón Lombana las
tierras del resguardo, siendo
entonces indios principales los Solaques, Cupitos y José Botín.
Como ya habíamos mencionado su ubicación geográfica era estratégica y
mucho más cuando de guerra se trataba, así que el Libertador Simón Bolívar pasó
por Guataquí el 15 de diciembre de 1821 procedente de Tocaima; hasta hoy nadie
recuerda su paso que debió ser ligero.
La poca experiencia por tratar de desarrollar las regiones ubicadas en
la vertiente occidental de la Cordillera Oriental se refleja en el interés
creciente por comunicar a Bogotá por el Río Magdalena a través de una línea
férrea que nunca llegó a concretarse a pesar de que se concedieron privilegios
para usufructuar la misma en caso de construirse. Los privilegios en el momento
de la llegada de los españoles es una figura que permitió la creación de elites
locales y nacionales para controlar el Estado.
Luego de contribuir a casi todas las guerras civiles del siglo en el
bando liberal, su máxima expresión la dejó sentada en la conformación de
combatientes guerrilleros macheteros al mando del coronel Tulio Varón, en la
gran última guerra civil, la de los mil días (1899-1902), gesta recreada por el
escritor tolimense Gabriel París. Nicolás Cantor guataquisence raizal,
contribuía solidariamente con su contingente de guerreros al coronel, contribuyendo
con su ejemplo a la fama de héroes, desafortunadamente perdedores pero ante
todo altivos; la historia de los cuarenta años siguientes les daría la razón,
desgraciadamente también. El siglo se despide con esta, la centralización del
país y la desaparición de los Estados federados, convertidos en organizaciones
menores.
Que bonito conocer la historia del municipio donde vives!!!
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