Edición Número 7, Girardot, Octubre 25 de 2017 – EL CLUB DEL COMERCIO
Edición Número 7, Girardot, Octubre 25 de 2017
EL CLUB DEL COMERCIO
Desde
nuestro arribo a Girardot se nos distinguió por nuestro viejo y querido amigo,
el distinguido caballero D. Guillermo Duffo con una galante invitación al
elegante Club del Comercio, que
administra y dirige experta y gallardamente, con su exquisita cultura, con sus
maneras y su distinción de hombre de mundo formado en los grandes centros y su
contacto directo con las más selectas sociedades.
El galante Sr. Duffo nos ha mostrado el
Club del Comercio con todas sus anexidades,
salones, comedores y departamentos, y en verdad que nada tiene este culto
centro que envidiar, por su elegancia y confort
auténticos, a los mejores y más chics
establecimientos de su clase.
El Club
del Comercio es un lujo de Girardot. Está ventajosamente situado en el
centro moderno, como si dijéramos en el corazón de la ciudad nueva. Da sobre la
“Avenida Medina,”* hermosa
y pintoresca, si las hay, con sus árboles frondosos, de tropical exuberancia,
con sus edificaciones siglo XX, con sus brisas vivificantes y su movimiento
perpetuo. A la entrada, mirando a la avenida, el Bar o cantina satisface
ampliamente todas las exigencias de los más refinados clubmen. En los calurosos medios días, a la charla de los sabrosos causseurs que toman helados suculentos y
aguas frescas, suele mezclarse el mágico taponazo del champagne frappé, o el retintín sonoro de las copas de cognac o de
ron.
Un elegante aparato se destaca en el
centro del Bar. Es el refrigerador, tan útil como magnífico, que contiene el
hielo que refresca las bebidas y que al mismo tiempo surte a toda la cálida
ciudad de ese artículo tan indispensable en estos climas, como delicioso y
refrescante.
Al lado está el salón de billar,
espacioso, fresco, con su magnífica mesa, alrededor de la cual, al tac tac
vibrante y sugestivo de las bolas, se unen las pisadas, los gritos y las
conversaciones sonoras de los jugadores y de la barra fija.
En la noche el Club del Comercio, espléndidamente iluminado a giorno con luz eléctrica, presenta un aspecto admirable que
invita a descansar de las faenas del día. En los salones de tresillo, de póker,
de chaquete, de ajedrez, los jugadores, ora silenciosos, ora vociferantes, se
disputan los giros varios de la suerte, para analizar enseguida el chipolo y la
contrabola, la escalerilla o el fullhand.
1960. Camellón del Comercio con Carrera 10a. Esq.
(Colección privada)
Los pasillos están a toda hora llenos
de gente. Allí pulula lo más distinguido, la élite de la alta sociedad girardotense de ambos sexos, reunida con
los pasajeros de alcurnia que llegan a la ciudad; allí, entre el vocinglerío de
los gentleman, el frou frou de los
trajes, las más altas damas, las empingorotadas matronas y las más gallardas señoritas, revolucionarias de almas y
corazones, animan el Club con el imperdible prestigio del eterno femenino, y
desgranan sus sonoras risas juveniles, como repiques de gloria, como orquestas
de cascabeles, que alternan con las exclamaciones ruidosas de los tiradores al
blanco. En sus mecedoras, moviéndose a compás y tomando fresco, gentes de pro
hojean los diarios capitolinos y se dan a comentar a viva voz los tópicos de
mayor y más interesante actualidad.
El depósito de filtros, que posee en
abundancia el Club del Comercio representa
un nuevo, eficacísimo progreso para Girardot, y resuelve el grave y complicado
problema del agua potable en una ciudad. Porque el hermano Magdalena, con toda
su majestad y su poderío de señor de la comarca, lleva en su seno todo un
caudal caliginoso y denso.
Pero en donde vive la verdadera y gran
fuerza del establecimiento, la almendra del Club, es donde está y debe estar la
de todos los restaurantes del orbe; el Sr. Duffo gourmet refinado y hábil, que cuando es preciso interviene en el
movimiento de las cocinas, ha hecho que por los amplios y frescos comedores
circule un ambiente de confortable gastronomía aristocrática y que presida las
comidas, los lunchs, los almuerzos y
los banquetes el espíritu auténtico del incomparable Brillat Savarin.
El servicio de comedores, que se hace a
la carta, es rápido, limpio, suculento y confortable; en una palabra: correcto.
Hemos frecuentado la mesa del Club y ella, en su confort no cede en un ápice a las de los principales centros de su
género en el país.
El comedor central ostenta pomposamente
una radiante vajilla de plata repujada en cuyas piezas deslumbrantes se miran,
se reflejan y se multiplican los rojizos focos incandescentes, , y al frente un
original abanico eléctrico, igual a los que hay en los demás salones, ventea
vertiginosamente la atmósfera caldeada, y con sus compañeros de los otros
elegantes departamentos establecen en todo el Club poderosas y refrigerantes
corrientes de aire puro y vivificante y al henchir las venas de los pulmones
hacen de nuestra sangre, no el licor de mandrágoras que estremeció al poeta,
sino un elixir de amor y de vida.
El Club
del Comercio de Girardot, es, en fin, una elocuente manifestación del
progreso creciente y sólido de esta deliciosa ciudad llamada por mil causas y
títulos a ocupar un alto puesto en el porvenir de Colombia.
Un Repórter de “GIRARDOT.”
(GIRARDOT Serie 2ª, Girardot, Octubre 24 de 1908)
* La Avenida
Elisio Medina era el nombre que entusiastas y minoritarios próceres de la
alcurnia social del momento deseaban imponer como nombre para la más importante
Avenida de Girardot. Desde siempre conocida como Calle del Comercio o El Camellón, nombre capitalista, hacía honor
al programa no escrito del nacimiento de la burguesía nacional en el país de
Bolívar, al progreso, desarrollo y riqueza de la ciudad. Elisio Medina fue
gobernador del departamento de Cundinamarca, miembro del partido Conservador,
muy cercano al presidente Rafael Reyes, ejecutó meritorias acciones en
Girardot, pero sin duda en ese terreno liberal del desarrollo capitalista,
podían competir los paladines de marras. Durante un tiempo se le designaba así,
mas poco a poco, de manera particular, con
su retiro como Gobernador y la renuncia nunca clara del presidente Reyes
en alta mar, se extinguió el uso de su nombre. Se especula que la sede pudo ser
la actual Calle 16 o Camellón del Comercio con Carrera 10ª. esquina
noroccidental. (CARB).
Edición Número 7, Girardot, Octubre 25 de 2017
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