Edición Número 4, Guataquí, mayo 23 de 2017
Por Carlos Arturo Rodríguez Bejarano
Guataquí es un puntico
en el mapa del mundo con 446 años de destino mestizo en donde gracias a la
excelsitud del trópico colombiano entre las cordilleras Central y Oriental mantiene
un constante clima tropical seco a través de todo un año (28 grados
centígrados). Ubicado a 40 asfaltados kilómetros de la grata ciudad de
Girardot, un automóvil demorará 35 minutos en arribar desde ésta hasta el marco
de su plaza rectangular sin nombre. Los algarrobos y el río Magdalena reciben
al visitante con sus brazos húmedos a manera de zaguán encantador para que
usted amigo visitante goce y sienta la sabrosura de unas hermosas playas como
no las hay desde más arriba de Suárez (Tolima) hasta bien debajo de La Dorada
(Caldas).
Usted no debería
perderse su encanto; imagine por un momento los buques de guerra durante el
siglo pasado y en el siguiente, los buques de carga y pasajeros de una fugaz
bonanza cafetera cuando la única carretera la constituía “el río de las
tumbas”. Imagínese los alborotos cuando siendo paso obligado para casi todos
los científicos y aventureros del anterior siglo, estos afinaban sus plumillas
y faltriqueras para engrosar el hatillo de dibujos del mundo con un atractivo grabado
del paso del Magdalena en Guataquí, dibujo que junto con 391 más El Áncora
Editores entregó a los amantes del recuerdo el año inmediatamente anterior bajo
el título “América Pintoresca”.
Pero Guataquí tiene
riquezas que casi nadie conoce. Usted amigo puede acampar en sus playas y
pescar a cualquier hora. Le sugerimos que lo haga en la noche bajo las
estrellas y el viento templado de rumbo occidente-oriente; nunca lo olvidará.
Usted puede gozar tres ríos más: el río SECO, fuente de salud y vitalidad en
sus aguas termales, situada su desembocadura a kilómetro y medio del caso
urbano; durante el verano es un hermoso riachuelo que amorosa y plácidamente
confluye con el Magdalena.
El río OPIA, desemboca
por la margen izquierda (Tolima) más abajo del río SECO, con un extraordinario
aroma de ostras de agua dulce. Puede remontarlo en canoa con o sin motor fuera
de borda (en Guataquí tenemos tres motorcanoas a su servicio), pescar y poner a
prueba sus antiguos o recientes retozos infantiles de su vida en el campo.
El río TOTARE por la
misma margen del anterior y un poco más adelante, es rico en diversas
variedades de peces.
Si cree que hace falta
el agua azufrada, debe estar muy tranquilo pues también las tiene esta graciosa
madre tierra. Los baños azufrados de la quebrada MACANDA, tienen historia. Si
posee motocicleta o automóvil puede torcer el rumbo 2 kilómetros antes de
llegar al casco urbano partiendo de Girardot en el sitio denominado EL BAGAL. A
MACANDA se llega por una destapada carretera bien conservada; son apenas 20 minutos encajonados entre
verdes cerros que finiquitan en la carretera Central.
Esta tierra surtidora
de indios hasta cuando desaparecieron en el siglo XVIII, tras de sí y sin
proponérselo (¿tal vez?) regó como buen recuerdo guacas, y claro un cementerio.
En el casco urbano, exactamente en LA PLAZUELA (plaza pequeña), inmediatamente
y al frente de la casa de Calixta, se observan huesos con forma humana que al
intentar rescatarlos se transforman en polvo. Aún no se ha establecido si es porque
son demasiado antiguos o porque la composición química del suelo los ha
“molido” hasta deleznarlos. Investíguelo usted. Se lo agradeceremos de
antemano.
Cada Agosto se celebran
tradicionales fiestas que coinciden con las de su patrono El Santo Domingo de
Guzmán. Es otra forma de aproximarse a la idiosincrasia de su gente.
Para cada mes de Abril
deseamos conmemorar el aniversario de su fundación. Esperamos que llegue a ser
así.
Guataquí tiene servicio
de fluido eléctrico, teléfono automático; al finalizar el año es muy probable
que el acueducto comience a mojar los rostros de sus moradores. El
alcantarillado se iniciará este año.
Por su gente no hay de
qué preocuparse; son muy pacíficas, honradas y trabajadoras. No exageramos para
que nos crea. Decimos la verdad y si no, puede venir a comprobarlo. No sueñe
demasiado con el aire acondicionado, la piscina y el ventilador eléctrico. La
mejor terapia comprobada por cada generación es la convivencia con la
naturaleza, plantas y animales. Su real y práctica inserción en ella es más
efectiva que atolondradas sesiones de sicoanálisis.
¡LO INVITAMOS A GUATAQUÍ!
(FUENTE: JORNADA CULTURAL Año II, N° 92,
Guataquí-Cund., Octubre de 1985)
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